Las diferencias en el negocio inmobiliario de lujo entre Barcelona y Madrid
En un momento en el que los precios se recuperan y el sector levanta cabeza con una oferta limitada, los inversores internacionales se quedan con las viviendas más espectaculares
17 agosto, 2016 22:30El sector inmobiliario se recupera en España. Los operadores empiezan a dejar atrás los momentos más duros de la crisis y se muestran optimistas con las perspectivas futuras, ya que la oferta es limitada y la demanda se despierta tanto en el alquiler como en la compra. Los inmuebles de lujo también se benefician del mayor movimiento del sector, aunque su actividad es la que menos notó el fin de la burbuja. Tal y como relata el director de ventas y operaciones de Lucas Fox, Rod Jamieson, el repunte del negocio se ha dado con diferencias notables entre las principales ciudades de España, Madrid y Barcelona.
“Hay mucha demanda”, certifica la persona que está al día de todas las transacciones de una de las agencias top en cuanto a viviendas exclusivas. Pero mientras que las operaciones que se cierran en la capital son puramente inversiones en ladrillo, el estilo de vida de Barcelona llama la atención a nivel internacional.
Disfrutar de la ciudad
Jamieson indica que en la ciudad catalana “mucha gente compra para disfrutar del inmueble durante unos seis meses y lo pone en alquiler el resto del año”. Los compradores quieren disfrutar de la ciudad “más allá de las vacaciones” y por ello se organizan incluso su trabajo para poderlo resolver desde Barcelona mientras se instala allí.
Esto también es un elemento diferencial a nivel catalán. La Costa Brava es muy apreciada entre los ricos extranjeros, pero para alquilar un inmueble de primer nivel unas dos o tres semanas.
Inversión para cobrar un alquiler
En Madrid, la cosa cambia. Copan las transacciones en el mercado del lujo los “compradores que buscan un activo interesante y después lo ponen en alquiler”, relata el director comercial de Lucas Fox.
La ciudad no tiene el gancho, por ejemplo, de la playa o la repercusión internacional de la arquitectura de Gaudí, entre otros, por lo que los inversores no residen ni siquiera durante las vacaciones. Eso ha disparado el precio de los alquileres de lujo y arrastra el del resto del sector, indican otras fuentes del mercado.
Ladrillo al margen de la política
Y este fenómeno también se da en Barcelona, donde la mayor demanda ha incrementado los precios. La inestabilidad política del país, tanto del Gobierno central como del catalán, en medio del envite secesionista, por el momento no pasa factura. “No se ha notado nada”, declara Jamieson. El ladrillo discurre de forma independiente a la política.
“Tanto en Barcelona como en Madrid los precios han subido porque hay poco producto de calidad en el mercado y hay mucha demanda”, añade. El coste de este tipo de inmuebles parte del medio millón de euros.
Captación de negocio
Lucas Fox ha iniciado una campaña de captación para quedarse con la intermediación de los inmuebles que detectan que podrán tener más fácil salida en el mercado. Por ejemplo, los edificios modernistas del barrio del Eixample de Barcelona. Tienen mucho tirón entre compradores internacionales siempre y cuando se les haya realizado una reforma para adecuar las zonas más anticuadas, principalmente la cocina y los aseos, y se haya respetado la singularidad de las construcciones.
Cuenta con el ejemplo de la Casa Burés, el máximo emblema internacional en este segmento. El director de ventas y operaciones comenta que sin hacer ningún tipo de promoción ya se les han acercado cuatro compradores que se han quedado con algunos de los pisos disponibles. Los precios de este inmueble, uno de los que vendió el Gobierno de Artur Mas para conseguir efectivo, no son públicos aunque superan de lejos los 4,8 millones de euros que ingresaron por el edificio.
Perfil de los compradores
En cuanto al perfil de los compradores que trabajan con Lucas Fox, el 70% de ellos son extranjeros. El 30% de ellos son de Europa del Norte (Reino Unido, Francia y los países escandinavos) y el resto es una mezcla entre ricos de Dubái, Egipto o los Emiratos Árabes Unidos, Latinoamérica y China.
Los españoles que adquieren viviendas de lujo mantienen su perfil tradicional: directivos con un alto poder adquisitivo.