Un alumno de infantil aprende a escribir

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Vida

La dislexia invisible: el grave problema del infradiagnóstico en las aulas

7 octubre, 2024 00:00

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El próximo 8 de octubre se celebra el Día Internacional de la Dislexia, una fecha fundamental para visibilizar y concienciar sobre este trastorno del aprendizaje que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta a más del 10% de la población mundial. En España, esto supone que más de 4,6 millones de personas, entre ellas 800.000 niños en las aulas, podrían estar afectadas. Sin embargo, las cifras oficiales del Ministerio de Educación indican que solo el 2,5% de los niños están diagnosticados con dislexia, lo que refleja un grave problema de infradiagnóstico. Esta brecha sugiere que muchos estudiantes y adultos, que no han sido diagnosticados, son erróneamente etiquetados como "vagos" o "malos estudiantes".

Ante esta preocupante realidad, hablamos con la neuropsicóloga Carla A. Carvalho, fundadora del portal Hablemos de Neurociencia y miembro del Instituto Andaluz de Neurología Pediátrica, para profundizar en qué es la dislexia, cómo se manifiesta y la importancia crucial de una detección temprana para mejorar la vida de quienes la padecen.

Dificultad en el reconocimiento preciso y fluido de las palabras

La dislexia es un trastorno del aprendizaje que afecta principalmente al proceso de adquisición de la lectura. "Se trata de una dificultad en el reconocimiento preciso y fluido de las palabras, además de la capacidad de decodificación y de deletreo", señala Carvalho. Sin embargo, no debe confundirse con otros problemas de aprendizaje, como los trastornos del lenguaje o las dificultades atencionales. La dislexia afecta de manera específica la habilidad para convertir letras y palabras en sonidos, lo que tiene un impacto significativo en la comprensión lectora.

Primeros signos de alerta

Esta neuropsicóloga recalca la importancia de prestar atención a las señales tempranas que pueden indicar la presencia de dislexia, incluso antes de que el niño empiece a leer. Uno de los primeros signos que debemos observar, explica, es el desarrollo del lenguaje. Un lenguaje tardío o un vocabulario limitado pueden ser pistas importantes.

Además, "es común que los niños con dislexia tengan dificultades para recordar letras, números y colores, o para aprender canciones infantiles", revela. Estos signos suelen manifestarse en la educación infantil, aunque los síntomas más evidentes suelen aparecer cuando el niño comienza con el proceso de lectoescritura, en la educación primaria.

Entre los síntomas más comunes de la dislexia en esta etapa se encuentran la dificultad para asociar los sonidos con las letras, leer de manera lenta y laboriosa, y cometer errores al leer palabras familiares. "Es importante que los padres y educadores estén atentos a estos signos para poder intervenir lo antes posible", subraya Carvalho, ya que la detección e intervención tempranas pueden marcar una diferencia significativa en el pronóstico del niño.

Tipos de dislexia

La dislexia no es un trastorno homogéneo. Según la especialista del Instituto Andaluz de Neurología Pediátrica, existen diferentes tipos, en función de los componentes afectados: la dislexia fonológica, la dislexia léxica y la dislexia mixta. La dislexia fonológica se caracteriza por la dificultad para asociar los sonidos del habla con las letras correspondientes, mientras que la dislexia léxica implica problemas con la lectura de palabras enteras, en particular aquellas que no siguen reglas fonéticas regulares. La forma mixta combina aspectos de ambos tipos.

Un grupo de niños leyendo en una biblioteca

Un grupo de niños leyendo en una biblioteca EUROPA PRESS

Además, la dislexia a menudo se presenta junto a otras dificultades cognitivas, como los déficits de atención o los problemas en funciones ejecutivas, lo que puede complicar aún más el proceso de aprendizaje.

Factores genéticos y neurológicos

La dislexia tiene una base tanto genética como neurológica. Estudios recientes han identificado ciertos genes, como el DYX1C1, el KIAA0319 y el DCDC2, que están relacionados con el trastorno, aunque aún no se ha encontrado un gen específico que determine su presencia de manera concluyente. Carvalho también resalta que, a nivel neurológico, las personas con dislexia presentan diferencias en el funcionamiento de ciertas áreas del cerebro, como las áreas occipito-temporal, temporo-parietal y frontal, que están involucradas en el procesamiento visual y fonológico del lenguaje.

A pesar de estos avances en la investigación, Carvalho aclara que no se puede diagnosticar la dislexia únicamente a través de pruebas neurológicas o neuroimágenes. "Es necesario realizar una evaluación más completa que incluya aspectos cognitivos y conductuales. La colaboración entre profesionales de la salud, maestros y familias es fundamental para un diagnóstico certero y un tratamiento efectivo", afirma.

El papel de la intervención temprana

Uno de los puntos que más destaca Carvalho es la importancia de la intervención temprana. "Cuanto antes se intervenga, mejor será el pronóstico del paciente. Un diagnóstico temprano puede evitar que surjan problemas secundarios, como el bajo rendimiento académico, la ansiedad o la baja autoestima", advierte. Los tratamientos más eficaces suelen ser terapias educativas especializadas, como el entrenamiento cognitivo-conductual, que ayuda a mejorar las habilidades lectoras y, a su vez, la calidad de vida tanto de los niños como de sus familias.

Las consecuencias en adultos de una dislexia sin diagnosticar

Cuando la dislexia no se detecta en la infancia, puede seguir afectando al individuo en la edad adulta. Los adultos con dislexia no diagnosticada pueden experimentar dificultades en diversas áreas, como el entorno laboral y social. Además, estas dificultades lectoras suelen ir acompañadas de altos niveles de estrés y ansiedad, y en algunos casos, de problemas de autoestima. "Es común que los adultos con dislexia se sientan inferiores o incompetentes debido a sus limitaciones en la lectura y escritura, lo que puede afectar su bienestar emocional y su capacidad para desenvolverse en su vida diaria", señala fundadora del portal Hablemos de Neurociencia.

Avances

A medida que la tecnología avanza, también lo hacen las herramientas disponibles para el diagnóstico y tratamiento de la dislexia. Según Carvalho, las técnicas tradicionales, como las evaluaciones de papel y lápiz, están siendo complementadas con nuevas tecnologías, lo que promete cambiar el enfoque de la evaluación y la intervención en el futuro cercano. "El uso de plataformas digitales y aplicaciones de aprendizaje personalizadas puede ser clave en la mejora del tratamiento de la dislexia, permitiendo intervenciones más precisas y adaptadas a las necesidades individuales", confirma.

Expectativas a largo plazo

Las expectativas a largo plazo para un niño diagnosticado con dislexia pueden ser muy positivas, especialmente si se recibe intervención adecuada desde una edad temprana y los métodos de educación adecuados. Todo ello dependerá del trabajo realizado a lo largo del ciclo evolutivo del menor. "Hay pacientes que conviven con estas dificultades a lo largo de toda su vida, otros que consiguen minimizar hasta límites prácticamente insospechados y, otros, quienes a pesar del trabajo y esfuerzo deben enfrentarse a estas limitaciones a lo largo de toda su vida", concluyen desde el Instituto Andaluz de Neurología Pediátrica.