El think tank del Ibex defiende una renta mínima transitoria
Fedea analiza los efectos de la crisis del coronavirus en el mercado laboral y pide protección para los colectivos que se verán perjudicados
2 abril, 2020 00:00Una renta mínima transitoria. No es la solución mágica al enorme vendaval que puede sufrir la economía española, pero puede ser un instrumento necesario y obligado para algunos colectivos sociales. Fedea, el considerado think tank del Ibex, cuyas grandes empresas figuran en su patronato, ha publicado un primer informe sobre los efectos en el empleo de la pandemia del coronavirus. Y en un trabajo elaborado por los profesores Florentino Felgueroso (Fedea), José Ignacio García-Pérez (UNIA y Fedea) y Sergi Jiménez (UPF y Fedea), se señala que de cara a distintos colectivos, “para evitar los problemas que se observaron en la gran recesión (segunda gran recesión en breve plazo), quizás fuera pertinente desarrollar, siquiera de forma transitoria, una renta mínima, de amplia cobertura y probablemente duración”.
Con todas las prevenciones, pero esa renta mínima se pide para tres colectivos que, como ocurrió en la crisis de 2008, pueden sufrir mucho más que el grueso de la fuerza laboral española. Se trata, según Fedea, que dirige el economista Ángel de la Fuente, de “los desempleados de larga duración sin prestaciones, que serán nuevamente relegados en la (larga) cola del paro, a semejanza de lo que ocurrió en la Gran Recesión; los nuevos entrantes, que entrarán en un mercado de trabajo muy debilitado o simplemente no entrarán y, finalmente, los trabajadores de mayor edad, que probablemente sean separados del mercado de trabajo de forma permanente”.
El sector del turismo
Sergi Jiménez, profesor de Economía en la UPF, señala, en conversación con Crónica Global que la crisis del coronavirus “llega en el peor momento del año, porque es ahora cuando muchos de esos trabajadores iban a ser contratados de cara a las campañas de verano en diferentes sectores, o los jóvenes que buscan un primer empleo en verano”. Jiménez considera que todo dependerá de la celeridad en la que finalice la crisis sanitaria, pero observa un problema de envergadura: “Hay expedientes de regulación de empleo temporal, pero se pueden convertir en despidos, en función de cómo aguanten esas empresas y del volumen de negocio que haya después, que será menor”.
Es decir, todo el modelo productivo necesitará un cierto tiempo para adaptarse, aunque se recupere la normal actividad económica, que será, por necesidades de la crisis sanitaria, de forma escalonada. Un sector clave es el turismo. “La campaña de verano es muy difícil de recuperar, a menos que exista un turismo interno, que pueda paliar algo las cosas, pero el verano servirá para adaptarlo todo, poco a poco”.
Hasta 9,3 millones de trabajadores
Lo que ha estimado el trabajo de Fedea es que el número total de trabajadores afectados, de una forma o de otra, puede alcanzar los 9,3 millones. Los que se vieron afectados por la declaración del estado de alarma que decretó el Gobierno fueron entre 3,3 y 3,6 millones de trabajadores, “mientras que los trabajadores de servicios no esenciales, es decir los que podrían estar afectados directamente por el estado de confinamiento total, serían entre 9,2 y 9,3 millones entre los que se incluyen los anteriores”.
En un periodo que es en un año normal el de máximo número de contrataciones, la crisis del coronavirus puede resultar fatal. El cálculo según los tres analistas muestra un colectivo de unos 1,7 millones de trabajadores, comparando con los datos de 2018. Son los que podían ser susceptibles de contrataciones. De ese total, un millón eran desempleados sin derecho a prestaciones, “y no cubiertos” ahora por el Plan de Choque que ha propuesto el Gobierno. Por ello, ese es uno de los grupos que debería ser atendido, según el documento de Fedea, por algún tipo de “renta mínima”.
Posibles 'coletazos'
El modelo que propone Fedea pasa por tener en cuenta las distintas características de la fuerza laboral, para que el Gobierno incida en cada sector. “Será necesario adaptar los indicadores de empleo y paro a las circunstancias actuales, para que permitan distinguir los efectos del Coronavirus, del Plan de Choque y otros efectos estacionales ajenos a la crisis sanitaria. También resultará crucial que se actúe con transparencia y que se avance en la cesión de datos administrativos y necesarios para que los investigadores sociales puedan trabajar en estas evaluaciones y contribuyan, así, a una mejor salida de la crisis”.
Sergi Jiménez valora los posibles efectos de los planes del Gobierno, pero incide en que habrá repercusiones una vez pase la crisis más aguda del coronavirus. Serán los “coletazos” de los que se habla en el documento, cuando todo el tejido productivo deba navegar en una nueva situación económica. Y los cambios serán importantes.
Cambios acelerados
La crisis del coronavirus, que es, primero, una crisis sanitaria que está dejando sin vida a miles de ciudadanos, puede actuar como un acelerador de procesos que ya están en marcha: “Durante las crisis se aceleran las tendencias. Esto es, por ejemplo, los efectos del cambio técnico (la digitalización), en una economía cada vez más envejecida demográficamente”.
¿Qué hacer entonces? El llamado laboratorio de ideas del Ibex señala que será el momento de reformas: “Las reformas que no se concretaron aún en materia de políticas activas, en especial de formación continua, y otras medidas preventivas no podrán postponerse más o sufriremos efectos permanentes de difícil absorción en un contexto, además, en el que los recursos serán más escasos y la deuda volverá a apremiar”.