Portugal consuma el sorpasso: ya se financia más barato que España
La mayor estabilidad política lusa, la menor afección del coronavirus y los planes de reconstrucción han hecho que su deuda se gane el favor de los inversores frente a la española
27 mayo, 2020 00:00La distensión observada en las últimas semanas en los mercados de renta fija ha aminorado de forma notable las primas de riesgo en Europa, especialmente en los países del sur, más afectados por los efectos de la crisis del coronavirus. Sin embargo, ese descenso ha venido acompañado de un cambio de tendencia que ya se venía anunciando y que ha terminado por hacerse realidad: Portugal ya es capaz de financiarse a precios más baratos que España.
La llegada de la pandemia y los diferentes efectos que ha tenido en ambos países (muy acusado en España y, en cambio, muy atenuado en Portugal pese a compartir más de 1.200 kilómetros de frontera) ha reducido al mínimo la distancia entre los diferenciales de rentabilidad del bono a diez años con el alemán, que situaba en el entorno de 20 puntos básicos antes de que comenzara el terremoto en los mercados por el efecto del Covid-19. Pero la apuesta por la deuda portuguesa ha seguido con tal intensidad que el bono luso ha sido capaz de dar la vuelta a la tortilla.
Inestabilidad política
Y no resulta sencillo, a tenor que se trata de la segunda vez que sucede en los últimos once años. La última vez fue el pasado otoño, cuando el bono español pagaba cara la inestabilidad política en el país, por entonces abocado a unas nuevas elecciones generales por la imposibilidad de formar Gobierno con los resultados de los comicios que se habían celebrado en abril.
Por entonces, las primas de riesgo de los dos vecinos ibéricos se situaba alrededor de 70 puntos básicos, aunque el bono portugués fue capaz de cotizar con una rentabilidad levemente mas baja que el español durante unos días. Un hecho que, por entonces, era inédito desde 2009, cuando ya eran evidentes los efectos de la anterior crisis.
El apoyo del BCE
Apenas unos meses más tarde, la situación es notablemente más complicada. El diferencial del bono español se asienta en los 112 puntos básicos y el luso, en uno menos. Ambos han sido capaces de reducir las primas cerca de 30 puntos básicos en las últimas semanas, especialmente gracias a las actuaciones del Banco Central Europeo (BCE), que aprobó en la última reunión de su consejo de gobierno nuevos instrumentos de liquidez, rebajó las exigencias de los ya existentes e incidió en su política que seguir inyectando dinero a las economías de la eurozona sin límite con el objetivo de evitar que se repitan los episodios de crisis de deuda soberana de hace una década.
Pero los números cantan y, por ahora, los de la economía portuguesa convencen más a los inversores. Si se toma como referencia las últimas previsiones publicadas por la Comisión Europea, Portugal será una de las economías menos castigadas por el Covid-19 en 2020, con una caída de su PIB del 6,8%. Pese a ser de gran magnitud, la cifra se sitúa en línea con el pronóstico que el Ejecutivo comunitario hace para Países Bajos y tan sólo tres décimas por encima del correspondiente a Alemania.
Presionada por el déficit
El contraste con España es notable. Para la economía nacional, Bruselas prevé un desplome del 9,4% en 2020, de los mayores de la zona euro, tan sólo por detrás de Grecia e Italia.
Otro aspecto que ha castigado a España de forma notable en los mercados es el horizonte del déficit público. Bruselas prevé que en 2021 se sitúe al borde del 7%, tras dispararse por encima del 10% este año. En cambio, para Portugal prevé un desequilibrio presupuestario inferior al 2% en 2021. Además, España ya había cerrado 2019 con una desagradable sorpresa en forma de incremento de dos décimas en el déficit, hasta el 2,7%, que además tuvo que ser corregido una décima al alza por Europa.
Estrategia inversora
Como informó en su día Crónica Global, algunos bancos de inversión estadounidenses comenzaron a destacar al inicio de la crisis, incluso antes de darse a conocer estas cifras, la gestión de la crisis que, desde el punto de vista económico, estaba llevando a cabo Portugal. Sin ir más lejos, Morgan Stanley llegó a emitir una nota para sus clientes en la que recomendaba tomar posiciones en bonos portugueses en detrimento de los españoles.
Por entonces, la entidad estadounidense valoraba, entre otras cuestiones, precisamente los planes del Gobierno luso para frenar cuanto antes el incremento del déficit público que se produciría como consecuencia de las medidas a adoptar para paliar los efectos de la pandemia, algo que no veían en el vecino peninsular.