Draghi, el elevado obstáculo que separa a ACS de su gigante de infraestructuras
El Gobierno italiano, que promovió dejar a Atlantia sin las concesiones en el país, tendrá la última palabra para evitar que una posible compra suponga revocar su decisión
11 abril, 2021 00:00El proyecto de ACS de crear un gigante europeo de las infraestructuras con la adquisición de los activos de Atlantia en Italia pasará necesariamente por el Gobierno del país transalpino. Pero este caso va más allá de la mera evidencia basada en que se trata de concesiones públicas. En manos del Ejecutivo que ahora lidera el expresidente del Banco Central Europeo (BCE) Mario Draghi está impedir que la hipotética operación termine por devolver bajo el control de Atlantia unos activos de los que la Administración le obliga a deshacerse para purgar sus pecados por la tragedia del puente Morandi, que costó la vida a 43 personas.
No es algo que pase desapercibido en la gerencia del grupo español de construcción y servicios, que este jueves hizo llegar una carta al consejo de Atlantia en la que manifestaba su interés por comprar la participación mayoritaria en la filial Autostrade per l’Italia (ASPI), la sociedad que agrupa las concesiones de la compañía en su país. En la misiva, ACS manifiesta su entera disposición a actuar de forma coordinada con el Gobierno italiano que, además, también está inmerso en la compra de los citados activos.
Escenario político
Nadie va a tener que explicarle a Florentino Pérez, presidente de ACS, que este tipo de batallas se ganan en el tablero político, en el que, además, se mueve como pez en el agua. Por eso, el ejecutivo está dispuesto incluso a incorporar a la Cassa Depositi e Prestiti (CDP), el banco público que articula la oferta del Gobierno italiano, a su propia propuesta para hacerse con el control de ASPI.
Las cosas no van a ser tan sencillas de plantear. Cabe tener en cuenta que la puesta a la venta de ASPI no es una decisión puramente empresarial, sino política. Es el desenlace de un largo proceso de cerca de dos años desde el desplome del puente Morandi, en un tramo gestionado por la filial de Atlantia, y que concluyó con la decisión del Gobierno, por entonces encabezado por Giuseppe Conte, de obligar a Atlantia a deshacerse de este activo, tras varias amenazas de expropiación.
Caída en desgracia
Fue un duro castigo para el grupo concesionario controlado por la familia Benetton, a la que la tragedia del verano de 2018, que conmocionó a todo el país, hizo caer en desgracia. No fue lo único en venirse abajo; la decisión motivó un desplome de la capitalización bursátil de Atlantia superior a los 9.000 millones de euros. De un plumazo, se llevó la mitad del valor de la empresa después de que las investigaciones afloraran considerables déficits de mantenimiento en las concesiones.
La irrupción de ACS en esta historia se produce precisamente en plena operación de venta de ASPI y cuando la dirección de Atlantia ya no sabe cómo rechazar las ofertas que llegan del consorcio que ha articulado CDP con los fondos Blackstone y Macquarie, que son los que más adelante asumirían el control de la filial.
Estrategia desvelada
La derivada perversa podría llegar en el caso de que, finalmente, fuera ACS la que se hiciera con las autopistas italianas de Atlantia. Con una extraordinaria posición de liquidez, merced a la reciente venta de su división industrial a la francesa Vinci, el grupo está dispuesto a movilizar hasta 10.000 millones de euros para la compra de las concesiones transalpinas.
Pero la estrategia, desvelada por el propio Florentino Pérez, de crear un gigante europeo del sector de concesiones de infraestructuras, lleva necesariamente a pensar en que un siguiente paso sería una alianza, o incluso una fusión o integración, con Abertis. Es decir, del grupo que ACS controla conjuntamente con Atlantia.
De vuelta a Atlantia
Es más, de hecho es la concesionaria italiana la que tiene mayoría en el capital de Abertis (una diferencia simbólica de dos acciones). Por lo tanto, en ese escenario, los activos que ahora vende la concesionaria volverían a sus dominios en el medio plazo. Esta situación podría no ser bien entendida en Italia y que, incluso, podría llevar a los ciudadanos a pensar en que fueron engañados o bien que su Gobierno se dejó engañar.
Como hace casi cuatro años, las cuitas italo-españolas por el negocio de las autopistas trascienden lo meramente financiero. Por entonces, fue Atlantia la primera en mover ficha con una oferta de compra de Abertis, a la que el Gobierno español, por entonces en manos del Partido Popular, nunca vio con buenos ojos.
Evitar el ruido
Tras varios intentos fallidos de encontrar un competidor, emergió la figura de ACS para entrar en una guerra en la que tenía claramente las de ganar en la parte política, aunque no tanto en la industrial, y cuyo armisticio tuvo como razón de ser evitar una innecesaria inflación de una operación que ya de por sí se fue por encima de los 18.000 millones de euros.
Ahora, las tornas cambian y los focos del sector público en Italia apuntarán directamente a ACS para evitar que la ya de por sí rocambolesca situación en torno a las concesiones italianas de Atlantia haga más ruido político del necesario.