Competencia examina la nueva licitación del NitBus

Así lo indican fuentes del sector y lo ha confirmado un representante de la Acco. Competencia admite que "examina" los pliegos de condiciones del contrato público. El análisis no presupone malas prácticas por parte del AMB, sino que constituye un ejemplo de labor proactiva de vigilancia de la competencia en el mercado. No obstante, el regulador sí ha alertado en el pasado de múltiples licitaciones viciadas en el Administración supramunicipal y llegó a aflorar un cártel de empresas para repartirse el Aerobús, el bus lanzadera al Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat. Acabó en fuertes sanciones para los implicados. 

Los operadores denuncian anomalías

La nueva actuación llega también después de que el sector del transporte colectivo catalán montara en cólera por las condiciones del contrato del NitBus. Uno de los requisitos, el fijado por la página 493 del pliego técnico, obliga a subrogar al cuadro directivo de Tusgsal, actual adjudicatario del servicio. Ello, en opinión de directivos consultados por este medio, es "anticompetitivo". 

Recuerdan que si una empresa privada gana el concurso e integra a los directivos de Tusgsal tal y como fijan las plicas, colocarán en el seno de su compañía a altos cargos de una firma rival. Todo ello, además, con las remuneraciones fijadas por el actual explotador,. En otras palabras, si una compañía privada arrebata el NitBus a Tusgsal, la firma tendrá que fichar a su director general, Carles Fàbregas, que cobra 145.000 euros brutos al año. O a su secretaria de dirección, que alcanza los 71.000 euros, entre otros miembros de la alta dirección de la mercantil. 

El AMB responsabiliza a Tusgsal

¿Qué dice de ello el AMB, licitador? A preguntas de este medio, los portavoces de la Administración defienden que las subrogaciones incluídas en el nuevo concurso "operan de forma legal" por cuanto son la "aplicación de los convenios colectivos que operen en cada sector". La institución alega que ha publicado la lista de empleados a mantener en el grupo en cumplimiento de la Ley de Contratos del Sector Público (LCSP), que obliga a citar a los trabajadores sujetos a subrogación y sus condiciones. La información contenida en el pliego, subraya el AMB, "es facilitada por la empresa prestadora". 

Recuerda, asimsimo, que "no obliga a la subrogación, sino que esta operará si así lo establece el convenio colectivo de aplicación a los trabajadores". El Área enfatiza que "se ha facilitado la información" en cumplimiento de la LCSP y resoluciones anteriores de la Juta Consultiva de Contratación Pública del Estado. Asimismo, llama a "ofrecer información suficiente de la situación real de los trabajadores que quedarán afectados por la subrogación". Respecto a ello, la institución deja claro que "es obligación" que la información sea facilitada por la empresa, siendo esta "totalmente responsable de su contenido y, en consecuencia, de su veracidad". 

Subrogación de "fuera de convenio"

Esta explicación, que señala a Tusgsal como responsable de una anomalía en el concurso que le beneficia, no convence al mercado. Desde las compañías recuerdan que "el cuadro directivo" del grupo de economía social "está fuera de convenio", por lo que su inclusión en el pliego de condiciones del NitBus es, según directivos del sector, absolutamente "anómalo e intencionado".

Por esa intención entienden las voces del mercado una voluntad de favorecer a la transportista con sede en Badalona (Barcelona), actual operador del servicio. 

Concurso bronco

Exista ese favor o no, la renovación del contrato del NitBus ha comenzado con mal pie. El servicio de bus nocturno y diurno entre Barcelona y el área metropolitana norte, con un presupuesto de 646 millones, es de hecho una prórroga del contrato anterior.

La última licitación, lanzada en 2014 por el AMB, acabó con la Administración supramunicipal renunciando a adjudicar tras una auténtica crisis empresarial, política y económica. El AMB inició el concurso, pero excluyó a Tusgsal al requerir unas cocheras que la cooperativa no tenía. La empresa, un empleador de primer orden en el área metropolitana norte, buscó amparo y lo encontró en el Tribunal Catalán de Contratos. También la arroparon partidos políticos. Finalmente, el licitante desistió de contratar, descabalgando a Alsa de un concurso en la que esta compañía había quedado ganadora.