Salidas a bolsa, estrategias… así trastoca la guerra a las empresas españolas
La incertidumbre provocada por la invasión rusa de Ucrania, reflejada en una muy elevada volatilidad en los mercados, ha frenado numerosos movimientos corporativos
17 abril, 2022 00:00El año 2022 se ha tornado por momentos muy diferente al que estaba presupuestado por la mayoría de las grandes empresas españolas, que lo contemplaban como el ideal para el despegue definitivo tras la abrupta crisis del Covid-19. El factor de la guerra en Ucrania, con el que casi nadie contaba, ha trastocado numerosos planes que, si bien no se han desechado por completo, han tenido que ponerse en cuarentena debido a los efectos negativos sobrevenidos por la invasión del ejército ruso.
El más evidente ha sido la notable volatilidad que ha insuflado en los mercados, tanto en los de renta variable y fija como en los de materias primas. Y no sólo las energéticas. Las alzas en los precios de metales, cereales y minerales han tenido su particular correlato en tasas de inflación que no se veían en el mundo Occidental en los últimos 30 o incluso 40 años.
OPV aplazada
La evolución de los precios ha obligado a pisar el acelerador a los bancos centrales con más intensidad de lo previsto, incluido el siempre prudente Banco Central Europeo (BCE), lo que ha llevado al bono alemán a sus rendimientos más elevados en el secundario de los últimos ochos años (por encima del 0,8%) y al Euribor a registrar sus primeras tasas positivas desde comienzos de 2016, con un avance de 50 puntos básicos en apenas algo más de tres meses.
Con este panorama y los índices de volatilidad por las nubes, una de las primeras operaciones que han saltado por los aires ha sido la salida a bolsa de Ibercaja Banco. Tras comunicar a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) su intención de empezar a cotizar y tener todo listo para su salto al parquet, las condiciones de los mercados han obligado a pisar el freno y aguardar una mejor oportunidad.
Demasiada volatilidad
“En las condiciones actuales, empezar a cotizar es lanzar una moneda al aire y es justamente lo contrario de lo que quiere la entidad. Con este escenario, una buena parte de los inversores que se habían comprometido a participar en la operación no garantizaban su apoyo”, apuntan fuentes del mercado, que se pronuncian de forma similar sobre los asesores de la entidad en la salida a bolsa.
“Los actuales indicadores de volatilidad no es que sean más elevados de lo deseable, es que marcan valores que duplican los que serían adecuados para una operación de este tipo, lo que hace por completo desaconsejable seguir adelante con ello”.
Tras el verano
Desde el entorno de Ibercaja Banco se transmite que no hay urgencia por debutar en el parquet, aunque los procelosos requisitos para hacerlo hará que aún haya que esperar un tiempo. La información económico-financiera que la entidad incluía en el correspondiente folleto de la Oferta Pública de Venta (OPV) recoge como últimos resultados aprobados los del cierre de 2021; antes de que se retome la salida a bolsa ya estarán listos al menos los del primer trimestre, con lo que todos los plazos se retrasarán.
Tras la decisión de paralizar el proceso, la “ventana” para dar marcha atrás se mantenía abierta hasta finalizar el presente mes de abril, cuando aún no hay nuevas cuentas oficiales; a partir de su aprobación, los relojes vuelven a ponerse en marcha, con lo que todo apunta a la segunda mitad de 2022, como pronto, para asistir al debut bursátil de la entidad con sede en Zaragoza.
Inflación energética
Ni mucho menos ha sido el único caso. Entre las “víctimas” empresariales del conflicto armado también está Iberdrola, que planeaba presentar a los inversores una revisión de su plan estratégico a cinco años para adaptarlo al nuevo escenario de elevada inflación de los precios de la energía desatado a partir del verano del pasado ejercicio.
Tras presentar las cuentas anuales y confirmar el mantenimiento de perspectivas y objetivos para 2022, Ignacio Galán, presidente de la energética, se remitía a esta revisión para dar más detalles de la nueva estrategia de Iberdrola, en un acto que tendría lugar a lo largo de este mes de abril.
Las palabras de Galán se escucharon apenas tres semanas antes de que diera comienzo la invasión rusa de Ucrania. Por el momento, la presentación del plan se ha retrasado sine die, como ya sucediera en su día con el original, que Iberdrola tuvo que posponer en el primer trimestre de 2020 hasta finales de aquel año por la irrupción del coronavirus.
Sin salir del ámbito energético, Naturgy anunció, apenas tres días después de la citada presentación de resultados de Iberdrola, su revolucionaria escisión en dos empresas cotizadas con el fin de separar sus negocios en los ámbitos regulado y liberalizado.
Sin prisas
Su presidente, Francisco Reynés, aseguró en aquel momento que el objetivo pasaba por cerrar el denominado ‘proyecto Géminis’ antes de que finalizara el presente año. Pocos días después, la compañía ya había seleccionado cuatro bancos de inversión para ponerse manos a la obra.
En apenas unas semanas, el panorama cambió de forma notable. La señal fue que durante la junta de accionistas de Naturgy, que se celebró con la guerra ya en marcha, Reynés expuso a los accionistas las líneas maestras de Géminis pero eludió cualquier referencia temporal. Como en el caso de la operación de Ibercaja Banco, la consigna también pasa por el siempre socorrido “no hay prisa”.
Desafíos para la banca
Para los próximos meses, el mercado está pendiente de conocer detalles sobre planes estratégicos de la banca; uno de los más esperados es del de Caixabank, el primero después de culminar la fusión con Bankia. Tras presentar las cuentas anuales de 2021, a finales de enero, el consejero delegado de la entidad, Gonzalo Gortázar, anunció a los analistas y después confirmó a los medios de comunicación que el banco tendría listo el plan a mediados de este año.
No obstante, en la junta celebrada recientemente ni siquiera hubo mención a este asunto, por lo que no sería de extrañar que Caixabank también decidiera dar alguna vuelta más para ajustar las cifras a las nuevas circunstancias o, al menos, dar un poco más de tiempo para que se despeje el panorama.