El agua embalsada vuelve a bajar y la reserva se sitúa en el 36,5 por ciento

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Última llamada a los gobiernos del Mediterráneo para invertir en energías renovables

La desertización y la desalación de las aguas marítimas son las dos principales preocupaciones de las organizaciones medioambientales

24 noviembre, 2017 10:48

El cambio climático es una realidad que no conoce fronteras. Más allá, del Acuerdo de París, que firmaron todos los países en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, del que más tarde Estados Unidos se autoexcluyó tras la renuncia de su presidente Donald Trump. Las diferentes empresas y organizaciones que participaron este jueves en el Foro Mediterráneo del Agua celebrado en Barcelona en el Meda Week dieron un toque de atención a los gobiernos del sur de Europa y el norte de África para que inviertan en las energías renovables del futuro.

Bajo el mismo paraguas, el Foro Mediterráneo del Sol y el Foro Mediterráneo del Viento, todos organizados por la Cambra de Comerç de Barcelona con el apoyo de Fondos FEDER y de la Cámara de España, plantearon las necesidades de las sociedades del futuro de adaptarse a los cambios climáticos de la Tierra y la necesidad de “abrir los ojos ante una realidad que acabará por superarnos”, tal y como aseguró Constantianos Vangelis, representante de la organización intergubernamental Global Water Partnership.

Inversión público-privada

Vangelis hizo alusión a la necesidad de inculcar a la población la importancia de cuidar el agua. Además, fue el primero en liderar una dura crítica a los gobiernos del Mar Mediterráneo, entre ellos España, por su falta de “proactividad para fomentar las inversiones públicas en mejorar la calidad de vida de sus habitantes del presente y, sobre todo, sus habitantes del futuro”.

Todas las organizaciones participantes concedieron en una sola realidad: la población ha crecido y la tecnología ha avanzado, pero la tecnología no se aplica en las energías verdes.

Miguel García, de Union for the Mediterranean, siguió el discurso de su compañero Vangelis, y ahondó en la falta de compromiso gubernamental. “El sector del agua es delicado, el agua no se puede crear, la población necesita agua, así como la ganadería y la agricultura” y añadió “el sector privado necesita invertir en estos proyectos, pero las administraciones públicas deben dar los primeros pasos para enseñar al sector privado el rendimiento que puede tener y, sobre todo, deben compartir la información de la que disponen para que todos entendamos qué es esto, cómo gestionarlo y cómo mejorar”.

Sur de Europa y África, los más afectados

Expertos en la materia coinciden a la hora de identificar que zonas del planeta se verán más afectadas por una desertización que ya ha empezado. El sur de Europa y África serán una de ellas. La desalación del mar y la falta de recursos en zonas con climas muy cálidos serán el punto de inflexión que determinará qué países sufrirán de forma mayúscula las consecuencias.

Los principales representantes de las organizaciones para la protección de la Tierra, agradecieron la movilización social que se ha dado desde que la población mundial ha aceptado la existencia de un cambio climático imparable, pero que con esfuerzos se puede retrasar.  La situación y la concienciación social ha movilizado a la sociedad, especialmente a los jóvenes, pero la inversión en el clima no ha crecido paralelamente. El sector privado, aseguran fuentes del sector, es el único que puede financiar estos proyectos y liderar un cambio real.

Energía solar y eólica

El sector del agua fue el que acaparó más tiempo durante el Foro, pero también hubo tiempo para hablar de las posibilidades, tanto climáticas como económicas, que ofrecen la energía solar y eólica.

Amine Homman, portavoz de Engie North Africa, expuso las oportunidades de crecimiento que ofrece la geografía del Mar Mediterráneo, con grandes ráfagas de vientos y un clima donde predomina el Sol casi los 12 meses del año.

Rita Sa Coito, del European Bank for Reconstruction and Development, coincidió con Amine. Ambas organizaciones han descubierto una oportunidad de crecimiento e inversión nunca antes vista, pero a la que muchas empresas no quieren invertir por falta de infraestructuras y regulaciones de las instituciones públicas, algo en que los gobiernos “deben empezar a trabajar desde ya”, como se ha hecho en países como Jordania y Egipto, donde ya han invertido más de 12 billones de dólares y han obtenido un éxito rotundo.

Potencial de desarrollo

Las organizaciones medioambientales han demostrado a través de estudios, hechos durante la última década, que el potencial de desarrollo que tienen estas energías es “gigante”.

La falta de rendimiento de estas nuevas energías se debe a una falta inversión de las grandes compañías que si cuentan con presupuestos para mejorar en tecnología y Big Data, algo que unido a estos nuevos proyectos ayudaría a mejorar la situación actual y del futuro. Según las mismas fuentes, “esto es una guerra, en la que hay que luchar con todas las armas que son la educación, los medios de comunicación, la cultura, y sobre todo los gobiernos, los máximos culpables de este deterioro”.