El parche de Freixenet
La familia Ferrer firma la paz antes de Navidad con la creación de una comisión directiva que tomará las riendas del grupo vitivinícola pero deja en el aire profesionalizar la gestión
19 diciembre, 2016 00:00Las tres familias que forman Freixenet encaran la Navidad con relativa tranquilidad. La batalla entre primos hermanos por marcar el futuro del grupo vitivinícola ha quedado aparcada tras el acuerdo anunciado la noche del miércoles pasado de crear una comisión directiva que relevaría en sus funciones al consejero delegado. La crisis no se ha cerrado pero se ha impuesto una opción que defendía especialmente el presidente del grupo, José Luis Bonet, el más preocupado por asegurar la unidad de la tercera generación de los Ferrer.
Sus responsabilidades en la compañía no son ejecutivas y tampoco dispone del tiempo para asumirlas, ya que también está al frente de la Cámara de Comercio de España y del consejo de administración de Fira Barcelona. Pero ha mostrado su desacuerdo en la forma en la que su primo, Enrique Hevia, planteó sus discrepancias con la gestión que se hacía de la bodega; la discusión de fondo en la empresa familiar que ha marcado los últimos meses.
Críticas a la gestión
¿Quiere Hevia vender realmente el 29% de las acciones de Freixenet que posee? Su entorno asegura que no, que el objetivo estratégico de apadrinar la entrada de Henkell con la transmisión de su participación y la de su primo Pedro Bonet era forzar la incorporación de un profesional para que asumiera el cargo de consejero delegado. Y si la jugada no le salía bien se aseguraba cobrar por su participación, ya que la multinacional alemana valoraba en 500 millones de euros la compañía.
No está de acuerdo con el trabajo realizado hasta la fecha por Pedro Ferrer, el heredero de José Ferrer, presidente de honor y accionista mayoritario con el 49% de los títulos. Los críticos en la empresa consideran que, a diferencia de su padre, no ha sabido pilotar correctamente la transformación de la bodega en un momento en el que vender por volumen no garantiza la viabilidad del negocio por la irrupción de productores low cost.
Inversión en marca
Freixenet ha invertido en los últimos años en marca para cultivar una imagen de calidad, un empujón hacia arriba de marca. Esta política, necesaria para no desaparecer, ha minimizado el dividendo que se repartía la familia y ha derivado en las tensiones actuales ya que no se acaba de alcanzar el objetivo.
La rentabilidad del negocio está congelada, ya que los 2,35 millones que ganaron en 2015 es casi la misma cantidad que el resultado de 2014. Y el ejercicio en curso, marcado por el debate interno, incluso se contempla no alcanzar esa cifra.
Directivo externo
Fichar a un directivo externo a la familia con un perfil profesional es una de las cuestiones que los Ferrer debaten desde hace meses y que ha recibido la oposición frontal de los accionistas mayoritarios. No se espera ningún cambio de signo en este sentido como mínimo mientras el presidente de honor, Josep Ferrer Sala (91 años), siga en el cargo.
Reparto de las acciones de Freixenet entre la tercera generación de los Ferrer / CG
La comisión directiva formada por el hasta ahora consejero delegado, Pedro Ferrer, Hevia y Eudaldo Bonet deberá demostrar o bien que puede mejorar la gestión o convencer a los reticentes de que un fichaje externo es lo mejor para Freixenet.
Protocolo familiar
Otro de los grandes retos que deberán afrontar es fijar una suerte de protocolo familiar que establezca la relación de los accionistas con la compañía. No se había necesitado hasta el momento porque ninguna de las hermanas del presidente de honor le discutió sus decisiones mientras estuvo al frente de la empresa, pero los recientes acontecimientos lo hacen necesario y así lo han manifestado algunos de los Ferrer en los consejos de administración en los que se han mostrado las discrepancias de la familia.
Pero todo ello, pasadas las navidades.