
Vistas del anfiteatro de Tarragona CANVA
La desaparecida construcción de Tarragona construida en mitad del anfiteatro romano: todavía se conservan sus restos
La arena romana aloja las ruinas de un edificio románico que acabó convertido a una cárcel
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Hay iglesias que despiertan mucha curiosidad. En Cataluña hay varias de estas. La de Santa María del Mar es interesante por quién la erigió, la de Montserrat por su relación con la historia de Cataluña, la Catedral de Girona por ser escenario de Juego de Tronos… Y así, varias.
Entre todas ellas destaca una que, a pesar de encontrarse en ruinas, fascina enormemente por su ubicación. Se trata de una capilla que está, porque todavía quedan sus restos, en medio de un monumento declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
De Roma al románico
La construcción protegida por este organismo internacional no es otra que el anfiteatro romano de Tarragona. Allí, en medio de la arena en la que lucharon y murieron tantos gladiadores e incluso personajes históricos, se halla la iglesia de Santa Maria del Miracle.
Este edificio, del que apenas queda nada, es un fascinante vestigio románico que se erige sobre capas de historia. Y es que no mucho después de la caída del imperio romano, en el siglo VI, se erigió allí, en medio un símbolo de la cristiandad, un templo que es un fiel reflejo de la historia de Tarragona y del arte.
Una iglesia en el anfiteatro
Las ruinas de Santa Maria del Miracle reflejan perfectamente la manera de actuar del ser humano. Y es que, como pasó con el barroco, que construía sobre piezas del románico y el renacimiento, cosa que hicieron después los neoclásicos con los barrocos, la llegada del cristianismo a la Península no dudó en convertir un espacio pagano en un lugar religioso.
Poco les importó en el siglo VI que el anfiteatro romano fuera uno de los mejores conservados de Europa. Se decidió erigir una iglesia en medio de la arena, sin importar qué implicaba y cómo modificaba esa construcción todo este legado. Claro que, tenían una explicación.
Un lugar especial para el cristianismo
En esta misma arena, el año 259, durante las persecuciones cristianas, el obispo Fructuoso y sus diáconos Augurio y Eulogio fueron quemados. Se trataba de una especie de escarmiento, humillación y tortura pública para amenazar a los cristianos.
Caído el Imperio romano y con el cristianismo imperando en la Península Ibérica, las autoridades religiosas ordenaron construir una basílica paleocristiana en el siglo VI, en honor a estos mártires.

Ruinas de Santa Maria del Miracle WIKIPEDIA
La ermita original
Esta construcción, de tres naves y un ábside exterior, jugó un papel importante en los inicios del cristianismo en la península ibérica. De hecho, fue un símbolo de resignificación de un lugar oscuro para el cristianismo. Claro que ya apenas queda nada de ella.
Sí perduran, en cambio, algunos restos del templo que se levantó en el siglo XII. El auge del estilo románico en la Edad Media hizo que este edificio fuese sustituido por una nueva iglesia.
Cómo era la iglesia del Miracle
Se trata de Santa María del Miracle. Una iglesia mencionada por primera vez en documentos de 1154 bajo el nombre latino de ecclesiam Sancte Mariae de Miraculo.
Los documentos hallados y las excavaciones realizadas permiten ver que el templo románico se diseñó con planta de cruz latina, una nave única dividida en cuatro tramos, y un ábside cuadrado. En su interior, destacaban elementos arquitectónicos como el cimborio octogonal, que se sostenía sobre trompas cónicas, y las ventanas de doble derrame que permitían la entrada de luz natural.
Material reciclado
Los constructores de la ermita, además, aprovecharon materiales romanos reciclados del propio anfiteatro y los integraron con los elementos arquitectónicos de la basílica anterior. Todo ello, convivía con los elementos de estilo románico.
A lo largo de los siglos, la iglesia de Santa Maria del Miracle experimentó otras transformaciones y usos. En 1576, el templo fue cedido a los frailes de la Orden de la Santísima Trinidad, quienes construyeron un convento adjunto.
De iglesia a prisión
Más adelante, las guerras y los conflictos políticos del siglo XVII dejaron el edificio en mal estado, obligando a los frailes a abandonarlo temporalmente. Ya durante el siglo XVIII, el rey Carlos III trasladó a los trinitarios a un nuevo convento en la ciudad.
Con el tiempo, el edificio perdió su función religiosa y fue reutilizado como penal en el siglo XIX. Este cambio de uso ya destruyó de forma considerable la ermita, cuya estructura sufrió impacto un significativo, añadiendo instalaciones que alteraron el diseño original.
Un legado recuperado
A principios del siglo XX, el penal fue clausurado y el Ayuntamiento de Tarragona tomó la decisión de demoler las partes en ruinas del templo. Las explosiones controladas realizadas en 1923 marcaron el final de gran parte de la estructura, aunque algunos elementos fueron preservados gracias a la intervención de la Reial Societat Arqueològica Tarraconense.
Ahora, quien va a ver el anfiteatro romano, puede disfrutar de todos esos edificios en uno. El acceso a las ruinas de la iglesia-cárcel está incluido en la entrada del anfiteatro romano, gestionado por el Museu d’Història de Tarragona.
Qué queda
La entrada conjunta permite explorar tanto los restos romanos como este importante testimonio medieval. Así, cuando uno baja a la arena puede apreciar el colosal edificio romano y las ruinas de Santa Maria del Miracle.
De aquella iglesia se conservan los cimientos románicos, partes de los muros y algunos detalles arquitectónicos, como capiteles y piezas de las arquivoltas, que revelan su diseño original. Una joya oculta en un gran tesoro arquitectónico e histórico como el anfiteatro romano.