Aragonès reivindica que no es "sectario" ante la élite del empresariado catalán
La amenaza de ruptura del diálogo con el Gobierno del republicano y la falta de complicidad que expone Colau marcan la primera jornada del Círculo de Economía
5 mayo, 2022 00:00Las jornadas del Círculo de Economía demostraron, una vez más, que una cosa es el mensaje que quieren lanzar los políticos y, otra, lo que los empresarios quieren oír. En pocas ocasiones se concilian ambos intereses. No fue el caso del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y los asistentes de la primera sesión de este cónclave, el principal encuentro de la élite del empresariado catalán.
El republicano se desenvuelve bien en el terreno económico. Cuando era vicepresidente de la Generalitat le dio un repaso al entonces presidente Quim Torra en este mismo foro. El aún presidente del Círculo, Javier Faus, allanó el terreno de la complicidad con Aragonès al elogiar la relación que ha mantenido con el president desde que dirige el lobi económico. Pero el líder de ERC prefirió arrancar su intervención de la peor manera posible: lanzó una advertencia de que el diálogo con el Gobierno pende de un hilo por el caso Pegasus. Léase, que los puentes recientemente reconstruidos entre el Estado y la Generalitat tras el convulso proceso secesionista pueden volver a caer.
Discurso más conciliador
No es precisamente inestabilidad e inseguridad lo que necesita la economía catalana, de ahí el malestar que algunos empresarios expresaron en los pasillos del hotel Vela, que acoge por segundo año las jornadas económicas por excelencia en Cataluña. Aragonès, y muchos le creen, aseguró que “no tiene ni un gramo de sectario”.
Es verdad que su discurso es mucho más conciliador que el de sus dos predecesores, Carles Puigdemont y Torra. De hecho, y así se comentó en los corrillos, lo podría haber firmado cualquier político convergente de la vieja guardia. Pero inaugurar la gran reunión del empresariado catalán con una alusión a la fragilidad de unas relaciones necesarias para la reconstrucción social y económica tras una pandemia y en pleno conflicto bélico en Ucrania no fue bien recibida.
Patrimonio, sucesiones y donaciones
El presidente catalán, eso sí, hizo autocrítica en materia económica. Reconoció que en materia de renovables, la gestión política es mejorable o, como afirmó, “no se ha acelerado lo suficiente”. Ahora son más necesarias que nunca debido a las consecuencias en el suministro energético de la guerra declarada por Rusia, pero el desfase catalán clama al cielo, cuestión que también fue comentada por la élite empresarial catalana. La sensibilidad que existe en esta materia propició que dos sesiones del final de día se reservaran a este debate.
Aragonès huyó de los discursos catastrofistas, pero también de los temas que más interesaban a los empresarios: ampliación del aeropuerto, nucleares e independencia. Por este orden. Tres temas en los que el ponente y su público diferían completamente. Él no es sectario, dijo. Aunque su tacticismo político le lleve en ocasiones a maximizar sus posturas secesionistas.
Tampoco gustó que cargara contra el Estado por maltratar fiscalmente a Cataluña. Especialmente porque una de las reivindicaciones más antiguas que abandera la clase económica catalana (y el grueso de la clase media) son unos impuestos de patrimonio y sucesiones y donaciones que se tildan, de forma directa, de “confiscatorios”. Y consiguen este atributo por el trámite autonómico, por lo que estaría en la mano del Govern rebajarlos.
La falta de complicidad de Colau
A pesar de estas discrepancias notorias, la falta de complicidad más clara de la jornada fue la que mostró la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y el empresariado catalán. La líder de los comunes también huyó de mensajes catastrofistas, pero cayó en la autocomplacencia.
La ciudad, asegura, funciona muy bien. Incluso defendió una colaboración público-privada sin que haya predicado demasiado con el ejemplo durante su gestión. Arrancó su conferencia con una reivindicación en clave feminista, la falta de mujeres en la fila noble de las sesiones --y aquí entró el elefante en la sala, ya que en las primeras elecciones que se celebran en el Círculo de Economía hay dos candidaturas, la de Rosa Cañadas y la de Jaume Guardiola-- para seguir con un mensaje político.
Collboni se crece con el empresariado
Embistió contra la hipotética gran coalición PSOE-PP, sabedora de que esa es la apuesta de muchos empresarios y del Círculo de Economía, que la ha reivindicado en su última nota de opinión. Y lanzando guiños a ERC, lo que abunda en otro pacto, el de republicanos y comunes, que se vislumbra en las elecciones municipales de 2023.
Con todo, ni la alcaldesa ni el resto de los miembros de En Comú Podem --Jéssica Albiach y David Cid-- que le arroparon en el evento no se quedaron a escuchar el debate sobre el momento actual que vive Barcelona y los retos en el corto y medio plazo. El protagonista fue un Jaume Collboni que se creció ante el empresariado catalán (y cosechó aplausos). De entrada, marcó distancias con la tesis de la alcaldesa de forma previa a su intervención con un mensaje por redes sociales. “Azuzar el fantasma de una gran coalición PSOE-PP es una falsedad y una irresponsabilidad que solo hace el juego a los independentistas”, sentenció.
La Barcelona del 'sí'
En cuanto a la mesa, fue una de las más optimistas de la jornada. El socialista marcó el paso al resto de ponentes al asegurar que, en estos momentos, en Barcelona hay "proyectos transformadores en marcha" y al prometer que sí existe voluntad política (¿quizá de su partido?) para promover iniciativas como la ampliación del aeropuerto, la mejora del puerto o conseguir ser la sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2030.
El potencial de la ciudad fue reforzado por discursos como los del presidente del Puerto, Damià Calvet, o el del presidente del COE, Alejandro Blanco. La estrella fue el CEO del Emirates Team New Zeland y organizador de la Copa América de Vela 2024, Grant Dalton, que confesó que su imagen de Barcelona incluye a Freddie Mercury cantando uno de los himos olímpicos del 92 junto a Montserrat Caballé.
Ribera acepta el Midcat
En clave del debate energético, el Círculo de Economía ha arrancado el sí del Gobierno a la extensión del Midcat, el proyecto de gasoducto para conectar España y Francia a través de los Pirineos. Ha sido la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Energética, Teresa Ribera, quien ha apoyado la infraestructura auspiciada por Foment del Treball ante la plana mayor del empresariado.
Ahora bien, ha puesto condiciones a la operación. La primera, que Francia colabore activamente en la ejecución y financiación de la obra. La segunda, que el Midcat pueda reutilizarse a medio y largo plazo para suministrar al resto de Europa combustibles limpios como el biogás y el hidrógeno.
Su mediática salida
Pese a que las palabras de la ministra llegan sin un estudio de viabilidad sobre la infraestructura ni ningún acuerdo cerrado con París ni Bruselas, la propuesta ha sentado bien en la sala. Máxime cuando el debate sobre la "isla" española y europea se ha colado en la agenda de las jornadas económicas.
Pero la intervención de la socialista será recordada por su mediática salida del Hotel W. Los micros y cámaras que la siguieron para arrancarle más declaraciones sobre un proyecto energético que no es precisamente menor casi se lleva por delante, físicamente, al expresidente del Círculo Joan Mas Cantí. Los empresarios que estaban a su alrededor evitaron en el último momento que fuera arrollado, la anécdota del día.
La descarbonización real
El discurso de Ribera no fue el único energético del día. En una intensa mesa de debate, los máximos directivos de Repsol, Endesa y Enagás han demandado "menos ideología" en el planteamiento de los objetivos vinculados al cambio climático, aunque ha celebrado el paso adelante de España para topar el precio del gas.
Las energéticas han advertido de que el impacto de la crisis de Ucrania, que ha encarecido todavía más los costes del gas y la luz, podría poner en jaque a lo largo de este año a industrias clave como las papeleras, las químicas y las manufactureras.
Pese a ello, Ribera ha llamado a no revisar el horizonte de descarbonización --"la respuesta ante la crisis no puede ser mirar atrás, sino acelerar un proceso de cambio", ha dicho--, al mismo tiempo que ha pedido a los proveedores que den "mayor cobertura" a las capas más vulnerables de la sociedad. Un cruce elegante de mensajes que, sin embargo, evidencia las diferencias de fondo entre el Gobierno y el sector sobre el futuro de la transición energética.