El Hotel Fairmont Juan Carlos I se acerca a la insolvencia al caer su venta a Apollo Global Management. El área de Urbanismo del Ayuntamiento de Barcelona, que controla BComú, partido de la alcaldesa Ada Colau, ha vetado la prórroga de la concesión al alojamiento, espantando al inversor, que ultimaba la adquisición del establecimiento. Con ello, el partido de la primera edil deja el resort urbano al borde del concurso de acreedores y a más de 400 trabajadores cerca del paro.
Es lo que aseguran fuentes del mercado turístico, que han alertado de que el área de Urbanismo del ayuntamiento, que pilota Janet Sanz (BComú), se ha negado a prorrogar la concesión de terreno sobre el que reposa el hotel. La cesión se dio en 1991 y vence en 2041. Sanz ha rechazado una prórroga y, con ello, ha asustado al principal interesado, tal y como indican los mismos interlocutores, que tenía que pagar más de 100 millones de euros por un activo cargado de deuda. Sin un nuevo dueño, el Fairmont Juan Carlos I se asoma al concurso de acreedores y sus 400 trabajadores se acercan a un temido ERE.
Cerrazón municipal
Preguntada sobre la cuestión, el área de Urbanismo del ayuntamiento ha indicado que está buscando una "solución" al entuerto del Fairmont. Fuentes cercanas a la operación han precisado que la Administración local tiene que sacar la concesión a subasta con arreglo a la ley. Dos fuentes del mercado han matizado esta información. Aseguran que Janet Sanz y sus técnicos han dicho no a la cesión directa, han ahuyentado a Apollo y han hecho descarrilar la operación "por su lentitud, pues estaban avisados desde noviembre de 2020".
La estrategia municipal, forzada por la legalidad, provocará daños colaterales. Sin un comprador, el Fairmont Juan Carlos I se ahogará en sus 100 millones de euros de deuda e irá a la quiebra. Sus 400 trabajadores, que llevan más de un año en ERTE, al paro. Y el nuevo propietario que gane la subasta pública no tendrá por qué subrogar a una plantilla con largo currículum en operar un resort urbano de lujo que incluye el Palacio de Congresos de Cataluña. Por lo pronto, la gestora del hotel ya ha presentado preconcurso, tal y como avanzó este medio.
La plantilla presionará a Colau
Desde el sector alojativo se hace hincapié en que los grandes perdedores de la cerrazón municipal, o al menos lentitud en abordar el asunto, son los empleados del Fairmont. "Los propietarios del hotel son ahora los seis descendientes del jeque Turki ben Naser, fallecido en enero. No tienen interés alguno en el hotel y buscan comprador. De hecho, lo venden por más de 100 milllones llave en mano. Si nadie lo compra, la sociedad irá a concurso, pues se ahoga en deuda, y ellos se desentenderán", explican las voces consultadas. El frenazo a la operación tendrá un precio: un ERE para más de 400 asalariados.
De hecho, un trabajador del Fairmont ha propuesto "redoblar la presión" al Ayuntamiento para desbloquear la venta del hotel. Y conseguir que llegue el ansiado inversor que inyecte liquidez y equilibre las cuentas del negocio. En un escrito en la página de Facebook Amigos del Juan Carlos I, el empleado recordó ayer que la propiedad tiene hasta julio para evitar el concurso de acreedores. Toca, pues, "intentar hacer más presión para que [el consistorio] alargue la cesión de los terrenos". Una fuente sindical ha confirmado punto por punto lo apuntado en la llamada pública del asalariado.
Colau frustra la venta de un activo único
Tenga éxito la "presión" de los trabajadores o no, lo factual es que el gobierno de Ada Colau ha frustrado la operación del año en la hotelería barcelonesa, que perseguía Apollo Global. El Fairmont Juan Carlos I es un coloso de 432 habitaciones, 36 de ellas suites. Está completamente reformado y cuenta con un spa, jardín y terraza exteriores. Además, opera el Palacio de Congresos de Cataluña, una sala congresual situada a pie de la avenida Diagonal. No hay activo igual en venta en estos momentos en la Ciudad Condal, donde el mercado está en ebullición y hay otras piezas en oferta, como el NH Calderón, avanzó Expansión.
El cambio de manos del titánico hotel, ahora bloqueado, es necesario porque su sociedad operadora, Barcelona Project's SA, arrastra una deuda cercana al precio de su venta: 100 millones de euros. Las obligaciones se acumulan desde hace años. Algunos impagos se generaron en la época en que Husa Hoteles, la empresa alojativa del expresidente del FC Barcelona Joan Gaspart, estuvo al frente del resort. De hecho, ben Naser, exsocio del famoso empresario, se llegó a querellar contra él y le acusó de esconder una deuda de 16 millones. El juzgado archivó el procedimiento.
Depende de una concesión
Además de su cargada tesorería, el Fairmont Juan Carlos I tiene otro defecto original. El hotel reposa sobre terrenos que fueron cedidos por el Ayuntamiento de Barcelona en 1991 para construirlo. El entonces alcalde, Pasqual Maragall, los entregó para que se elevara un establecimiento que pudiera alojar a las delegaciones que acudirían a los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992. Junto a la parcela del Fairmont, la Administración local cedió otras cuatro pastillas para otros tantos establecimientos en diversas partes de la Ciudad Condal.
Ahora, BComú busca liquidar las concesiones cuando venzan en 2041. Las sacará a subasta, algo que, dice, está marcado por la ley. La operación inyectará dinero contante en la tesorería municipal, pero es lesiva para los actuales concesionarios, como los del Juan Carlos I. No pueden vender sus hoteles porque ningún inversor pagará por un activo que en 19 años reposará sobre un terreno subastable. Apollo Global, el último interesado por el cinco estrellas gran lujo, así lo ha dejado claro en las negociaciones a puerta cerrada con el Fairmont antes de dar un portazo y marcharse.
Este artículo se ha elaborado sin la versión de Apollo Capital, que no han contestado a las preguntas de Crónica Global.