La Prosperitat volvió a demostrar este fin de semana que el espíritu festivo del barrio sigue más vivo que nunca. La XXIV edición de la fiesta mayor de invierno de Sant Xibeco y Santa Quinta llenó calles y plazas de música, con humor y complicidad vecinal, en tres días de celebración autogestionada que ya forman parte del mapa emocional de Barcelona.
La celebración es, en sí misma, una oda a la cerveza, la fiesta y el tejido vecinal, un homenaje colectivo a la capacidad del barrio para reírse de sí mismo y celebrar lo cotidiano. Todo ello está protagonizado por un santo tan peculiar como entrañable: San Xibeco, siempre con su nariz roja y su hábito marrón, dispuesto a sobrevolar la plaza y repartir buen humor a su paso.
Unas fiestas con historia propia
La comisión de la asociación vecinal recuerda que esta iniciativa nació de una idea muy sencilla. Si tantos barrios de Barcelona tenían su fiesta de invierno, ¿por qué La Prosperitat no podía tener la suya? Y así, casi un cuarto de siglo después, esta celebración se ha convertido en un punto de encuentro intergeneracional donde participan niños, jóvenes, familias y veteranos del barrio.
Núria, miembro de la comisión organizadora, explica que también se encargan de elaborar el protocolo antiagresiones, una herramienta imprescindible para garantizar que todo el mundo pueda disfrutar de unas fiestas seguras. “La fiesta es autogestionada. La gente se organiza de manera voluntaria y se financia con la recaudación de años anteriores y con las ayudas de las entidades y asociaciones del barrio”, ha señalado.
Además, recuerda que, en los inicios, la festividad contaba únicamente con la figura de San Xibeco, pero que hace dos años se incorporó Santa Quinta, reconocible desde lejos gracias a su característica peluca violeta que ilumina cualquier calle por la que pasa.
Santa Quinta, patrona de la festividad
Òscar Gil Coy
Un vuelo muy esperado
La mañana del sábado arrancó delante de la asociación vecinal con uno de los momentos más esperados: la tradicional bajada del santo. San Xibeco, fiel a su estilo, volvió a surcar los aires desde un balcón gracias a la tirolina que lo elevó por encima de la plaza hasta reencontrarse con Santa Quinta, que le aguardaba al otro lado.
Justo antes de que la charanga Banda Patilla iniciara la procesión —bailes, vítores y el infaltable “eco eco eco, viva San Xibeco”—, el público disfrutó de un momento cómico, un bautizo satírico en el que los padres daban un trago del “elixir sagrado” (cerveza, por supuesto) antes de besar la cabeza de los pequeños. El falso cura, entre risas, bendijo a los presentes y marcó el tono desenfadado de la jornada.
Procesión de San Xibeco
Òscar Gil Coy
A mediodía, el tradicional correbars recorrió las calles acompañado de música y vecinas y vecinos dispuestos a seguir la fiesta hasta que el cuerpo pidiera tregua. Por la tarde, los conciertos de Axirripunk, Herederos del Taxi y Las Randompero volvieron a llenar la plaza, cerrando una programación hecha con cariño, colaboración y mucha creatividad popular.
Celebran y también reivindican
La Prosperitat no entiende la fiesta sin comunidad, y tampoco sin conciencia. Durante el pregón del sábado, los vecinos aprovecharon para mostrar su apoyo al pueblo palestino y pedir el fin del conflicto. Con banderas con las que arroparon a ambos santos y el Kufiya, el pañuelo tradicional de Oriente Medio y Arabia, dieron voz al conflicto, exigiendo así el stop a la guerra.
Música y vecindad
La sensación generalizada entre los asistentes era clara: la fiesta une. Une generaciones, calles, familias, grupos de amigos y a personas que quizá no se cruzan durante el año, pero que estos días vuelven a reconocerse como comunidad.
"Es el momento perfecto para quedar con los amigos. Cada año quedamos para comer y salir a disfrutar de la fiesta", explicó Laura, vecina del barrio. Asimismo, aseguró que era un día muy bonito para pasarlo por las calles de La Prosperitat, recorriendo los bares y creando este tejido vecinal que hace que el barrio nunca muera.
El arranque festivo llegó el jueves 13 con un bingo musical en el Casal de Barri, seguido por un viernes en la capilla en el Casal de Joves y una noche de conciertos a cargo de Salsa Punk Orkestra y PD Medias de Recambio. Todo ello caldeó el ambiente para el gran día: el sábado 15.
Con humor, tradición y mucho “buen rollo”, la fiesta mayor de invierno de La Prosperitat volvió a demostrar que las celebraciones hechas desde abajo, con creatividad y apoyo mutuo, son las que mejor construyen barrio. Y en eso, el barrio es experto.