Imagen de recurso sobre comunicación satelital / EP

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Business

El mercado español se despierta ante la telefonía satelital

La solicitud de un operador abre la veda para la creación de nuevos negocios en zonas rurales y urbanizaciones

24 agosto, 2022 00:00

Una simple solicitud presentada ante el Ministerio de Economía podría dinamizar los servicios de telefonía satelital en España. Pese a que grupos como Inmarsat, Thuraya, IridiumGlobalstar ya explotan este negocio en el país, tan solo la primera compañía ha desplegado por el momento una infraestructura de CGC --acrónimo de componentes complementarios en tierra--. Esta tecnología es clave no solo para potenciar la huella satelital, sino para extender el abanico de actividades de estos operadores.

A diferencia de su contrapartida convencional, la telefonía satelital conecta los satphones, un tipo muy especial (y más caro) de terminales, con satélites que orbitan alrededor del planeta. En principio, este servicio está pensado para casos en que la cobertura puede quedar comprometida, como llamadas en alta mar, en parajes remotos o en pleno vuelo, o para su uso en situaciones de emergencia como desastres naturales.

Mejorar la cobertura

Ello no obsta para que las compañías puedan instalar estaciones terrestres de apoyo que complementen la señal de los satélites. Algo que permite multiplicar la señal que llega del espacio una vez alcanza la superficie. Esta es precisamente la función de los CGC, tal y como recoge una consulta pública planteada a raíz de una petición de autorización instada el año pasado por un operador ante el Gobierno.

Según se lee en el documento consultado por Crónica Global, la red de CGC solicitada --con una potencia de hasta cuatro megavatios (MW) y que ocuparía la banda de espectro entre 2483,5 y 2500 megahercios (MHz)-- permitiría "despliegues de microceldas con radios típicos desde 200 hasta 1.500 metros". "Tiene como objetivo dar un servicio extremo a extremo garantizando la disponibilidad y calidad en áreas con limitada cobertura de servicio móvil por satélite o alta demanda", añade el texto.

Compatibilidad con otras bandas

"Se permitiría el despliegue de células terrestres pequeñas que permitirían incrementar la capacidad de red de modo local en áreas de alta congestión de tráfico (...) o difícil cobertura satelital". Hasta la fecha, tan solo la británica Inmarsat ha instalado componentes en tierra para prestar un servicio conocido como European Aviation Network, una banda ancha para los pasajeros que vuelan en aerolíneas comerciales.

Por otro lado, la consulta pública, cerrada a finales del pasado julio, recoge un conjunto de opiniones sobre las posibles interferencias de estas antenas de apoyo con dispositivos que funcionan en la misma u otras bandas del espectro radioeléctrico. En este apartado se constatan algunos problemas ocasionados por el solapamiento de señales, si bien también se consideran algunas medidas para mitigar estos efectos.

Antena en una azotea / PIXABAY

Antena en una azotea / PIXABAY

Nuevos servicios

Los nuevos servicios que se abrirían paso con estas infraestructuras auxiliares irían desde la provisión de celdas pequeñas --smallcells, en la jerga del sector-- en urbanizaciones, para aplicaciones domésticas y pequeñas oficinas, hasta su emplazamiento en zonas rurales para respaldar colectivos que el mercado ahora mismo no atiende suficientemente.

También la provisión de redes privadas a operaciones comerciales e industriales se contarían entre sus usos.

Posibles empresas interesadas

Sin embargo, fuentes conocedores del sector consultadas por Crónica Global señalan que la alternativa más viable para complementar la huella satelital pasaría por emplear celdas más grandes como las que ocupan las azoteas de los edificios.

Entre las compañías que podrían estar interesadas en los CGC, según estos interlocutores, se hallarían los propios operadores de servicios móviles satelitales pero también grupos como TelefónicaCellnex. Preguntada sobre la cuestión, Hispasat se ha desmarcado de este segmento. En cualquier caso, la generalización de CGC en España podría ayudar a estimular negocios vinculados con una modalidad de telefonía poco conocida pero clave en situaciones límite.