En agosto de 2022, José Luis (nombre ficticio) se acogió a la antesala de lo que hoy conocemos como ley trans para cambiar su nombre y su sexo en el Registro Civil sin la necesidad de un informe médico o psicológico previo. En secreto, este vecino de Badalona cambió su nombre por el de Amanda, así como su sexo registral en todos los documentos oficiales.
José Luis, que realizó todos los trámites al margen de su entorno, nunca ha estado dispuesto a someterse a ninguna operación de cambio de sexo, ni a tomar inhibidores de testosterona porque así puede mantener, según él mismo, "lo mejor de los dos mundos".
Esther (nombre ficticio), la mujer que hasta 2022 fue su pareja sentimental en el seno de una relación heterosexual, decidió que, si iba a tomar esta decisión, lo mejor era romper el noviazgo. "Nadie podía obligarla a seguir con él", explica su abogada, Núria González. Aquí empezó su calvario.
La odisea judicial
Desde entonces, ambas, Amanda y Esther, viven inmersas en una lucha judicial que parece no tener fin, con múltiples denuncias cruzadas. Las idas y venidas que protagonizan en los juzgados son constantes: por un lado, Esther se ha querellado contra su expareja por presuntos malos tratos. Por otro, José Luis, ahora Amanda, ha contraatacado denunciado a la actual pareja de su ex por un supuesto delito de lesiones leves y vejaciones.
En medio de esta odisea judicial, recientemente, la sección 7ª de la Audiencia de Barcelona ha estimado el recurso de apelación presentado por Núria González y ha revocado una sentencia inicial en la que se acusaba al actual compañero de Esther de un presunto delito de lesiones.
Tras revisar el fallo, los magistrados de la Audiencia Provincial han constatado que el escrito contenía errores legales y de procedimiento, que "afectaban injustamente el veredicto". Por ello, la sección 7ª ha aceptado el recurso de apelación de la defensa, absolviendo al acusado de cualquier responsabilidad penal.
De este modo, esta resolución marca el cierre de un primer capítulo relevante para Esther y su pareja, quienes inicialmente se enfrentaban a un fallo desfavorable.
Denuncias falsas
Tras conocer la nueva sentencia de la Audiencia de Barcelona, la abogada de la pareja está estudiando responder con una nueva querella por denuncia falsa. A la espera de que se resuelva un segundo procedimiento similar al descrito, González se plantea emprender un nuevo frente judicial contra Amanda por acusar falsamente a la actual pareja de Esther.
"En función de cómo se resuelva el próximo juicio -paralizado porque Amanda se presentó sin abogado-, valoraremos muy decididamente la presentación de una nueva querella por denuncia falsa", asevera Núria González. Por ahora, no descartan esta opción, lo que supondría un nuevo embrollo judicial entre Esther y quien fue su pareja durante varios años.
Obligada a vivir en una habitación
"Lo que va para largo" -advierte la letrada- es la causa por el supuesto delito de malos tratos que denunció Esther. El cambio de sexo de José Luis está dificultando con creces el día a día de Esther, a quien se le denegaron todas las ayudas y protecciones como víctima de violencia de género.
Por falta de recursos económicos, no pudo abandonar la vivienda que compartía con su expareja, ya que ella sólo cobra una pequeña pensión por discapacidad laboral. Durante dos años, y hasta hace pocas semanas, Esther ha malvivido en una habitación de tres metros cuadrados, encerrada con un candado por miedo a su excompañero sentimental.
Sin protección por violencia machista
Según recuerda la letrada, el peor episodio se vivió en agosto de 2022. Ese verano, Esther fue agredida físicamente por su entonces pareja, y tuvo que ser trasladada al hospital con un parte grave de lesiones.
Los agentes de Mossos d’Esquadra que fueron a su casa a socorrerla le indicaron que debía ir a comisaría para interponer una denuncia por violencia de género. Sin embargo, la sorpresa de Esther llegó cuando el mismo agente que la había sacado de casa, llevado al hospital, visto a su excompañero e indicado que debía denunciar, le comunicó que no podía tramitar el expediente como un caso de violencia machista porque José Luis registralmente ya no era un hombre.
"Un clarísimo fraude de ley"
La denuncia se tuvo que tramitar como un caso de violencia intrafamiliar, es decir, como si fuera una pelea entre hermanos, y no como una agresión machista. Ello acarreó que Esther no pudiera recibir protección, ni que le concedieran la orden de alejamiento que solicitó. Es más, tampoco recibió asistencia jurídica, y tuvo que ser ella quien tuvo que buscarse una abogada contra reloj; entre otros motivos, porque su expareja no la dejaba entrar en la casa.
Núria González, abogada especialista en violencia machista, denuncia que se trata de un "clarísimo fraude de ley". "Eso quiere decir que se utiliza una ley para obtener un resultado distinto al que la ley prevé". En este caso, matiza, "se estaría utilizando la posibilidad del cambio de sexo registral para intentar eludir una penalidad mayor de los delitos cometidos por quien realiza el cambio". Es decir, por José Luis.
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