El empresariado ve a Illa como el candidato “necesario” para superar el ‘procés’
El objetivo de las patronales es que se “inicie ya” una nueva etapa centrada en la gestión económica y en la colaboración con el Gobierno central
31 diciembre, 2020 00:00Una oportunidad, una esperanza que se abre con la candidatura de Salvador Illa al frente del PSC. Es la reacción del empresariado, el que está representado en las patronales, que desea superar la etapa del procés y “dejar de perder más tiempo”. La figura del todavía ministro de Sanidad se ve como el candidato “necesario” para abrir un nuevo tiempo político, que implique poner toda la atención en la gestión y en la búsqueda de la colaboración con el Gobierno central.
La posibilidad de que Salvador Illa fuera el candidato del PSC se había analizado en los foros empresariales, pero la convicción, hasta este mismo miércoles, era que sería, finalmente, Miquel Iceta. Sin embargo, en los últimos días se habían producido algunos gestos del propio interesado. En la entrega de premios que organiza cada año Foment del Treball, con la asistencia del ministro Illa --la pasada semana-- las conversaciones giraron sobre cómo superar el bloqueo y el desgobierno del actual Ejecutivo de coalición entre Junts per Catalunya (JxCat) y ERC. Y el mismo Illa señaló que se podía producir un cambio, un salto adelante, que indican algunos sondeos propios que maneja el partido, con opciones de "ganar". Los empresarios consultados admiten que no supieron leer que ese salto lo iba a protagonizar Illa con su candidatura, pese a que se conocía el interés del Gobierno de Pedro Sánchez en que así fuera desde hace unos meses.
Alternativa al independentismo
Las patronales Foment y Pimec, que presiden Josep Sánchez Llibre y Josep González, respectivamente, viven con intensidad estas semanas previas al inicio del periodo electoral. Reclaman un cambio real en las políticas del Govern, y marcar una nueva agenda, que pasa por aprovechar bien los fondos europeos, por revisar la fiscalidad para atraer inversiones y permitir la propia supervivencia empresarial, por buscar acuerdos de Estado y en evitar, en definitiva, que Cataluña entre de lleno en una etapa de decadencia. La candidatura de Salvador Illa ha sido, por tanto, bien recibida, porque se considera que “sí puede ser, esta vez, una alternativa al independentismo que ha resultado una vía de fracaso y de bloqueo”.
La imagen de gestor de Illa casa bien con las pretensiones del empresariado catalán, que es consciente de que debe dar un paso al frente y asumir cotas de mayor responsabilidad para permitir ese cambio de etapa política. Las conversaciones que se mantienen, en diferentes direcciones, constatan que Illa, en el caso de que ganara las elecciones --“y las puede ganar, al mostrar una posibilidad real de cambio”-- puede provocar un proceso de autocrítica en todo el independentismo. “No es lo mismo que gane Ciudadanos, como ocurrió en 2017, que lo haga el PSC, porque indicaría una transversalidad que no podría pasar por alto el independentismo”, se señala. En aquella ocasión, se trataba de “votar a Ciudadanos como dique de contención del independentismo, pero no para crear nada alternativo con posibilidad de éxito, no era nada constructivo”.
Catalanismo con Units en la candidatura
¿Qué se quiere decir con ello? Las fuentes empresariales de las patronales dan a entender que una derrota de Junts per Catalunya (JxCat), con Carles Puigdemont al frente, o de Esquerra Republicana (ERC), con Oriol Junqueras --que podrá hacer campaña electoral por los permisos penitenciarios-- dejaría una profunda huella. La apuesta de la sociedad catalana por una candidatura del PSC liderada por Illa, pero con la participación también de Units per Avançar, que dirige el democristiano Ramón Espadaler, y a la espera de otras incorporaciones, debería llevar a los partidos independentistas a una reflexión importante, para que se deje “de una vez a un lado el proyecto rupturista, las vías unilaterales y los referéndums que no conducen a nada”.
Esa es la esperanza ahora del mundo económico catalán, que ha querido en los últimos meses, en plena pandemia, cambiar en dos direcciones: con el ánimo de colaborar, pero también con propuestas alternativas y con críticas frente al Gobierno de Pedro Sánchez, y con la voluntad de promover alternativas políticas en Cataluña para superar de una vez el procés y el proyecto independentista.
¿Y qué pasa con el PDECat?
En ese sentido, más en el caso de Foment que de Pimec --que ha percibido con claridad el intento de ERC de lograr el apoyo de la pequeña y mediana empresa para ejercer ese papel central en la sociedad catalana, con el activismo de Pere Aragonès-- se ha buscado también que se desarrollaran candidaturas desde el soberanismo para erosionar el mundo de Junts per Catalunya. La idea, y se mantiene, es que el PDECat pueda “sacar la cabeza” en las elecciones y, en todo caso, aglutinar una fuerza política más amplia tras el 14F. Sin embargo, el partido que tendrá a la exconsejera de Empresa Àngels Chacón como candidata no ha querido por ahora buscar alianzas con Marta Pascal y su partido, el Partit Nacionalista Català (PNC). Todo ese mundo exconvergente es incapaz de unir fuerzas, y sólo Chacón, que cuenta con importantes alcaldes y con el apoyo --tímido, pero real-- de Artur Mas y de exconsejeros como Andreu Mas-Colell podría alcanzar representación.
Por ello, la candidatura de Salvador Illa se ve como la posibilidad de romper realmente con el procés y de aglutinar los intereses de una sociedad catalana central, que mantiene el acento catalanista, el de los socialistas catalanes, y el de los exdemocristianos de Unió Democràtica, ahora reformulados como Units per Avançar.