El presidente de Volkswagen tira la toalla
Martin Winterkorn cede a las presiones que han ido ‘in crescendo’ las últimas horas y pide al consejo de supervisión de la automovilística salir del grupo
23 septiembre, 2015 17:18“Volkswagen necesita un nuevo comienzo”. Con estas palabras, el presidente desde 2007 del gigante de la automoción, Martin Winterkorn, ha cedido a las presiones por el escándalo de la manipulación de las emisiones en Estados Unidos y ha tirado la toalla. Asegura que no es culpable de la violación medioambiental con los motores diésel de varios vehículos pero que asume la responsabilidad.
El ejecutivo de 68 años, que este viernes debía ser ratificado como máximo directivo de la firma hasta 2018, ha intentado durante tres días mantenerse en el cargo. Este martes difundió un videocomunicado en el que pedía perdón la actuación del grupo y poco después de que el escándalo fuera global, el lunes, anunció que abría una investigación interna para buscar a los culpables, intentando extender un nudo de contención alrededor de su persona.
Investigación de Fiscalía
Otro movimiento fue el anunciar la máxima colaboración con las investigaciones que el Gobierno de Angela Merkel quisiera poner en marcha para intentar frenar la crisis en la principal industria del país.
Pero eso no ha sido suficiente. El anuncio de la Fiscalía de Brunswick (en el land de Baja Sajonia, dueño del 17% del capital de Volkswagen) ha sido la gota que ha colmado el vaso. La justicia alemana ha emitido un comunicado muy conciso en el que asegura que se “hará cargo y examinará todas las denuncias” presentadas en los últimos días de varios ciudadanos contra el primer fabricante de automóviles del mundo por volumen de ventas. También asumió la responsabilidad de identificar a los “culpables” del fraude.
Daño a la imagen de marca
Esta investigación será paralela a la del Ejecutivo de Merkel y tendrá consecuencias mucho más graves para el grupo, cuya imagen de marca ha quedado extremadamente dañada.
Winterkorn ya no puede llevar a cabo el último gran objetivo que Volkswagen anunció hace tan sólo una semana en el Salón del Automóvil de Frankfurt, el de lanzar 20 vehículos eléctricos en el mercado para 2020. Él, un ejecutivo que tiene fama de ser muy puntilloso con los detalles técnicos de los nuevos coches que salen al mercado, es el directivo al que se le pasó el desarrollo de un mecanismo complejo para instalar en los motores de los vehículos diésel de varias marcas del grupo que detectaba cuándo se le hacía una revisión y activaba un sistema para limitar las emisiones.
Reacción en Europa
Este programa informático está instalado como mínimo en 11 millones de vehículos de Estados Unidos. Por lo pronto, Francia, Italia y Corea han iniciado una investigación propia para detectar si este sistema también está instalado en los coches que circulan por sus países.
En España, el ministro de industria, José Manuel Soria, ha remitido una carta al vicepresidente mundial de Volkswagen, el español Francisco Javier García Sanz, y la comisionada europea de Industria, Elzbieta Bienkowska, en la que expresa su preocupación por el escándalo y solicita al grupo “toda la información necesaria” para determinar el alcance del “problema”.
Reino Unido había solicitado anteriormente que se abriera una investigación a escala europea y la asociación comunitaria de fabricantes, ACEA (European Automobile Manufacturers Association), emitió un comunicado en el que asegura que la manipulación en el límite de emisiones no es un mal común en todo el sector.
Interrogantes abiertos
El comité ejecutivo de Volkswagen ha reaccionado facilitando la salida de Winterkorn, que ha sido voluntaria y no por la puerta de atrás con una dimisión, pero aún hay demasiados interrogantes abiertos: cuál será la multa final a la que deberá hacer frente, cuántos vehículos están realmente afectados, quién es el culpable real, entre otros.
Los expertos del sector avisan de que la crisis en la compañía va para largo.