Municipio de Cataluña que se está quedando más despoblado

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El municipio más despoblado de Cataluña: así es el pueblo que pierde habitantes cada año

La despoblación rural en la comunidad es una realidad que avanza en silencio y en el caso de algunos municipios su impacto se deja ver ya con fuerza

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Mientras las grandes ciudades de Cataluña concentran población, actividad económica y oportunidades laborales, cientos de pequeños municipios se enfrentan a la despoblación.

Los pueblos rurales, en especial los llamados micropueblos, menos de 500 habitantes, se vacían lentamente. Si bien es cierto que no es nuevo este fenómeno, en los últimos años las cifras se han agudizado

En este panorama, un nombre resuena como símbolo del reto demográfico: Gisclareny, en el Berguedà. Con apenas 27 vecinos censados, responde como el municipio con menos habitantes de Cataluña.

El pueblo más vacío de Cataluña

Gisclareny encarna a la perfección la paradoja rural: un entorno privilegiado desde el punto de vista natural y cultural, pero incapaz de retener población estable.

La pérdida de habitantes aquí no es solo una cifra estadística; implica la desaparición progresiva de la vida comunitaria, el cierre de servicios esenciales y la dificultad para mantener infraestructuras básicas.

Con tan pocos vecinos es un desafío diario garantizar la continuidad del ayuntamiento o el acceso a ayudas públicas. 

Otros pueblos en riesgo: caídas preocupantes

Aunque Gisclareny concentra más la atención por su condición de record, no es un caso aislado. Municipios como Cabanabona, en la Noguera, han registrado descensos de población superiores al 18% en apenas cuatro años. En La Quar, la caída ronda el 25%.

Y en el Pirineo, localidades como Esterri de Cardós también ven cómo cada año se marchan familias que no encuentran vivienda asequible o empleo estable.

Estos datos reflejan una tendencia generalizada: la Cataluña interior y montañosa pierde habitantes a un ritmo mucho más acelerado que las zonas urbanas.

Los municipios que perderán más población en el futuro

En los siguientes 10 años, en base a proyecciones realizadas por el Idescat, se espera que 147 minicipios pierdan habitantes.

En concreto, los pueblos de La Fabró (Baix Camp) y La Torre de Fontaubella sean los que registren más descensos de población, con pérdidas de un 16,7% y 14,3% respectivamente. Seguidos de La Quar (Berguedà, Barcelona), con una cifra en negativo de -13,6% y Arsèguel (Alt Urgell, Lleida), con un -12,8%.

Obstáculos invisibles: burocracia y falta de recursos

Ante esto, cabe decir que uno de los principales problemas a los que se enfrentan los micropueblos es la burocracia.

Para solicitar ayudas o subvenciones, muchos ayuntamientos necesitan elaborar proyectos técnicos cuyo coste puede superar varios miles de euros. Esto puede suponer un gasto inasumible para presupuestos municipales tan limitados.

En este sentido, alcaldes de poblaciones como La Granadella o Riner han denunciado que las normativas parecen diseñadas para ciudades grandes. 

Con todo ello, sin personal técnico ni recursos suficientes, estos pueblos quedan excluidos de programas que, en teoría, deberían ayudarlos a sobrevivir.

Estatuto de Municipios Rurales: una oportunidad pendiente

En respuesta a este desequilibrio, la Generalitat prepara el Estatut de Municipis Rurals, previsto para aprobarse en 2025. Entre las medidas contempladas figuran reducciones fiscales para nuevos residentes, simplificación administrativa y ayudas para rehabilitar viviendas abandonadas.

La iniciativa genera expectativas, pero también escepticismo. Así, muchos alcaldes consideran que el borrador actual no ataca de raíz problemas de tanto calibre como la falta de vivienda asequible, la escasez de transporte público o el déficit de conectividad digital.

Lo cierto es que si la iniciativa no se acompaña de recursos reales y compromisos a largo plazo, el estatuto corre el riesgo de convertirse en una promesa vacía.

Claves para revitalizar la Cataluña rural

El futuro de Gisclareny y de tantos otros micropueblos depende de políticas concretas y de un cambio de enfoque en la gestión territorial. Algunas claves estratégicas incluyen:

  1. Simplificar la burocracia: crear mecanismos adaptados al tamaño y recursos de los micropueblos.
  2. Apostar por vivienda accesible: rehabilitar casas vacías y fomentar el alquiler social.
  3. Impulsar economía local: desde agricultura y ganadería de calidad hasta artesanía o teletrabajo gracias a la conectividad digital.
  4. Garantizar servicios básicos: sanidad, educación y transporte deben estar presentes, aunque sea en formatos adaptados.
  5. Promover turismo sostenible: equilibrar la llegada de visitantes con la necesidad de mantener comunidades estables.