Las expresiones son casi siempre intraducibles, en este diario se ha explicado mil veces, tantas veces como se ha defendido la riqueza de estos dichos que alimentan la cultura y la tradición de un país. Un idioma une y, a pesar de las diferencias con otras lenguas, enriquecen.

El catalán y el castellano son lenguas que viven hermanadas, tanto que hay palabras catalanas que ya se usan en castellano, como yayo, y otras que son igual en ambos idiomas, como mandarina, por poner solo dos ejemplos. Pero las imposibles, las que no encuentran a alguien al otro lado dan más juego.

Esto es lo que sucede con una palabra catalana que es una expresión en sí misma. Una pequeña composición que resulta de lo más acogedora y que en castellano no existe. Al menos, no con este concepto.

La expresión devenida palabra es “llar de foc”. Los bilingües pueden discutir que obviamente hay una manera en castellano de decir lo mismo, pero no tiene del todo el mismo simbolismo.

Acercamiento al inglés

El inglés, curiosamente, tiene la traducción literal de esta expresión. Fire place, no es exactamente lo mismo, pero puede dar pistas al castellanohablante de lo que estamos hablando, del lugar del fuego.

Siguiendo con el inglés, uno puede pensar que no hay un lugar para el fuego, pero si uno piensa en que “llar” en castellano significa hogar, ya se puede deducir de qué estamos hablando. La manera más común de describir esto en castellano es confusa y, a veces, demasiado reducida.

Qué significa

La llar de foc es, si nos ceñimos a la traducción literal, un “hogar de fuego”. Ese hogar en español no es otra cosa que comúnmente llamamos “chimenea”. ¿Qué pasa con esa palabra? Que si nos ceñimos a la definición de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) no es otra cosa que el “Cañón o conducto para que salga el humo que resulta de la combustión”.

La otra posibilidad es hablar de lar o llar, es decir, un hogar en sí mismo. ¿Cuál es el problema? Tanto lar como hogar es usado de forma regular como “casa” o “domicilio”. Y he aquí el problema, esa es la segunda acepción. La primera definición de la RAE de hogar es, precisamente, “sitio donde se hace la lumbre en las cocinas, chimeneas, hornos de fundición”. A eso hace referencia la “llar de foc” catalana.

Una expresión poética

El catalán lo que hace es ponerse específico a la par que poética. En catalán llar también es casa, como comentamos, pero al especificar que es el hogar del fuego uno ya tiene mucho más claro a que se refiere. Y sí, suena más tierno, a que ese parte de la casa es como un lugar específico para el fuego, su casa.

Por tanto, esta expresión es intraducible, porque el hogar castellano no siempre es tan claro, tan preciso como el concepto “llar de foc”. Un lugar que casi ha desaparecido de las casas en la mayoría de las ciudades y que sólo parecen sobrevivir en las casas de pueblo, especialmente, en las zonas de montaña y campo.

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