Así traspasará la banca al cliente final el nuevo impuesto del sector
El complejo entorno macroeconómico actual hace que los principales elementos que intervienen en la formación de precios del sector tengan un comportamiento extremadamente volátil
29 julio, 2022 00:00El nuevo impuesto con el que el Gobierno gravará al sector financiero a partir del próximo año y durante al menos dos ejercicios ha acaparado el primer plano del mundo de la banca incluso en plena oleada de resultados y pese a que las cuentas de las entidades presentan un aspecto más que saludable. La pregunta que queda en el aire es de qué manera podrán repercurtir los bancos esta medida en sus clientes, dado que el Ejecutivo incluirá notables sanciones en el caso de que así suceda.
Tras el primer anuncio de la llegada del impuesto, a cargo del propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el reciente debate sobre el estado de la nación, uno de los primeros escenarios que dibujaron los expertos fue que el nuevo tributo acabaría cargado sobre las espaldas de los clientes (también de las empresas energéticas, que tendrán su particular impuesto) a poco que el sector pudiera trasladar este nuevo coste.
Posibles sanciones
Sin embargo, no se hizo esperar la reacción de los miembros de la coalición que compone el Ejecutivo. Especialmente vehemente fue la de Unidas Podemos, que incluso habló de establecer posibles penas de prisión para los responsables de las entidades financieras que repercutieran la subida fiscal en los usuarios.
Algo menos beligerante, el PSOE sí se mostró partidario de imponer sanciones para evitar tal cuestión; según trascendió ayer jueves, multará a aquellos bancos que realicen esta práctica con un cargo del 150% sobre la cantidad afectada y encargará a los reguladores, tanto la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) como el Banco de España, que estén especialmente vigilantes a estas posibles prácticas.
Pero lo cierto es que se trata de una misión muy complicada y más en el actual entorno macroeconómico en el que se desenvuelve la actividad de la banca. La disparada inflación, iniciada a partir de la abrupta recuperación de la crisis del Covid-19, y la consiguiente crisis de suministros, y agravada por la invasión rusa de Ucrania, ha provocado un desajuste en algunas de las principales variables en las que se basa el sistema de fijación de precios de la banca que hará muy difícil diferenciar los efectos de unos y otros factores a la hora de evaluar las desviaciones en el coste de los servicios financieros.
“Todos los elementos que influyen en el sistema de fijación de precios financieros se están moviendo mucho y se prevé que así sigan durante un tiempo”, explicó el consejero delegado de Santander, José Antonio Álvarez, a la hora de hablar de esta nueva figura y sus posibles efectos para el usuario.
Las subidas de tipos
Para empezar, hace menos de diez días el Banco Central Europeo (BCE) elevó los tipos de interés, por primera vez en los últimos once años; además, lo hizo con un alza de 50 puntos básicos, cuando algunos analistas aún esperaban que iniciara el cambio de ciclo de forma algo más moderada.
“Es evidente que el precio oficial del dinero influye de forma muy clara en la formación de precios de la banca; diría que, prácticamente, es el elemento principal; y más, si tenemos en cuenta que venimos de un escenario continuado de tipos oficial de cero y de tipos reales negativos incluso en los bonos a diez años”, apuntan desde una gran consultora.
Cambios antes del impuesto
En este sentido, el sector ya comenzó hace tiempo a modificar sus productos relacionados con las hipotecas, unas cuantas semanas antes de conocerse que el Gobierno iba a sorprenderles con un nuevo impuesto, tras unas cuantas “amenazas” que quedaron en simples choques internos en el seno de Moncloa.
En el comunicado que recogía la decisión de su consejo de gobierno, el organismo emisor dejaba claro que proseguiría durante los próximos meses con la estrategia de subir los tipos con el fin último de acercarse lo máximo posible al objetivo de mantener la inflación de la zona euro en torno al +2%.
Sube el riesgo, primas al alza
Es decir, que los movimientos en torno al precio oficial del dinero proseguirán en los países miembros de la Unión Europea Monetaria y, con ellos, sensibles cambios en la estrategia de producto de la banca que costará mucho distinguir de una hipotética repercusión del impuesto.
Durante su intervención ante la prensa, el consejero delegado de Santander también se refirió como elemento a tener en cuenta a la prima de riesgo. “En el fondo, se entiende como uno de los elementos del coste del crédito y, por lo tanto, su comportamiento también influye en la formación de precios”.
El BCE ha establecido un mecanismo para evitar que las próximas subidas de tipos provoque distorsiones entre las primas de riesgo de los diferentes países que componen el euro, especialmente aquellos que presentan mayores desequilibrios en cuanto a deuda y déficit como Grecia, Italia y España.
Sin embargo, el anuncio tan sólo ha posibilitado una calma tensa, que no ha impedido que el diferencial de la deuda italiana se haya instalado en la zona de 250 puntos básicos y que la prima española haya hecho lo propio en la de 120, de nuevo por encima de la portuguesa.
Otros costes
Bien es cierto que se encuentra por debajo de los 140 puntos a los que llegó cuando el BCE confirmó por vez primera que comenzaría a subir los tipos. Pero, al fin y al cabo, se trata de un alza sostenida por el mecanismo del emisor, que no durará eternamente.
El resto de costes de riesgo, elevados por la actual situación (cada vez son más las voces que hablan de una posible recesión a finales de año o comienzos de 2023), y los propios costes de las entidades también son elementos que los propios reguladores europeos avalan como elementos para la formación de precios en el sector.
Tensiones inflacionistas
En un escenario tan complejo, será complicado diferenciar entre factores a la hora de determinar su peso en la subida de precios. Lo que sí parece inevitable es el traslado de las tensiones inflacionistas a los productos bancarios, con o sin impuestos.
En general, los ejecutivos de las principales entidades han coincidido no sólo en criticar la nueva figura fiscal sino también en señalar su muy dudosa capacidad para combatir la inflación, que es uno de los principales argumentos del Gobierno para instaurarlo. Todo apunta a que, más bien, contribuirá a lo contrario.