Imagen que representa la sobreexposición a pantallas de los niños / PIXABAY

Imagen que representa la sobreexposición a pantallas de los niños / PIXABAY

Vida

El límite de la digitalización: el exceso de pantallas en los menores dificulta su desarrollo

Pasar muchas horas ante el móvil o la televisión favorece que los niños desarrollen trastornos de la conducta, problemas visuales, obesidad y alteraciones del sueño

19 septiembre, 2020 00:00

Los españoles pasan una media de 11 horas al día frente a una pantalla, según un estudio realizado por Multiópticas. Esto supone 167 días completos al año enganchados a un dispositivo digital. Los más pequeños no se quedan atrás: uno de cada tres comenzó a utilizar dispositivos con pantallas antes de los 3 años y pasan delante de los dispositivos una media de tres horas diarias

Es común, de hecho, ver como los padres les dejan sus dispositivos a los más pequeños para calmarlos en el transporte público, en bares e incluso en los parques. Sin duda esta técnica funciona pero, ¿cómo de perjudicial es para los menores?

Opiniones encontradas

El debate entre los padres está servido, aunque el malestar por el exceso de pantallas en la vida de los pequeños es predominante --al 87% de los adultos les preocupa el tiempo que sus hijos les dedican--. Se pudo apreciar fácilmente con la campaña lanzada el martes por Multiópticas, que bajo el sello SP Future invitó a diferentes influencers con hijos a conocer un nuevo modelo de cuna equipada con cuatro pantallas, cuya existencia más tarde se desmintió.

La instagramer Verdeliss durante la presentación de la cuna con pantallas / MULTIÓPTICAS

La instagramer Verdeliss durante la presentación de la cuna con pantallas / MULTIÓPTICAS

Los comentarios negativos se sucedieron en las redes, pese a que la compañía declaraba que habían construido el equipamiento infantil a partir de peticiones de los propios progenitores. De hecho, en el anuncio publicado por Multiópticas aparecen comentarios reales de padres que alaban el uso de tabletas y móviles para calmar a sus hijos, y destacan su capacidad de mejorar el aprendizaje y las habilidades sociales de los menores.

Afecciones en la vista

Manuel Díaz Llopis, Catedrático de Oftalmología de la Universidad de Valencia, señala que un exceso de pantallas conlleva la posible aparición de astenopia acomodativa --cuyos principales síntomas son escozor y enrojecimiento de los ojos, así como dolor de cabeza--, pero también la miopía. Díaz puntualiza que “en 10 años se calcula que en España más del 80% de los niños acabarán desarrollando miopía”. 

El optometrista Jose María Herce reconoce que “estamos condenados a vivir con estos aparatos”, pero aboga por un uso responsable. “Más de tes o cuatro horas de uso es excesivo”, apunta el experto, quien avanza “daños estructurales” en el ojo si no se modera el consumo de pantallas. “A partir de ciertas cantidades de miopía --3,5 o 4--, el ojo es más largo y la estructura de la retina, su capa más importante, está ligeramente adelgazada, lo que pude ocasionar desprendimientos de retina y otros problemas asociados”, comenta Herce.

Dificultades en el desarrollo

Según un estudio realizado por la psicóloga Sheri Madigan a 2.400 niños canadienses, cuanto mayor tiempo pasan los menores frente a la pantalla, peor es su desempeño en las pruebas de detección del desarrollo. “Cuando los niños pequeños están observando pantallas, pueden estar perdiendo oportunidades importantes para practicar y dominar las habilidades interpersonales, motoras y de comunicación”, apunta el estudio de Madigan, quien ubica el grueso del desarrollo de los menores en sus cinco primeros años de vida. 

En esta línea, la pediatra Mar López aconseja “cero pantallas para los menores de 3 años” porque se han relacionado con trastornos de conducta, de la vista y la comunicación, así como alteraciones del sueño debido a la estimulación lumínica, que disminuye la segregación de melatonina y les hace “dormir menos horas y peor”.

Disociación de la realidad

La doctora López hace hincapié que los más pequeños “no saben trasladar las cosas que ven en la pantalla a la realidad”. López explica que la presencia de los padres a su lado es necesaria para que puedan entender lo que sus ojos están captando en dos dimensiones. “Ven que Dora la Exploradora se está poniendo una chaqueta, pero si tu no le recuerdas que él hace lo mismo mientras le vistes, el niño no conecta ambos escenarios. Si no lo haces no aprenden nada, es tiempo perdido”, destaca. 

Los contenidos que se consumen en este tipo de dispositivos suelen estar formados por imágenes en las que la realidad pasa muy rápido. Además, el cerebro no tiene que estar especialmente atento a los estímulos para captar aquello que recibe, como sí pasa en actividades como la lectura. “Esto puede provocar en los menores trastornos por déficit de atención e hiperactividad, así como rasgos leves de autismo, ya que no están obligados ni a atender ni a comunicarse”, explica la pediatra.

Trastornos alimenticios y ansiedad

Una exposición excesiva  a móviles, televisores y tabletas favorece el sedentarismo, hábito que suele desembocar en problemas como el sobrepeso y la obesidad. “Se ha visto que los niños de entre 0 y 3 años que ven más la televisión tienen niveles más altos de obesidad en la adolescencia porque siguen consumiéndola”, argumenta López. Pero estos dispositivos también pueden alimentar problemas de salud totalmente contrarios. “Las personas que vemos en la televisión y las redes sociales no son reales, pero los niños no son del todo conscientes. Esto puede derivar en trastornos de la conducta alimentaria como la anorexia o en una baja autoestima”, lamenta la doctora. 

La falta de interés en la vida y en las personas que les rodean es otra de las implicaciones que puede tener una temprana exposición a las pantallas. “Ven que en las películas y en los vídeos todo muy rápido, pero en la vida hay que tener paciencia”, relata la experta. “Esto les provoca ansiedad, además de poca tolerancia a la frustración”, asevera López.

Moderación

“De un tiempo a esta parte percibimos que hay un cambio en la percepción social: hemos pasado de un bufet libre de pantallas a la necesidad de reflexionar sobre nuestro bienestar digital”, asegura Pía García, responsable de comunicación del proyecto Empantallados, plataforma apuesta por el acompañamiento de los menores en el entorno digital. En este sentido, el ejemplo es fundamental, según Mar López, quien cree que los hábitos que los padres muestren en casa serán adquiridos por sus hijos.

“Los adultos deben tener en cuenta que las horas de consumo de pantallas para los niños deben ser limitadas”, aduce la pediatra. Para aquellos que tengan entre 3 y 7 años, solo es recomendable un máximo de media hora al día, mientras que para los menores de entre 7 y 12 años, una hora es el tope. A partir de los 12, el máximo se sitúa en las dos horas. “Sea como sea, lo importante es hacer un uso adecuado de los dispositivos. Tenemos que lograr sacar beneficio de ellos, ya sea con vídeos que nos inciten a hacer deporte, con recursos para el aprendizaje o con videollamadas a los abuelos”, sentencia la experta.