Máximos históricos de la gasolina… con el petróleo un 27% más barato
El incremento del precio de los carburantes hasta cotas nunca vistas es otro de los efectos de la transición energética que la intensa recuperación de la crisis ha puesto de manifiesto
14 noviembre, 2021 14:13Muchos de los ciudadanos que han acudido estos días a repostar carburante para sus vehículos se habrán encontrado con precios que no recordaban tan elevados en un largo tiempo. En algunos casos, imposible hacerlo porque nunca antes habían sido tan altos. La de 2021 es una recta final de año con las gasolinas en máximos históricos, con precios inéditamente caros desde los peores ejercicios de la anterior crisis (2012 y 2013) pero con una particularidad: en estos días el petróleo es un 27% más barato que entonces.
El precio medio de la gasolina sin plomo de 95 octanos, la más consumida por los usuarios de un vehículo con motor de combustión, ha alcanzado en las últimas horas un precio medio en España de 1,52 euros por litro, el más alto de la historia.
El precedente de la anterior crisis
El incremento en lo que va de año es de algo más de un 10%, que se eleva hasta el 15% en relación con la misma semana del año anterior. En el caso del gasóleo, los precios también se sitúan en zona de máximos, aunque en su caso la variación en el periodo de 12 meses es más contenida.
La última vez que se dieron precios similares, ocho años atrás, la economía mundial también se encontraba en un periodo especialmente peculiar. La crisis financiera que se inició a finales de la primera década del siglo atravesaba una segunda fase especialmente virulenta. En el entorno europeo, la UE tuvo que proceder al rescate de economías como las de Grecia, Irlanda y Portugal, y sistemas bancarios como el español, mientras que gobiernos de varios países tuvieron que hacerse cargo de entidades financieras de considerable tamaño con el fin de defender los intereses de los depositarios.
Un barril por encima de 100 dólares
Con el euro tambaleándose y el proyecto comunitario prácticamente en el aire, las tensiones en los mercados de materias primas, que acusaban la falta de inversión ante una demanda que llevaba a la baja varios años, dispararon los precios, entre ellos el del crudo, que llegó a superar los 115 dólares por barril en el caso del de tipo Brent, de referencia en el Viejo Continente.
De esta forma, el crudo alcanzaba sus máximos desde los inicios de que aquella crisis, que sorprendió al barril en las cotas más altas de su historia, por encima de 140 dólares. En aquellos primeros años de la década de los diez no llegó a tanto pero sí lo suficiente para que los precios de los carburantes se fueran a cotas históricamente altas.
Creciente carga fiscal
Ahora la situación se reproduce, aunque en este caso, no toda la culpa se puede achacar a las tensiones en los mercados de materias primas. Los futuros sobre el barril de Brent cotizan en el entorno de los 82 dólares, tras protagonizar una espectacular subida del 92% en los últimos doce meses.
Con independencia de su evolución a lo largo de 2021, lo cierto es que el precio es notablemente inferior al que se daba cuando se registraron los anteriores máximos de las gasolinas. La explicación cabe encontrarla en la carga impositiva, que ha ido en aumento durante los últimos años, como parte de una cruzada generalizada contra el empleo de los combustibles fósiles.
Huelga amenazante
A mediados de semana, las compañías de transporte por carretera han anunciado la convocatoria de una huelga para los días anteriores a las fechas navideñas para reivindicar la complicada situación en la que se encuentran debido, entre otros factores, a la subida de los precios de los carburantes.
Un elemento al que cabe añadir el alza generalizada de los costes, en buen medida relacionada con la escalada inflacionista de la energía, que ha derivado en el encarecimiento de la mayoría de los productos.
Menores inversiones
La progresiva subida de impuestos sobre los carburantes, cuyo peso en el precio de los combustibles es superior al coste de la materia prima, provoca también fenómenos como que los descensos como consecuencia de las caídas en los mercados energéticos sean a menor ritmo que las alzas.
En general, la apuesta por las energías renovables ha tensado los mercados de materias primas y ha provocado también una contracción en la inversión destinada a la industria del petróleo, ante las previsiones de un progresivo recorte de la demanda.