Arabia Saudí irrumpe como primer accionista de Telefónica al tomar el 9,9%

Bombazo en el panorama empresarial español. La operadora saudí STC, controlada de forma mayoritaria por el estado de Arabia Saudí, se ha convertido en el primer accionista de Telefónica al anunciar la compra del 9,9% del capital, a través de una inversión valorada en 2.100 millones de euros. 

A través de un comunicado, Saudi Telecom ha asegurado que la operación forma parte de sus planes de expansión y responde a una apuesta por el futuro de Telefónica y un respaldo a su estrategia.

Sin tomar el control

Además, STC asegura que no cuenta con la intención de tomar el control de la compañía ni tampoco una participación mayoritaria; la operación representa "una oportunidad de inversión para emplear nuestra fuerte posición de balance mientras mantenemos nuestra política de dividendos".

La adquisición se ha materializado a través de la compra de un 4,9% del capital a través de acciones y otro 5% mediante instrumentos derivados que se irán ejecutando conforme llegue su vencimiento.

Sin pasar por Moncloa

De este modo, la compañía saudí, una de las líderes del sector en Oriente Medio, se queda al borde de superar la barrera del 10% que le obligaría a solicitar la autorización del Gobierno, al tratarse de una empresa considerada como estratégica. 

STC pasa a ser el primer socio de Telefónica, por delante de BBVA y Blackrock, cuyas participaciones se sitúan cerca del 5%, de acuerdo con los registros de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). A continuación se sitúa Caixabank, que cuenta con un 3,5%. 

Un coche eléctrico de la marca Saudi Telecom en el MWC 2023 / LUIS MIGUEL AÑÓN (CG)

Por su parte, Criteria, el holding de participadas de La Caixa, controla algo más de un 2% de la operadora que preside José María Álvarez-Pallete.

Habitual en la cita del Mobile World Congress (MWC), Saudi Telecom fue creada a finales del pasado siglo por el Estado saudí, que cinco años después se desprendió de un 30% a través de una salida a bolsa. En la actualidad, la participación pública en la compañía se sitúa en el entorno del 65%.

Un 2% en Wall Street

La inversión saudí en Telefónica ha trascendido cuando las bolsas europeas ya habían echado el cierre de la sesión de este martes.

Sin embargo, la bolsa de Nueva York, en la que Telefónica cotiza a través de ADR, aun estaba operativa y contempló la reacción del valor, que avanzó casi un 2% tras hacerse público el comunicado.

Primera compra saudí

Se trata de la primera gran inversión de una compañía saudí en una cotizada española, un ámbito en el que sí cuenta con una presencia destacada otro Estado de Oriente Medio como Qatar, a la sazón, primer accionista de empresas como Iberdrola, Inmobiliaria Colonial e IAG, entre otras. 

Saudi Telecom no es ni mucho menos una desconocida para Telefónica. Sin ir más lejos, y en el ámbito del MWC, ambas firmaron un acuerdo de colaboración que supuso la incorporación de la compañía de Oriente Medio al Partners Program, una iniciativa lanzada en 2011 por la empresa española y de la que forman parte otros operadores de telecomunicaciones líderes y que cubre más de 65 mercados en Europa, América Latina, Oriente Medio y África.

Vocación de largo plazo

Esta alianza tiene como objetivo la colaboración para el desarrollo de servicios digitales relacionados con el comercio electrónico, el big data e internet de las cosas.

"Nuestra inversión en Telefónica refleja la confianza en su liderazgo, su estrategia y su capacidad para crear valor.  Como inversores a largo plazo, estamos dispuestos a fortalecer nuestra alianza", señala en el comunicado el consejero delegado de Saudi Telecom, Olayan Alwetaid.

Más compras en Europa

Con una plantilla de más de 17.000 trabajadores, STC cuenta con una facturación de más de 16.000 millones de dólares y beneficios anuales por encima de los 3.000 millones de dólares. 

La empresa enmarca la operación en un proceso de crecimiento inorgánico en segmentos como la comunicación, la tecnología y la información y menciona como ejemplo la adquisición de activos de antenas en países como Bulgaria, Croacia y Eslovenia.