Imagen de un conductor de Taxi Class, que ha tramitado 175 autorizaciones VTC y ahora se enfrenta a una revuelta de taxistas / CG

Imagen de un conductor de Taxi Class, que ha tramitado 175 autorizaciones VTC y ahora se enfrenta a una revuelta de taxistas / CG

Business

Golpe de estado en la aristocracia del taxi de Barcelona

Taxi Class, que trabaja solo con Mercedes, se enfrenta a una revuelta de socios que podría fulminar a su dirección por el 'pelotazo' con licencias VTC

24 abril, 2019 00:00

Golpe de estado en ciernes en la aristocracia del taxi. Taxi Class, la emisora que trabaja solo con Mercedes, se enfrenta a una revuelta de socios por el intento de pelotazo que hicieron con las autorizaciones de vehículos de alquiler con conductor (VTC). La firma que pilotan Xavier Mejías desde la presidencia y Óscar Busto desde la vicepresidencia se enfrenta a una turbulenta junta de accionistas por incurrir en especulación con los permisos que usan plataformas rivales del taxi como Uber o Cabify.

Según ha alertado Élite Taxi a este medio, Mejías y Busto se someterán al criterio del consejo de administración de la empresa en un plazo de tres meses con la firma en plena ebullición. No será pues una junta de trámite en la que se presenten los números del año anterior, sino que habrá más sustancia sobre la mesa. "Existe un malestar generalizado en el sector. Un descontento que se vive en el entorno de la compañía, pero que también permea en su interior. Los socios que conforman la emisora pagan un dinero, y no poco, para integrarse en la misma. Hacen un buen trabajo y nadie les informó de que se iba a invertir en un sector rival", ha explicado su portavoz, Alberto Álvarez.

"Han expuesto a sus conductores"

Hay más. Además del desconocimiento que tenían la mayoría de socios de Taxi Class, la empresa no calculó el efecto de tratar de explotar el nicho de negocio que operan empresas como Cabify. "Han quedado señalados. El resto del colectivo de taxistas los mira con sospecha, pues intentaron perpetrar un pelotazo a costa de entrar en un sector que es directamente competidor con el resto de compañeros", ha indicado el activista. A ello se le suma el elemento económico y sentimental. "Muchos conductores de Taxi Class Barcelona han hecho un gran esfuerzo económico para hacerse con un Mercedes Benz homologado y pagar la elevada barrera para entrar en la emisora. Si la cúpula de la empresa decide meterse ahora en tratos con las plataformas que trabajan con licencias VTC no tradicionales, ¿de qué habrá servido todo ese empeño?", se ha preguntado el conductor.
 

Una sesión de fotos de los vehículos de alta gama de Taxi Class Barcelona / TCB

Una sesión de fotos de los vehículos de alta gama de Taxi Class Barcelona / TCB

Una sesión de fotos de los vehículos de alta gama de Taxi Class Barcelona / TCB

Por su parte, desde la compañía, el vicepresidente Óscar Busto ha restado importancia al ruido de sables en el seno de la firma. "Se celebrará una junta anual del consejo de administración, en una fecha que está aún por determinar, y se presentarán las cifras anuales del ejercicio precedente, como siempre se hace", ha señalado el empresario del taxi. Busto ha indicado que desconoce si habrá cambios en la junta, pero "no le consta" malestar alguno entre los 175 socios. Tras ello, ha rechazado contestar a las preguntas de este medio alegando que el caso está en manos del equipo legal de la sociedad.

Posible solución: una derrama

Con la cabeza de Mejía y Busto sobre la mesa, se estima que Taxi Class Barcelona celebre su junta anual dentro de tres meses. Lo hará pendiente del sentimiento de la base de la empresa, y que podría ser decisivo, pues funciona como una cooperativa. Si bien algunos socios piden un recambio en la cúpula, otros exigen mayor transparencia y un conteo claro de cómo ha pinchado la operación especulativa de las VTC. No en vano, la dirección pensaba colocar los permisos en precios que llegaban a los 120.000 euros, pero finalmente esa cantidad se ha hundido por el decretazo aprobado por el Gobierno catalán contra Uber y Cabify en febrero. 

Se espera que la fallida operación --el cepo impuesto por el Govern ha rebajado el precio de las habilitaciones, con las que algunos especularon-- tenga un impacto significativo sobre la cuenta de resultados de una sociedad que, tradicionalmente, presentaba unos libros saneados. De hecho, el escenario financiero resultante puede hacer tanto daño a la aristocracia del taxi que algunos rivales ya esperan que Taxi Class apruebe una derrama de los socios para pagar la catastrófica operación con los permisos que guiaron Mejías y Busto, cuya gestión será ahora examinada.