Fotomontaje de una persona en una cárcel

Fotomontaje de una persona en una cárcel Crónica Global

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Más allá de Fátima Ofkir: la dura realidad de los 153 catalanes encarcelados en el extranjero

La Fundación +34 se encarga de asistir a los españoles presos fuera del país, facilitando apoyo, recursos y la tramitación de su regreso para cumplir condena en territorio nacional

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El reciente regreso de Fátima Ofkir a Cataluña, tras pasar siete años en una prisión de Omán por narcotráfico, ha puesto al descubierto una realidad que muchos ignoran: la de aquellos que acaban en cárceles en el extranjero

La dureza de esta situación afecta actualmente a 1.077 españoles y a sus familias, que deben lidiar con la angustia de la lejanía, la incertidumbre y la falta de comunicación.

Sin embargo, y a pesar de la magnitud del problema, el Ministerio de Asuntos Exteriores no proporciona datos oficiales al respecto. La cifra proviene de Javier Casado, director de Fundación +34, una entidad que desde 2011 se dedica a asistir a españoles presos fuera de España, facilitando apoyo, recursos y la tramitación de su regreso para cumplir condena en territorio nacional.

No obstante, la fundación impone dos excepciones: quedan fuera de su asistencia los condenados por delitos de sangre y delitos sexuales.

El 73% caen por narcotráfico

De los más de mil españoles encarcelados en el extranjero, 153 son catalanes, lo que convierte a Cataluña en la comunidad autónoma con más reclusos fuera del país.

Sin embargo, 61 de ellos han rechazado cualquier tipo de comunicación, negándose a que su situación trascienda. Un reflejo del peso de la vergüenza y la desesperanza que los acompaña tras los muros de una prisión ajena.

Un agente de los Mossos dEsquadra durante un operativo contra el tráfico de drogas en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona)

Un agente de los Mossos d"Esquadra durante un operativo contra el tráfico de drogas en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) DAVID ZORRAKINO - EUROPA PRESS

El perfil de estos presos responde, en su mayoría, a un mismo patrón: el 73% cumple condena por narcotráfico. Se trata, en muchos casos, de jóvenes sin antecedentes, captados como 'lanzaderas' para transportar droga—principalmente marihuana y hachís—en vehículos de gran cilindrada hasta otros países europeos.

Detrás de ellos, a menudo hay historias de deudas acumuladas por adicciones, especialmente a las apuestas y los juegos de azar.

El 'top3' países

Si bien hay catalanes encarcelados en distintos rincones del mundo, Francia, Marruecos y Bélgica son los países donde más se concentran. La transformación del mercado de drogas en Europa, con un aumento del consumo de hachís en detrimento de la cocaína, explica en parte esta distribución geográfica.

La mayoría de detenidos caen en Marruecos, principal exportador mundial de esta sustancia, o cuando intentan distribuirla en territorio europeo.

Sin embargo, hay destinos mucho más hostiles. Colombia, Perú y Japón encabezan la lista de las cárceles más peligrosas en las que cumplen condena varios ciudadanos de origen catalán.

En el centro penitenciario de Tokio, por ejemplo, la tortura sigue siendo legal, lo que deja secuelas psicológicas irreversibles en los presos que logran salir. "Vuelven completamente tocados", advierte Javier Casado, director de la Fundación +34.

Archivo - Imagen de archivo de la cárcel La Modelo de Bogotá

Archivo - Imagen de archivo de la cárcel La Modelo de Bogotá Europa Press

Fuera de la red de ayuda

La fundación es tajante en su criterio de asistencia: no ayudan a condenados por delitos de sangre ni agresiones sexuales. Las familias de estos presos pueden recibir asesoramiento, pero los reclusos quedan fuera de las gestiones para su traslado a España o cualquier otra ayuda humanitaria.

Este es el caso de Artur Segarra, un catalán que cumple cadena perpetua en Tailandia por el asesinato y desmembramiento de su compatriota David Bernat en 2016.

El catalán Artur Segarra cumple cadena perpetua en Tailandia por asesinato y desmembramiento

El catalán Artur Segarra cumple cadena perpetua en Tailandia por asesinato y desmembramiento EFE

Segarra, que se había refugiado en el país asiático para eludir a la justicia española por una trama de estafas. Fue allí donde secuestró, torturó y asesinó a David Bernat en Bangkok antes de deshacerse de su cuerpo en un río. Aunque fue condenado inicialmente a pena de muerte, su sentencia fue conmutada por el rey a la cadena perpetua.

Un caso reciente

En febrero de 2025 se conoció el caso de Joan Serra Montagut, un periodista catalán que fue encarcelado en México tras protagonizar un altercado en Mérida (Yucatán). Serra, molesto por la música de una cafetería a primera hora de la mañana, irrumpió en el local causando destrozos y amenazando a la camarera.

Su detención se viralizó en redes sociales, y la Fiscalía mexicana le imputó delitos de agresión, acoso y daños a la propiedad.

Serra, licenciado en Periodismo con premio extraordinario por la Universidad Autónoma de Barcelona, había trabajado en organismos como la Unesco, el Parlamento Europeo y la Generalitat de Cataluña, con la que mantenía una relación más estrecha a través del Casal Catalán de Yucatán.

450 voluntarios en todo el mundo

La labor de la Fundación +34 no sería posible sin su red de 450 voluntarios, repartidos por distintos países, que visitan a los presos y velan por su seguridad. En muchas ocasiones, son su único contacto con el exterior y con su país de origen.

De este modo, para muchos, los voluntarios de Fundación +34 representan la única esperanza en un sistema penitenciario extranjero donde los derechos humanos son, con demasiada frecuencia, una utopía.