Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, en una comparecencia pública / EFE

Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, en una comparecencia pública / EFE

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El Tribunal Supremo derriba el Peuat, el plan hotelero de Colau

El alto tribunal desoye al Ayuntamiento de Barcelona por la nulidad íntegra dictada por el TSJC, que tumbó el plan por falta de rigor

5 febrero, 2021 21:00

El Tribunal Supremo ha derribado el Peuat, el plan hotelero impulsado por el gobierno de Ada Colau y que limita la apertura de nuevos establecimientos en casi toda Barcelona desde 2017. El alto tribunal ha inadmitido a trámite un recurso del Ayuntamiento de Barcelona contra la nulidad íntegra que dictó el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) en 2019.

Según han informado fuentes conocedoras del caso, el Supremo no ha considerado el escrito entrado por el gobierno municipal de Barcelona en Comú y PSC, que pretendía revertir el revés encajado en el TSJC. Con ello, la última instancia judicial confirma el revolcón al instrumento de planeamiento y da la razón a los hoteleros, que recurrieron en masa un cerrojazo que limita los nuevos permisos en buena parte de Barcelona .                  

Colau, pendiente solo del TSJC

¿Qué pasa ahora? La demolición del Peuat en sede judicial deja solo una vía al Ayuntamiento de Barcelona. El anterior Gobierno municipal, que también lideraba Ada Colau (BComú), presentó otro recurso especial ante el TSJC después de que la segunda instancia judicial anulara el plan en 2019.

El Ejecutivo local, han informado fuentes conocedoras del procedimiento, alegó vulneración de la normativa autonómica. Se espera que el Tribunal Superior falle sobre este último escrito entre febrero y marzo. ¿En qué dirección? Los interlocutores consultados apuntan a que el alud de sentencias contrarias de 2019 y el revolcón ahora del Supremo sugieren que el TSJC inadmitirá el escrito o lo desestimará, entrando en el fondo de la cuestión.

El plan estaba mal hecho

A la espera de esa última resolución, el bipartito sociocomún ha perdido otra batalla en la guerra por controlar el turismo masivo en Barcelona. Y no porque no le asista la razón, algo que queda dentro de la arena política. Ha encajado una derrota porque elaboró mal su plan hotelero. Por falta de rigor administrativo. 

Como apuntó el TSJC en la nulidad íntegra dictada en 2019, el cerrojazo hotelero carecía de una evaluación económica “lógica y ponderada de las actuaciones a desarrollar sin necesidad de proceder a la especificación de las concretas indemnizaciones”. El Peuat es una chapuza porque no tiene memoria de impacto económico.

Janet Sanz plantea alternativas

Ello fue argumento suficiente para que el TSJC anulara el Peuat, un revés confirmado ahora por el Supremo al inadmitir el recurso municipal de casación. Previamente, el Tribunal Superior ya dinamitó el artículo 15.3 del instrumento urbanístico, una provisión legal que obligaba a los hoteleros a eliminar un 20% de las plazas cuando hicieran reformas de gran calado en los alojamientos turísticos.

Quizá por el correctivo judicial, la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, anunció la pasada semana una "actualización" del Peuat. Esta incluirá la prohibición de alquilar habitaciones turísticas, en un misil a la línea de flotación de Airbnb, pues esta es la última línea de negocio de la tecnológica en la capital catalana.

Otro plan, en marcha

Dicho y hecho. La Comisión de Gobierno aprobó el 29 de enero rediseñar el plan hotelero de Barcelona. Con ello, el ayuntamiento pone de nuevo en marcha la máquina para legislar sobre turismo en línea de control de las licencias de establecimientos para visitantes. Si el TSJC confirma que el Peuat debe anularse, el equipo de Ada Colau ya habrá aprobado otro plan igual. 

El gabinete de la alcaldesa de Barcelona lo ha hecho porque "tocaba actualizar el Peuat", según defendió Sanz y confirman fuentes próximas al consistorio, pero también tras recabar un doble revés judicial que, si bien no es jurídicamente definitivo --a la espera del último recurso que falta por fallar en el TSJC--, políticamente es relevante. Aflora la falta de rigor en legislar con consecuencias en un sector sensible como son las inversiones hoteleras