El empresariado pide reformas para controlar la inflación antes que subir el salario mínimo
Ejecutivos y economistas creen que el Gobierno de Sánchez debe centrarse en cambios estructurales y fiscales que mejoren la competitividad
2 septiembre, 2021 00:00El rechazo es claro, pero no porque no se desee aumentar la capacidad adquisitiva de los trabajadores, sino porque se entiende que el Gobierno de Pedro Sánchez quiere esconder con el salario mínimo otras cuestiones como el desgaste que sufre por el aumento del precio de la luz. El empresariado catalán pide reformas estructurales que controlen el aumento de la inflación, antes que subir la retribución más baja permitida, aunque está abierto a las negociaciones que se iniciarán de inmediato entre el Ejecutivo y los agentes sociales y económicos.
Es la posición de Foment del Treball, que defiende desde hace meses que se afronte una reforma fiscal ambiciosa y no se aumente, ahora, el salario mínimo. Y es también la voz de los economistas organizados en el Consejo General del sector, que insiste en que la recuperación económica “no está consolidada” y que se debería revisar, antes que nada, la aportación empresarial a la Seguridad Social, que aún es “demasiado elevada” a través de las cotizaciones sociales.
Las advertencias del Banco de España
El presidente Sánchez anunció este miércoles la subida del salario mínimo, sin concretar una cifra concreta. Sin embargo, en una reunión posterior entre el Ministerio de Trabajo, los sindicatos y la patronal, el Ejecutivo señalaba una subida de unos 15 euros para 2021 y de 62 euros para los dos años siguientes. De los actuales 950 euros se pasaría a unos 1.027 euros en 2023.
La medida se podría entender modesta para este año, sin una incidencia notable en el mercado laboral. Pero los empresarios señalan que el Banco de España ya elaboró un primer informe tras la subida del salario en 2019 y que las conclusiones fueron claras. Aunque no se pudo concluir una destrucción de puestos de trabajo, sí se consideró que la medida pudo atenuar entre 0,6 y 1,1 puntos porcentuales la creación de empleo para ese año, con una mayor afectación entre los jóvenes y los mayores de 45 años. Fuentes de Foment señalan que nadie pone en duda que los salarios en España deben subir y que se debe fomentar una mayor participación de las rentas del trabajo en detrimento de las rentas del capital en el conjunto de la economía española. Pero antes, “o en paralelo”, se deben acometer “reformas estructurales”.
Una de ellas es la fiscal en la que la patronal catalana insiste desde hace meses. Y “también una reforma administrativa en profundidad, que se evita una y otra vez”. Lo que se expone, en todo caso, es que una subida salarial "servirá de bien poco con una inflación alta que repercutirá en toda la producción y afectará a las rentas más bajas". Es decir, esa subida del salario mínimo "se la comerá la inflación".
Sin un plan de reformas global
Fomento reunirá el próximo lunes a su junta directiva para analizar cómo puede afectar a cada sector un aumento de la inflación, que es lo que más se teme en estos momentos, como consecuencia de la subida del precio de la luz y su repercusión en empresas, autónomos y comercios.
El presidente del Consejo de Economistas, Valentí Pich, incide en que el tejido económico está basado en “microempresas” y en autónomos, y que éstos notarán de forma muy negativa el aumento del precio de la energía. En ese contexto, se considera que no es el momento para un aumento del salario mínimo. El problema que percibe el mundo económico catalán es que, de hecho, el Gobierno no tiene un plan global sólido para la salida de la crisis, a pesar de que España contará con los recursos del fondo europeo.
El factor político
La consideración deriva hacia posiciones políticas y se extiende al Ejecutivo catalán. “El problema de fondo es que tanto el Gobierno español como el catalán están condicionados por dos fuerzas políticas que no creen en reformas, como es el caso de Podemos en Madrid y de la CUP en Barcelona”. Es decir, se entiende que ni Pedro Sánchez ni Pere Aragonès pueden impulsar medidas “reformistas” que “ataquen” las debilidades estructurales de la economía.
Pero los empresarios catalanes no desprecian la capacidad de reacción de la propia economía y del efecto rebote que se nota con claridad. “Por eso es una lástima, porque España puede que no sepa aprovechar el momento, con medidas como la subida del salario mínimo, que debe llegar, pero acompañada de planes más ambiciosos sobre fiscalidad, administración o mercado laboral”, reiteran las fuentes de la patronal catalana.