Vista aérea de Sant Cugat, una de las ciudades más pijas de Cataluña

Vista aérea de Sant Cugat, una de las ciudades más pijas de Cataluña FGC

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Los vecinos del pueblo más pijo de Cataluña denuncian inseguridad en su zona: "Intoxicaciones, robos y peleas"

Algunos residentes hablan de organizar patrullas vecinales ante la inacción municipal

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Cuando a un catalán se le pregunta por el pueblo más pijo de Cataluña siempre hay uno que suele generar consenso. No está en la Costa Brava sino a escasos kilómetros de Barcelona, Sant Cugat del Vallès.

La fama no le viene de la nada. Este municipio barcelonés tiene una de las rentas per cápita más altas de España. Sus zonas residenciales, algunas casas de grandes dimensiones con precios que superan los 4.000 euros por metro cuadrado y su situación –separada de Barcelona por la montaña de Collserola– también ayudan.

Pero donde todo tiene fama de idílico también tiene su cara B.  Un grupo de vecinos de esta ciudad denuncia desde hace un tiempo problemas de inseguridad. No es tanto el problema de la ocupación, sino la situación en uno de sus barrios.

La plaza de los problemas

La plaza d’en Coll es, desde hace meses, testimonio de peleas, consumo de drogas y alcohol, gritos de madrugada y robos. Los residentes cada vez se sienten más inseguros cuando pasan por ahí. 

Lo que para muchos debía ser un espacio de convivencia y juego infantil es hoy escenario de denuncias continuas por parte de sus vecinos. Una situación que no es nueva.

Temor por los niños

Vecinos de la zona aseguran que han dejado de llevar a sus hijos al parque, por lo que allí se encuentran. Hasta evitan pasar por la plaza a partir de la tarde. 

La situación ha llegado a tal punto que el pasado lunes 22 de septiembre, unos 80 residentes se reunió para poner en común la situación y decidir qué medidas emprender para exigir soluciones al Ayuntamiento de Sant Cugat.

Calles de Sant Cugat

Calles de Sant Cugat EUROPA PRESS

Los vecinos recuerdan que hace un año ya mantuvieron una reunión con el teniente de alcaldía de Seguridad, Bernat Picornell (ERC), pero que desde entonces no ha habido avances significativos. Aun así, admiten que se han intensificado las patrullas policiales en algunos momentos.

La medida, en cambio, resulta insuficiente. La percepción general es que son medidas puntuales que no resuelven el problema de fondo. Los incidentes, explican, son recurrentes. 

Peleas, drogas y robos

Uno de los episodios más recientes sucedió el pasado 27 de agosto, cuando se produjo una pelea en plena plaza. Pero es solo un caso más. 

En varias ocasiones, los vecinos aseguran haber presenciado robos, intoxicaciones por consumo excesivo de alcohol y drogas, y personas escondiendo sustancias en los arbustos. 

A ello se suman olores desagradables de orina y cerveza, así como un ambiente que consideran insalubre y que, según denuncian, ha provocado el cierre de algunos comercios y la pérdida de vida en la zona.

El “barrio de detrás del Monasterio”

La situación viene de lejos. La estigmatización de la zona arranca hace años, desde que se pasó a conocer como  “el barrio de detrás del Monasterio”. Una expresión que, en opinión de muchos vecinos, ha tenido un carácter peyorativo, como si fuese un barrio de segunda, periférico y olvidado.

Mientras, la inseguridad y la degradación del espacio público persisten. Cerca de una decena de personas han convertido la plaza en su punto de reunión habitual y no para una convivencia pacífica. 

Sensación de inseguridad

Botellones, consumo de drogas, peleas y suciedad forman parte del día a día, junto con llamadas frecuentes a la policía para contener los conflictos. La situación se ha agravado especialmente desde este verano y los patrullajes resultan insuficientes.

La sensación de inseguridad, sumada a los episodios de amenazas, ha incrementado la tensión en el barrio. Algunos vecinos denuncian que los grupos que ocupan la plaza han llegado a intimidarlos, lo que genera miedo y ansiedad. 

El monasterio de Sant Cugat

El monasterio de Sant Cugat CANVA

El malestar se ha trasladado a los grupos de WhatsApp y Facebook de la comunidad, donde circulan mensajes de advertencia. Algunos residentes hablan de organizar patrullas vecinales ante lo que consideran inacción municipal. 

El problema, además, se extiende. Otras zonas cercanas, como la avenida de Cerdanyola y los jardines del Vallès, también sufren las consecuencias. La proximidad con el área de ocio nocturno de Can Solà convierte al barrio en una vía de paso para quienes regresan de fiesta, con episodios de incivismo, botellones, ruido y suciedad.

Qué hace el Ayuntamiento

El Ayuntamiento recuerda que ya se ha reforzado la presencia de este cuerpo, pero los vecinos detallan que mientras hay policía no hay conflictos, pero cuando se marchan, los problemas vuelven. Ante esta situación, el Ayuntamiento admite que la solución no puede limitarse al ámbito policial. 

Desde el consistorio se trabaja para llevar a cabo una acción transversal que involucre a diferentes servicios municipales. En este sentido, Servicios Sociales trabaja con las personas que han generado el conflicto para ofrecer ayuda y seguimiento. 

Nuevos problemas

Con esta colaboración, sin embargo, se ha detectado un nuevo problema. Algunos, sin hogar, se han instalado en la plaza como lugar de residencia improvisada y muchos de ellos no aceptan la asistencia. 

El consistorio señala además que no todos los presentes en la plaza cometen delitos. “Hay personas que simplemente están allí sin hacer nada ilegal”, apunta Picornell a Tot Sant Cugat. Y allí surge un nuevo problema: aunque se imponen sanciones por beber en la vía pública o consumir drogas, la insolvencia de los multados hace que las multas carezcan de efecto real.

La acción vecinal

Los vecinos, en cambio, no detienen su lucha. En la reunión celebrada este 22 de septiembre, acordaron emprender nuevas medidas de presión. Entre ellas, colocar una pancarta reivindicativa durante la Festa Major del barrio del Monestir-Sant Francesc y organizar una recogida de firmas para visibilizar el problema y no descartan protestar frente al Ayuntamiento.

Otras de las propuestas son la instalación de cámaras de seguridad en la plaza y un mayor esfuerzo por parte de los servicios sociales para atender a las personas que han generado la conflictividad. No buscan enfrentarse a nadie en particular, aseguran, sólo recuperar la normalidad en su barrio.