Ignacio Galán prepara su renovación al frente de Iberdrola
El presidente de la eléctrica se gana el favor de los fondos accionistas con vistas a su reelección en 2023 al acceder a la sempiterna petición de nombrar un consejero delegado
26 octubre, 2022 00:00El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, comienza a preparar su reelección como miembro del consejo de administración de la compañía y, por consiguiente, su continuidad la frente de la empresa a la que llegó hace algo más de 20 años. El giro en la gobernanza aprobado por el órgano ejecutivo de la energética este martes, con la separación de los cargos de presidente y consejero delegado, ha sido la primera maniobra estratégica para asegurarse una renovación tranquila, sin turbulencias.
Tras más de 15 años ejerciendo al mismo tiempo como presidente y consejero delegado, Galán cederá parte de sus poderes ejecutivos a Armando Martínez, que ya era desde el año pasado el número dos de la compañía tras relevar a Francisco Martínez Córcoles como director general de Negocios.
Este cambio no había hecho sino reforzar el poder absoluto de Galán en Iberdrola, ya que Córcoles perdía su condición de ejecutivo para permanecer en el consejo bajo la categoría de “otro externo”, mientras que Armando Martínez ni siquiera formaba parte del órgano ejecutivo. La circunstancia que provoca el golpe de timón anunciado este martes es el hecho de que el mandato de Galán como consejero de Iberdrola vence el próximo año y, por lo tanto, su continuidad en la compañía deberá someterse a votación en la junta general de accionistas.
Los inversores reclaman
No ha sido la asamblea un escenario habitualmente hostil para Galán, pero en los últimos tiempos sí ha servido para aflorar el malestar de un nutrido grupo de accionistas institucionales, principalmente fondos de inversión y de pensiones, con algunos aspectos relacionados con la gobernanza de Iberdrola.
Conocido es por el mercado que hasta el departamento de relaciones con inversores llegaban frecuentemente peticiones formales de algunos de los principales inversores del planeta, con destacadas posiciones en el capital de la cotizada, de que el presidente cediera parte del poder ejecutivo en manos de un consejero delegado que equilibrara las fuerzas y sirviera de contrapeso.
Cultura empresarial americana
No en vano, muchos de estos fondos proceden de Norteamérica, donde existe una cultura empresarial basada en una gobernanza con reparto de poderes, con el esquema de un presidente no ejecutivo (chairman) pero con cierto peso en el consejo, especialmente para fiscalizar la labor del consejero delegado, sobre cuyas espaldas recae el principal mando ejecutivo.
La negativa de Galán a ceder parcela alguna de poder generó un progresivo malestar entre los institucionales que, además, comenzó a extenderse a cuestiones como las remuneraciones del consejo y, en particular, del propio presidente.
La cuestión judicial
A la hora de trasladar ese malestar a la junta, la labor de los proxy advisors se dejaba sentir, no hasta el extremo de tumbar alguno de los puntos que el consejo llevaba a la asamblea pero sí de que las votaciones sobre determinados puntos, como el de las remuneraciones, reflejara un porcentaje significativo de ‘noes’.
Una situación que, además, se complicó aun más a raíz de la instrucción de la pieza separada del caso Villarejo que afecta a la compañía y que derivó en la imputación por parte del magistrado de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón de varios altos ejecutivos de Iberdrola, entre ellos el propio Galán.
Presión y alivio
Otro elemento a añadir al malestar de los inversores institucionales, entre los que empezó a cundir la idea de que la situación podría comprometer la continuidad del presidente de la eléctrica en función de cómo se desarrollaran los acontecimientos de la instrucción.
No obstante, la decisión de García Castellón de retirar la condición de imputado a Galán, que se conoció antes de este verano, despejó el horizonte del presidente del grupo, que busca ahora su particular redención frente a los accionistas al ceder finalmente a sus peticiones.
En busca del apoyo mayoritario
Bien es cierto que no abandona sus funciones de ejecutivo, pero las deberá compartir con el nuevo consejero delegado; quizá no sea el escenario ideal para determinados fondos pero sí supone un avance frente a una situación que en determinados ámbitos empezaba a considerarse como insostenible. La intención de Galán es que su renovación al frente de Iberdrola cuente con un apoyo muy mayoritario en la junta y no se limite a sumar más votos positivos que negativos, con el sufragio en contra de varias decenas de puntos porcentuales de acciones presentes o representadas en la reunión.
Por cuestiones de edad (el salmantino tiene en la actualidad 72 años), podría ser la de 2023 su última renovación al frente de una compañía a la que, antes de la junta del próximo año, dejará con los deberes hechos para los ejercicios siguientes. Ultima un plan estratégico revisado que presentará a los mercados en noviembre.