El inversor ruso Aziz Jabarov arranca la reforma del Teatro Poliorama

En marcha. El inversor ruso Aziz Jabarov ha arrancado la reforma del Teatro Poliorama, con el que tratará de ampliar la oferta de grandes musicales en Barcelona. El también dueño de los Museos de las Ilusiones o Big Fun Museum ha dado el pistoletazo de salida a la rehabilitación de la histórica sala, para cambiar el concepto de negocio. 

Han informado de ello fuentes del sector, que han destacado que "han empezado las obras de transformación del Poliorama". Los trabajos tienen previsto dar la vuelta al espacio para que sea compatible con musicales de gran formato, como Mamma mia!, Billy Elliott o incluso El Rey león, productor muy consolidados en Madrid pero menos en la capital catalana. 

Precedente de Moscú

El empresario lo hará tras haber tejido mimbres en el sector cultural con el grupo Broadway Moscow, una productora que lleva 20 años atrayendo a musicales de factura estadounidense a la capital rusa. 

Entre otros, la firma, que presume de mover a 500.000 espectadores al año, ha cerrado producciones como Cats, Chicago o El fantasma de la Ópera.  

Dos inversores

Ahora, Aziz quiere repetir la experiencia en la capital catalana de la mano de dos inversores, uno nacional y otro de Estados Unidos. 

Tras la reforma, se espera que el primer espectáculo musical en el Poliorama arranque el próximo año. Los pases se compaginarán con el producto que tiene 3xTres, la gestora de la sala, fundada por Dagoll Dagom, Tricicle y Anexa. 

Se puede alquilar

De hecho, 3xTres es el inquilino actual del equipamiento, porque éste no se puede vender ni comprar. El Poliorama es propiedad de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, que tiene su sede en las plantas superiores del edificio. 

Es uno de los teatros que sí siguen abiertos en Las Ramblas de Barcelona, sumándose al Gran Teatre del Liceu y al Tablao Flamenco Cordobés. Por contra, el Club Capitol continúa cerrado desde su clausura en 2019, y el Teatre Principal sigue sin reformarse a la espera del pacto secreto entre Praktik y el Ayuntamiento de Barcelona para reconvertirlo en un centro cultural con un hotel añadido, como avanzó este medio.