Dos jóvenes se enfrentan a 15 años de prisión por la presunta violación a una chica durante la madrugada del 13 de febrero de 2022 en uno de los baños de la discoteca Miracle de Mataró (Barcelona).
En el juicio que se ha celebrado este jueves en la Sección 7 de la Audiencia Provincial de Barcelona, la chica ha recordado que el día de los hechos se encontró con los dos acusados, a los que conocía por amigos en común, y que, como se sentía muy a gusto y estaban tonteando, surgió la conversación de un trío, en sus palabras: "Cedí, acepté, dije que sí y acabamos en un baño".
La chica ha reconocido que las relaciones sexuales se iniciaron de forma consentida, pero que llegó un momento en el que dijo que ya no quería continuar, que quería parar y que lo manifestó "entre dos y tres veces", llegando a empujar a uno de ellos.
"Me quedé bloqueada"
"El que tenía delante de mí me presionaba sobre los hombros y me sentía acorralada. No podía salir. No me podía levantar. Me quedé bloqueada. Hubo un momento que escuché que aporreaban la puerta, para mí fue una vía de escape", ha explicado en referencia al momento en el que una de las camareras intentó entrar al baño, consiguiendo que uno de los chicos abriera la puerta.
Por su parte, los dos acusados, que se han negado a responder a las preguntas de la acusación particular, han coincidido con la chica en su relato hasta el momento en el que entraron al baño.
El primero de ellos ha manifestado que las relaciones sexuales fueron consentidas en todo momento y ha dicho, textualmente, que en ningún momento escuchó a la joven pedirles que pararan ni que lo empujara: "Al contrario, cuando nos pillaron manifestó que le hubiese gustado llegar al final de todo, que se había quedado con ganas".
Los jóvenes lo niegan
Asimismo, los dos han dicho que durante las relaciones sexuales, que según ellos fueron consentidas y que han descrito como "suaves", no vieron malestar en la víctima, que no lloró hasta un rato más tarde, y que en ningún momento usaron la fuerza durante el acto sexual.
Han expresado que cuando la camarera llamó a la puerta la chica se rio y que su reacción fue la de evitar que la gente pudiese deducir lo que allí estaba pasando porque ella tenía pareja en aquel momento, aunque la víctima lo ha negado.
La camarera que llamó a la puerta por primera vez, antes de que un portero la abriese por segunda vez, ha asegurado que, cuando los chicos abrieron la puerta, vio a la chica sentada en el inodoro con el vestido bajado y que por eso llamó a seguridad. A continuación, la joven rompió a llorar diciendo "que ella no quería, que ella no quería, que quería con uno".
En la misma línea, una amiga de la chica ha expresado que la perdió de vista durante un rato y que cuando la vio de nuevo la reprendió, a lo que ella contestó "a ti no te han encerrado en el lavabo y te han violado" y que tuvo que convencerla para ir al hospital, donde se dio cuenta de que tenía una uña rota.
Un relato "persistente y coherente"
La psicóloga especializada en violencia que atendió a la joven ha manifestado que la víctima acudió también a una psicóloga privada, que tomó fármacos antidepresivos y que tuvo que dejar su trabajo a causa de estos hechos que le causaron "insomnio y pesadillas donde venía uno de los momentos que define como asquerosos e inhumanos".
Tras practicarse todas las pruebas, la fiscalía sostiene que el relato de la joven "persistente y coherente" y que ni en la declaración prestada en fase de instrucción ni en la vista de juicio oral ha caído en contradicciones, asumiendo incluso que las relaciones sexuales se iniciaron de forma voluntaria.
15 años 'versus' su absolución
El ministerio público pide para ellos 15 años de prisión como autor y cooperador necesario de un delito de violación, además de la prohibición de acercarse a menos de 1.000 metros de la chica o comunicarse con ella durante 10 años por tiempo superior a la condena. Asimismo, les exige una indemnización de 30.000 euros por los daños morales causados.
Por el otro lado, la defensa de ambos acusados ha solicitado su absolución, aunque subsidiariamente ha pedido que, en caso de ser condenados, se aplique la atenuante de dilaciones indebidas por paralizaciones en el proceso judicial.
Según la letrada, no hay pruebas concluyentes como para enervar la presunción de inocencia de sus defendidos y ha insistido en que la víctima podría haberse sentido avergonzada o haber pensado "ostras, tengo una pareja fuera, voy a tener que dar explicaciones de lo que he hecho".
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