Un parque eólico de Aragón, paradigma de la electricidad ecológica / EFE

Un parque eólico de Aragón, paradigma de la electricidad ecológica / EFE

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La electricidad ecológica: un 33% más verde, un 77% más cara

El paso progresivo al predominio de las energías limpias en el mix de generación eléctrica cumple sus previsiones de calendario, pero con un coste elevado y no anunciado

25 julio, 2021 00:00

Las perspectivas de la transición energética apuntaban a una energía más limpia y más barata para los próximos años. Pero el tiempo ha demostrado que sólo la primera parte de la premisa se ha cumplido, para desgracia de parte de los sufridos consumidores. Las incontrolables alzas del precio de la electricidad, que además amenazan con quedarse un largo tiempo, han saltado al debate político, desde el que difícilmente podrán encontrarse soluciones a una cuestión de carácter estructural.

Los números no mienten. El actual mix de generación eléctrica es el más verde de la historia con mucha diferencia. En los primeros siete meses del año, un periodo suficientemente largo para realizar una evaluación sostenible, algo más del 53% de la electricidad generada en España tiene origen en algún tipo de tecnología renovable.

Más de la mitad

Se trata de la primera vez que, a estas alturas de ejercicio, la energía verde cuenta con mayor peso en el sistema que la convencional. Además, hasta la fecha, la eólica es con diferencia la tecnología predominante en la generación, con algo más de un 25% del total, con lo que desbanca a la nuclear del lugar que ha ocupado tradicionalmente en los últimos años, y reduce su cuota a poco más del 21%.

La tercera en discordia es la hidráulica, también considerada renovable, con un 15%, de acuerdo con los datos que ofrece Red Eléctrica.

Muchos cambios en dos años

Son cifras muy diferentes a las que se daban hace apenas un par de años. Por entonces, con la referencia de las mismas fechas, sólo un 40% del total de la generación eléctrica tenía origen renovable y la nuclear era la tecnología con un mayor peso (23,5%), mientras que la eólica se quedaba con algo más de un 22%. Además, los ciclos combinados, emisores de gases contaminantes, ocupaban la tercera plaza en detrimento de la hidráulica.

Una transformación en un tiempo prácticamente récord cuyo coste, sin embargo, se antoja demasiado elevado. Porque estos números hablan de que cada kilovatio que llega a los hogares y empresas españolas es un tercio más verde. Pero la información que no revelan es que también es nada menos que un 77% más caro.

Imagen de unas placas solares / EFE

Imagen de unas placas solares / EFE

Máximos históricos

En esta materia, la información proviene del mercado mayorista de electricidad, que desde que se inició el pasado mes de junio arroja unos resultados inéditos hasta la fecha. El pasado 21 de julio se registró en España el precio de la electricidad más elevado de la historia, con una media de 106,57 euros por megawatio/hora (MW/h).

Es la culminación de un periodo en el que los precios han superado durante tres días consecutivos la barrera de los 100 euros por MW/h, una cota que, hasta la fecha, tan sólo se había rebasado en una ocasión… y hace 19 años.

Sin aparente solución

Pero además, desde primeros de junio, el coste de la electricidad ha superado la cota de los 90 euros en 22 días; mientras, tan sólo ocho han registrado precios por debajo de 80 euros.

Un escenario difícilmente sostenible en el tiempo pero que la evolución de los contratos de futuros indica que seguirá con este tono durante un largo tiempo. Algo que ha sido incluso admitido por la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, un tanto desbordada a la hora de tratar de atajar el problema.

La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, pretende reducir la retribución a las eléctricas / EP

La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, pretende reducir la retribución a las eléctricas / EP

Materias primas

Las bajada del IVA al tipo reducido y la supresión temporal del impuesto a la generación eléctrica han resultado ineficaces, incapaces de detener el avance en avalancha de los precios. Detrás del fenómeno hay elementos de muy difícil, por no decir imposible, control.

Sin ir más lejos, el incremento notable de materias primas como el petróleo y, especialmente, el gas natural, con el que se cargan las centrales de ciclo combinado que cubren el hueco dejado por las renovables, cuya capacidad instalada aún es suficiente para garantizar el suministro y que, además, no siempre son capaces de cumplir con su cometido de producción energética.

Tecnologías de respaldo

Pero además, para emplear estas centrales hay que adquirir derechos de emisión de gases contaminantes, cuyo precio lleva ya muchos meses disparado. El diseño de este sistema, bajo el lema comunitario de “quien contamina, paga” se basa precisamente en esta evolución; es decir, que cada vez sea mas caro emitir para desincentivarlo.

Sin embargo, una excesiva dependencia de las energías renovables también comporta una cierta esclavitud, especialmente cuando se ha puesto fecha de caducidad a otra tecnología de respaldo como es la nuclear, que irá desapareciendo del mix conforme llegue el momento de comenzar a cerrar las centrales, a partir del año 2028 de acuerdo con el calendario acordado en su día por el sector y el Gobierno.

¿Demasiado rápido?

O puede que antes. Porque, en paralelo, el Ejecutivo tramita una norma que, de salir adelante, supondrá el fin de las retribuciones a las nucleares, lo que podría llevar a los operadores a adelantar su cierre, con el fin de evitar mayores pérdidas de las que ya dicen acumular incluso hoy en día, por causa de una creciente carga fiscal.

Una encrucijada difícil de resolver. El planteamiento inicial contemplaba que los precios de la energía verde sería cada vez más competitivo, lo que se está cumpliendo en todos sus extremos. Ya resulta muy difícil ver subastas con primas en los mercados. Pero aquéllos que alertaban sobre el peligro de hacer una transición demasiado rápida se referían al comportamiento inflacionista de las tecnologías de respaldo, lo que también se está plasmando con toda su crudeza en el recibo.