González-Bueno reforzará unos puentes clave entre el Sabadell y el BCE
El nuevo consejero delegado de la entidad cuenta con una gran experiencia en el trato con un regulador al que inquieta la situación del banco
21 diciembre, 2020 00:00El futuro de Banco Sabadell con vistas a su relación con el Banco Central Europeo (BCE) ha sido un factor muy tenido en cuenta por parte de la entidad financiera a la hora de decantarse por César González-Bueno para sustituir a Jaume Guardiola como consejero delegado. En los próximos años, los puentes con el regulador serán fundamentales para determinar la estrategia del banco y el nuevo ejecutivo es un perfecto conocedor de ellos.
Desde la pasada crisis, la sombra del BCE se ha hecho muy alargada sobre las entidades financieras de la zona euro, a las que supervisa; pero se ha extendido aún más cuando ha empezado a dibujarse un panorama especialmente preocupante para la banca con ingredientes como el escenario continuado de tipos cero o negativos y la creciente amenaza de los gigantes tecnológicos del otro lado del Atlántico.
Mejorar la relaciones
Con la llegada de la pandemia del coronavirus, el BCE ha ganado grandes cuotas de protagonismo tanto en su papel de tutor de la política monetaria de la zona euro como de regulador bancario, con el impulso de procesos de concentración destinados a que las entidades puedan hacer frente a los mencionados desafíos con garantías. En ese foco, Banco Sabadell ocupa un espacio relevante. Para el regulador, no se trata de una entidad cualquiera sino de una de las que genera mayor inquietud.
En este sentido, las relaciones del Banco Sabadell con el regulador no son malas en la actualidad pero tampoco puede decirse que sean ideales. El último episodio ha sido, precisamente, la ruptura de las conversaciones de fusión con el BBVA, que ha sido visto desde el organismo que preside Christine Lagarde como un paso atrás por parte de la entidad de menor tamaño, en este caso.
Contactos
La llegada de González-Bueno busca un cambio de paradigma en este punto. El ejecutivo conoce a la perfección al regulador por la labor que desempeñó en el grupo holandés ING, tanto en su división de ING Direct en Europa (en la que se ocupó de mercados como Francia e Italia) como cuando se incorporó a la matriz, con responsabilidades en cerca de una veintena de mercados del Viejo Continente.
Su manera de moverse en el entorno del BCE ya llamó la atención a comienzos de la década cuando fue encargado de pilotar la nave de Novacaixagalicia y tuvo que negociar determinados aspectos con el regulador, como fue el caso de la doble sede de la entidad, en tiempos en los que se privilegiaba la simplificación y el ahorro de costes.
Esquivar presiones
El plan que va a diseñar González-Bueno para el Sabadell va a centrarse en España, como ya avanzó la entidad nada más finalizar las conversaciones con el BBVA. Pero no pasará demasiado tiempo hasta que el BCE vuelva a aparecer en escena. Entre otras cuestiones, porque el mercado contempla notables posibilidades de que las entidades vuelvan a intentar la operación en un futuro no demasiado lejano.
Por tamaño y por su actual situación, el Sabadell es una de las entidades que más inquietudes despierta en el BCE. En este terreno, la labor de González-Bueno se antoja fundamental para que la entidad pueda desarrollar su nueva hoja de ruta sin demasiadas presiones por parte del regulador.
Costosas fusiones transfronterizas
Precisamente, la entidad con sede en Alicante desde 2017 es una de las que el BCE considera muy adecuadas para que protagonice una de las fusiones transnacionales de las que tanto está hablando y que, sin embargo, resultan tan complicadas debido a que aún quedan muchos aspectos por concretar para que se haga efectiva una auténtica unión bancaria europea.
Recientemente, la propia vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, admitía en sede parlamentaria que a la hora de evaluar las diferentes opciones para el futuro de Bankia, con el objetivo de maximizar el valor de la participación pública en el banco, se descartó una maniobra de este tipo por las dificultades que entrañaba, por su incierto resultado y, sobre todo, por el largo tiempo que llevaría. Un tiempo que actualmente no le sobra a ningún banco en la zona euro.
A vueltas con la morosidad
González-Bueno inspira confianza en el BCE, para el que ni mucho menos resulta un desconocido. Una ventaja nada desdeñable a la hora de partir hacia un camino que no estará exento de obstáculos.
El organismo con sede en Frankfurt va a estar especialmente vigilante a los niveles de capital de las entidades, así como a su rentabilidad y las tasas de morosidad, que está previsto que empiecen a repuntar en el año que está a punto de comenzar.