La Interpol reclama a un oligarca ruso afincado en el Maresme
Grigory Kazansky, buscado por desvío de capitales y el secuestro de su hija, se coloca en la diana de las policías internacionales
19 septiembre, 2020 00:00El Ministerio de Asuntos Internos de Rusia ha iniciado los pasos para pedir la extradición del oligarca Grigory Kazansky, cuyo último domicilio se sitúa en la comarca barcelonesa del Maresme. El país euroasiático ha pedido a la Interpol la detención y devolución al país de Kazansky por, presuntamente, desviar fondos de una empresa estatal y por el secuestro de su propia hija. El exdirectivo estaría afincado en Premià de Dalt (Barcelona).
Así figura en una comunicación oficial remitida por el departamento que dirige Vladímir Kolokoltsev con fecha 28 de agosto a petición del equipo legal de Alina, la madre de la pequeña de 9 años. En la nota, a la que ha accedido este medio, el ministerio ruso confirma que Kazansky y la menor figuran ya en la lista de Interpol y en la “lista interestatal” para su arresto y devolución a Rusia. Quiere el gigante euroasiático la extradición de la niña para devolverla a su madre y de su padre para juzgarle por los casos que tiene abiertos en su país natal.
Amenazas a la madre
La novedad en el caso Kazansky, muy conocido en Rusia por la lucha pública de su madre para recuperar a su hija, llega en un momento en el que Alina está recibiendo amenazas en su domicilio. Lo denuncia a este medio, recordando que ha avisado a la policía de que “al menos en diez ocasiones” le han roto las ventanillas de su vehículo particular. Asimismo, desconocidos tocan el timbre de su casa por la noche y huyen cuando ella contesta.
Todo ello está en manos de la policía rusa, que habría identificado a los supuestos culpables y los estaría buscando.
Nueve años sin ver a su hija
De hecho, Alina, que ha denunciado la desaparición de su hija en Rusia y también en España, lleva nueve años de batalla para recuperarla. La ciudadana rusa es expareja de Kazanasky, con quien tuvo descendencia en el año 2001. A los seis meses de nacer la pequeña, el padre se la habría llevado pese a las protestas de su pareja.
Comenzó la batalla judicial. Alina pidió la custodia y la ganó. La última vez, en el Tribunal regional de Apelación de Tula. En total, la justicia le ha dado la razón en hasta 12 ocasiones en relación a la tutela de su pequeña. Ha sido en vano. Grigory Kazansky se la habría llevado a España, aprovechando que él mismo tenía problemas con la justicia.
Presunto desvío de dinero
El directivo, un niño prodigio de los negocios --nació en 1981--, trabajó para el conglomerado Rostec de investigación en nuevas tecnologías. Allí pilotó Salut, la división de investigación y desarrollo en el campo militar. Fue cuando desempeñaba su labor en esta compañía cuando sobrevivió a un intento de asesinato.
Tras ello, sus problemas cobraron otro cariz: el judicial. Fue acusado de desvío de fondos públicos por valor de 1,2 millones de euros. El proceso continúa. También se le relaciona con cuentas bancarias opacas en Andorra, un hecho que encajaría con un delito fiscal. Todo ello no puede ser probado por la justicia porque Kazansky jamás compareció ante el juez, y vive entre Chipre, Bielorrusia y España. De hecho, en nuestro país su última dirección es un coqueto chalé de la calle Anselm Clavé de Premià de Dalt (Barcelona).