
Una persona en una papelería CANVA
Adiós a una de las papelerías más históricas de Barcelona: 62 años de servicio ininterrumpido
Este local baja su persiana dejando atrás historias, secretos y confidencias de muchos vecinos que lloran el cierre
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Los comercios casi son como la materia. Nacen, crecen, (si van bien) se reproducen y, muchos, mueren. Es casi ley de vida, pero eso no quita que el cierre de un negocio emblemático duela a toda una comunidad.
En los últimos años, se han dado muchos casos de tiendas centenarias o históricas que, a causa de los altos precios del alquiler del local, cierran. Otras lo hacen porque, las nuevas tecnologías o la producción en serie los hieren de muerte. Y, luego, están las que cierran por jubilación y porque no hay relevo generacional. En cualquier caso, para los clientes habituales, esa bajada de persiana duele.
La librería Sant Jordi de Barcelona ha sido uno de los primeros casos que ha impactado este 2025, pero hay más. Si bien no ha sido tan notorio como este negocio, en Granollers, un negocio parecido cierras sus puertas, dejando un vacío considerable en la ciudad.
Por ahora, no ha cerrado, pero lo hará en breve. Se trata de la Paperería Buñuel, un comercio de referencia situado en el número 93 de la calle Francesc Macià de este pueblo de Barcelona, que cierra sus puertas definitivamente el próximo 28 de febrero. Lo hace tras 62 años de historia.
Abierta desde 1963
Fundada en 1963 por Dolors Buñuel, este pequeño negocio empezó como una papelería y juguetería, pero gracias al cariño y demanda de los vecinos amplió su oferta. Poco a poco, fue incorporando nuevos productos, prensa diaria, especializada, objetos de regalo, servicio de copistería y hasta algún artículo de perfumería.
Los cambios no le fueron nada mal. A lo largo de las décadas se convirtió en un espacio esencial para los vecinos del barrio. Y es que se ha convertido en un símbolo y un ejemplo del paso del tiempo.
La llegada de la prensa
Si en sus inicios sólo era papelería-juguetería, en los años 70, el negocio amplió su actividad, incluyendo la venta de prensa y revistas. Ahora, puede parecer anticuado y fácil, pero en esa España que veía la luz al final del túnel del franquismo no lo era tanto.
Los responsables de la papelería, en especial Joan Camprubí, iba cada día a la estación de tren para recoger los periódicos del día. Un esfuerzo que valió la pena. La gente ya no tendría que ir allí para hacerse con el diario, bastaba con ir a la Papereria Buñuel. Casi como ahora, en la que muy poca gente apuesta por la prensa en papel.

Paperería Buñuel FACEBOOK
Reconversión
Ya a finales de siglo, en los años 90, el local se renovó casi por completo. Se dedicó mucho más al negocio de la papelería, con copistería y librería incluida. Fue una buena inversión. Las fotocopias y los escaneos han sido una buena fuente de ingresos.
Igual que pasara con la prensa en papel, la tecnología mató también este negocio. Las impresoras y los scanners empezaron a entrar en las casas y el negocio de la Papereria Buñuel veía como caían los ingresos.
Un triste y emotivo adiós
A pesar de todo, sus dueños han sabido salir adelante, pero el tiempo no perdona y sus responsables han decidido poner punto y final a esta aventura que arrancó Dolors Buñuel. Ahora, 60 años después de que entrara en el negocio, su hijo y su nuera han decidido cerrar y disfrutar de su jubilación.
Eso no quita que entre ellos hay cierta tristeza. Este comercio ha sido mucho más que un lugar al que hacer fotocopias, comprar regalos o el diario. Allí se han forjado relaciones, amistades, compartido secretos y desahogado muchos vecinos. En definitiva, era un lugar que generaba comunidad. Todo, porque sus dueños despertaban confianza y su espacio también la emanaba.
La Papeleria Buñuel cierra y aunque a simple vista parezca vacía, seguirá llena de todas estas historias, de esos recuerdos de infancia, juventud, madurez y senectud. Seis décadas se esfuman y que, a la vez, van a pervivir siempre en los corazones de los vecinos de Granollers.