Los vecinos de este barrio de Girona, hartos ante esta situación que se repite en el tiempo: Hace falta mano dura

Los vecinos de este barrio de Girona, hartos ante esta situación que se repite en el tiempo: "Hace falta mano dura" CATALUNYA TURISME

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Los vecinos de este barrio de Girona, hartos ante esta situación que se repite en el tiempo: "Hace falta mano dura"

Cada mañana, se repite una escena que los residentes describen con la palabra “caos”

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Por mucho que así se piense desde allí, Barcelona no es la única ciudad con problemas. Hay otros municipios que también tienen que asumir sus retos. Cada uno a su escala

Girona se encuentra ahora en uno de esos momentos. Desde que tuvo su propio aeropuerto y se convirtió en escenario de Juego de Tronos, la ciudad no ha parado de atraer turistas y nuevos vecinos.

La parte positiva es que hay mayores ingresos de dinero, la negativa es la gentrificación y el colapso, especialmente en el casco antiguo del municipio. El Barri Vell es uno de los principales atractivos de Girona, pero el antiguo intramuros es de unas dimensiones más que reducidas y entre los transeúntes y los vehículos, empieza a convertirse en una trampa en la que caer atrapado.

Lo cuentan sus propios vecinos. Cada mañana, allí, se repite una escena que los vecinos describen con una palabra clara: “caos”. Desde primeras horas se forman colas de vehículos en la calle Ciutadans. Camiones giran con dificultad por la calle de la Cort Reial, y otros bloquean el paso en la misma plaza de l’Oli. Este atasco persistente es consecuencia del punto de carga y descarga que opera en la plaza. 

Qué dicen los vecinos

La presidenta de la Asociación de Vecinos del Barri Vell, Magalí Pons, contaba hace unas semanas al Diari de Girona que “la movilidad es un caos”. “Los vecinos estamos hartos de pedir soluciones que nunca llegan”, prosigue.

La plaza de l’Oli está “superadísima”. Cada vez hay más comercios dedicados a la hostelería y los edificios e instalaciones no están preparados, por los que es frecuente ver puntos de carga, que también dificultan la movilidad

Los problemas del Barri Vell

Los vecinos reclaman cambios. Hay camiones que entran a las estrechas calles del casco antiguo pasadas las seis de la tarde, cuando sólo les está permitido al mediodía. ¿Normal? Puede ser, de allí que reclamen soluciones.

Piden desde que entren con carro hasta que pongan más vigilancia policial y se multe a los que incumplan las normas. “Los ruidos molestan”, señala otro gerundense al citado medio. 

Los que llevan años allí reprochan al ayuntamiento que han convertido el barrio en algo que nunca fue. Recuerdan que antes había bares, las típicas voces de la noche, pero ahora no se detienen: el ruido es a cualquier hora.

A eso se le suman el ruido de los camiones. Más allá de que los vehículos de transporte no sean muy sostenibles ni silenciosos, se ponen a tocar la bocina. Un sonido que, lamentablemente, ya forma parte del ecosistema del Barri Vell.

Problemas con los camiones

Estos vehículos también afectan a la circulación en coche por sus calles, ya de por sí difícil. Por el casco antiguo solo entra el transporte privado autorizado: comerciales y vecinos. Estos últimos, ahora se encuentran secuestrados en su propio barrio. Cuando cogen su coche, no saben cuánto van a tardar en salir de él. 

Camiones aparcados mal en la acera, parados en medio de la calzada, turistas que no vigilan por donde van… eso cuando no hay bicis u otros vehículos que circulan contra dirección. Todo adquiere un desorden poco frecuente hace apenas una década. 

Soluciones vecinales

Los vecinos son claros. “Hay que empezar a imponer mano dura, hay que sancionar”, implora un hombre al citado diario. Pide que no se les deje entrar de ninguna manera en coche, camión u otro vehículo de reparto.

La situación empieza a ser desesperante para algunos vecinos del Barri Vell. Necesitan tranquilidad en su vecindario. Asumen la llegada de los turistas, pero la suma con el caos circulatorio hacen que la situación sea insostenible. Al menos, así lo viven ellos.