La principal mezquita de Salt, una de las más grandes de Cataluña

La principal mezquita de Salt, una de las más grandes de Cataluña EUROPA PRESS

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Salt desactiva una ola de castigos físicos a menores en mezquitas

Ayuntamiento, colegios y Mossos d'Esquadra intervienen para mantener a raya las agresiones físicas en los centros de culto tras detectar quejas de escolares

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Salt pone coto a las agresiones a menores en las mezquitas de la ciudad. La comunidad educativa de este municipio al oeste de Girona --que sufrió varias noches de altercados contra la policía tras el desahucio de un imán en marzo-- ha detectado quejas de escolares y ha logrado desactivar los episodios de malos tratos en los centros de culto.

Son varias las escuelas que han descubierto indicios de castigos físicos de manos de la comunidad religiosa y los han trasladado al ayuntamiento. El gobierno municipal de Jordi Viñas (ERC) ha hecho lo propio con los Mossos d'Esquadra y la Dirección General de Asuntos Religiosos de la Generalitat; la actuación ha servido para resolver una situación que se arrastraba desde el curso pasado.

Castigos físicos

La ciudad que acogerá el nuevo campus de salud del Hospital Universitari Dr. Josep Trueta cuenta con vecinos de 94 nacionalidades distintas y con siete oratorios islámicos. Tres son marroquís, siendo esta la mayor nacionalidad extranjera en el municipio, un tercio del total. A los otros cuatro espacios acuden fieles naturales de Gambia, Kenia, Senegal y Mali. 

Las quejas procedían de las clases de árabe impartidas en, al menos, dos mezquitas, según ha constatado este medio de documentación oficial.

La principal mezquita de Salt, una de las más grandes de Cataluña

La principal mezquita de Salt, una de las más grandes de Cataluña EUROPA PRESS

Intervención en oratorios islámicos

El personal del consistorio --con Adrià Martín (Junts) como regidor de educación-- ha visitado el centro de culto más señalado por los menores. Algunas de estas visitas para promover una educación sin violencia se han producido en fin de semana, cuando acuden más menores, sin previo aviso.

Tras esta intervención, se dieron por desactivado en febrero de este año los presuntos malos tratos del oratorio islámico en cuestión, detectados por la Escuela La Farga, pero la Escola Pia alertó entonces de nuevas quejas, esta vez, entre su alumnado. Esto obligó al ayuntamiento a ampliar la actuación al resto de espacios religiosos; también contactó con las escuelas concertadas para que activaran el protocolo y dieran el aviso en caso de encontrar nuevos casos.

En paralelo, los Mossos d'Esquadra también han peinado las mezquitas. "Les explicamos que habían llegado estas quejas y que no podía haber ningún tipo de abusos", aclaran los agentes, que llevan a cabo un "fuerte trabajo de prevención en las distintas comunidades" de esta y otras tantas ciudades. Por su parte, la Dirección General de Asuntos Religiosos de la Generalitat, aun conocedora de las quejas, no ha actuado.

Parte del uniforme de un agente de Mossos d'Esquadra, en archivo

Parte del uniforme de un agente de Mossos d'Esquadra, en archivo Mossos d'Esquadra

Desactivado

El último Consejo Educativo Municipal, celebrado el pasado 4 junio, ha servido para constatar que ningún menor más ha manifestado ser víctima de castigos físicos. "Se ha actuado, se ha gestionado y estamos muy contentos de cómo ha funcionado", explican las direcciones de las escuelas públicas.

"Ante la sospecha de una educadora, activamos el protocolo e hicimos las verificaciones correspondientes para identificar situaciones punibles, pero no encontramos denuncia alguna", resumen fuentes municipales. "No miramos hacia otro lado, sino que lo pusimos en conocimiento de la Generalitat y activamos un equipo de trabajo para fomentar los buenos hábitos en las comunidades religiosas", describen las mismas voces.

Los miembros al frente de dichos espacios religiosos se han mostrado colaborativos ante las visitas del ayuntamiento y no han ofrecido oposición. "Suele haber bastante entendimiento", asegura el consistorio.

El alcalde de Salt, Jordi Viñas, atiende a los medios de comunicación en marzo de 2025

El alcalde de Salt, Jordi Viñas, atiende a los medios de comunicación en marzo de 2025 Glòria Sánchez / Europa Press

Lecciones de árabe

En las mezquitas, los menores aprenden árabe "para que, cuando crezcan, si quieren profesar el islam, sepan cómo rezar", explican voces de la comunidad islámica, "porque ninguna escuela se interesa en enseñarlo". Preguntados por las agresiones, aseguran desconocerlas y defender una educación respetuosa: "Si yo me enterara de que tan solo alzan la voz a mi hijo, no lo llevaría".

El activista antirracista Karim Sabni lo corrobora. "Las familias lo que quieren es que aprendan árabe para que sepan su lengua y puedan comunicarse, por ejemplo, con sus abuelos. Pero gran parte de esa población no tiene formación ni capacidad para valorar la calidad educativa de quien les da las clases. Y esa carencia puede ser peligrosa", responde en relación al malestar de los menores.

Interior de la mezquita de Salt (Girona)

Interior de la mezquita de Salt (Girona) EUROPA PRESS

No es nuevo

El problema no es nuevo en esta localidad, tensionada hasta los topes por los problemas de vivienda hasta el punto de que los docentes han creado una plataforma contra los desahucios de sus alumnos. Si bien representantes escolares alertaron de agresiones en mezquitas en noviembre de 2024 y febrero de 2025, estas ya sucedían el curso anterior.

Ya entonces, los técnicos de Integración y Acogida de la ciudad visitaron los oratorios para radiografiar la situación. No sirvió para ponerles fin, por lo que la cuestión se ha abordado una y otra vez en las reuniones entre directores de escuelas e institutos y representantes del ayuntamiento, de entidades culturales y del sector social. 

Plaza de Salt

Plaza de Salt FEM TURISME

El precedente de Celrà

Una de las cuestiones que sobrevolaban estos encuentros era "si los Mossos d’Esquadra podían intervenir de una manera más contundente con el centro de culto", pero la ausencia de denuncias comportaba que "no se pudiera hacer nada".

Algo similar sucedió en la localidad también gerundense de Celrà, a 17 kilómetros; precedente que logró solucionarse también sin denuncia. El consejo comarcal del Gironès alertó a la Dirección General de Asuntos Religiosos de la Generalitat, que guio a la entidad local en sus actuaciones: "La comunidad debía entender las consecuencias penales de cualquier forma de maltrato y no se detectaron nuevos indicios o verbalizaciones de posibles agresiones".

La situación no fue a más.