La gran banca se apunta beneficios récord de 15.754 millones antes de un difícil 2023
Los resultados hasta septiembre llevan el optimismo a un sector que afronta un horizonte complicado desde los prismas macroeconómico y regulatorio
29 octubre, 2022 00:00Los grandes bancos españoles han cerrado los nueve primeros meses camino de un registro histórico de resultados, con un beneficio agregado para los cinco que cotizan en el Ibex 35 de 15.754 millones de euros. Sin embargo, el entorno bancario se aleja de la euforia, toda vez que es consciente de que afronta unos próximos trimestres plagados de dificultades y admiten, en público pero sobre todo en privado, que 2023 será un año difícil.
No es oro todo lo que reluce detrás de unos resultados que, en algunos casos, han dejado sorprendidos incluso a los más optimistas del mercado. Las cifras grandilocuentes dejan en un segundo plano escenarios que terminarán por aflorar, entre los que se encuentran el más que probable incremento de la mora, el fin de la liquidez del Banco Central Europeo (BCE) para arbitrar en el mercado, una economía con escaso crecimiento y nuevas cargas impositivas.
Una rentabilidad engañosa
Uno de los aspectos que más ha llamado la atención en los sucesivos resultados que se han ido publicando en cascada durante los últimos días ha sido el de la evolución de las rentabilidades, que se habían situado durante la pandemia en cotas mínimas después de años continuados con tipos de interés negativos.
El abrupto cambio de política monetaria en la zona euro como consecuencia de la desbocada inflación ha hecho que se vuelvan a ver ratios sobre activos tangibles que superan los dos dígitos. Pero esta constante se ha combinado con otra en forma de mensaje: aún queda recorrido para cubrir el coste del capital.
Por encima de objetivos
Banco Sabadell representa un caso paradigmático. Tras un duro ajuste y una fusión fallida con BBVA, la entidad cerró 2020 con un beneficio prácticamente simbólico de dos millones de euros. Meses después, un nuevo equipo gestor liderado por el actual consejero delegado, César González-Bueno, tomaba las riendas del banco con un plan estratégico a tres años (2021-2023) que planteaba un objetivo de rentabilidad sobre activos tangibles (ROTE) del 6%.
Apenas traspasado el ecuador del programa, el Sabadell gana 709 millones de euros y su ROTE supera ya en dos puntos un objetivo que, con toda probabilidad, será revisado a comienzos de 2023, tras la presentación de sus resultados anuales.
Pero la variable está aun lejos de cubrir un coste de capital que la entidad, como el resto, se cuida mucho de revelar pero que se encuentra en torno al umbral del doble dígito.
“El hecho de que mejoremos las cifras, de que haya crecimientos importantes no quiere decir que nuestros resultados sean extraordinarios”, señalaba el director financiero del banco, Leopoldo Alvear, al que González-Bueno reclutó de Bankia en plena reestructuración tras la absorción por parte de Caixabank.
Alvear explicó la práctica totalidad de la banca en España y en el resto de Europa cotiza “muy por debajo de su valor tangible. En nuestro caso, el descuento se aproxima el 40%. Eso quiere decir ni más ni menos que los inversores consideran que no somos los suficientemente rentables, que nuestro valor está por debajo de nuestro activo tangible, es decir, de lo que ha tenemos”, explicó gráficamente.
En el caso de Caixabank, su ROTE del 8,4% está aún lejos del objetivo marcado en el plan estratégico a tres años (2022-2024), el primero de la entidad tras la fusión con Bankia, que se estableció en el 12%. Para cuando finalice el plan, la entidad espera no sólo alcanzar esta meta sino que con ello quede cubierto el coste del capital, aunque es algo que su consejero delegado, Gonzalo Gortázar, no da por sentado.
Reducir más costes
“Trataremos de adelantar la consecución de este hito pero, en cualquier caso, cubrir el coste del capital dependerá también de la evolución de éste”, apuntó.
Y hasta tal punto es así que Santander constituye otro caso de banco que ha superado sus objetivos de rentabilidad y, sin embargo, asegura que el 13,6% que figura en sus cuentas hasta septiembre como ROTE no des suficiente para compensar un coste que sitúa, de forma un tanto sorprendente, en el entorno del 17%, algo que no comparte con ninguna otra entidad.
El problema de la inflación
Dos años después de los grandes ajustes de plantilla y en la red de oficinas en la banca, como consecuencia de los efectos de la pandemia, el periodo de tipos en mínimos históricos y el incremento vertiginoso de las ventas a través de canales digitales, las entidades siguen a vueltas con los costes.
En este caso, el principal enemigo es la inflación, el factor que Santander considera clave para no haber podido alcanzar su meta de eficiencia, que sitúa en una ratio del 45%. “La inflación es actualmente nuestro problema número uno, número dos y número tres”, apuntó gráficamente hace unos días la presidenta de la entidad, Ana Botín, en una conferencia internacional del sector.
Es uno de esos desafíos que afrontará la banca en 2023 pero, en este caso, combinado con una economía que va a estar lejos de las cifras de crecimiento que aun mostrará en 2022, pese al evidente frenazo de después del verano.
Precisamente Santander, uno de los más diversificados geográficamente, admite que algunos de sus principales mercados estará en situaciones próximas a la recesión. En el caso de España, los responsables de las gran banca valoran positivamente que las expectativas de crecimiento para el próximo año sean superiores a las del resto de Europa, aunque estén más cerca del 1% que del 2,1% que refleja el optima cuadro macroeconómico del Gobierno.
Polémica fiscal
El Ejecutivo también tendrá su papel en el panorama bancario del próximo año, con la entrada en vigor del polémico impuesto sobre los ingresos que mantiene en pie de guerra al sector, aun confiado en poder suavizar el impacto durante el trámite parlamentario o a través del dictamen que prepara el BCE.
No será, en cualquier año, un último año de legislatura sencillo. Las tensiones políticas podrían sufrir uno o varios giros de tuerca a partir de las elecciones autonómicas y municipales de mayo y añadir algo más de ese ingrediente del que tanto huye el ámbito del dinero como es la incertidumbre.