El servicio de Meteorología de Cataluña (Meteocat) ha pedido a los catalanes que guarden las bolas de granizo en el congelador, para su posterior estudio. Fenómenos como los acontecidos recientemente en el municipio de Sant Pere de Torelló (Barcelona) ponen de manifiesto una mayor agresividad en eventos meteorológicos, como producto del cambio climático.
En aras de tener un mayor conocimiento de lo sucedido, y de obtener más detalles acerca del tipo de fenómenos climatológicos a los que se enfrentará Cataluña en un futuro, el estudio de la composición y la estructura de las piedras de agua es un pilar fundamental.
En el congelador
Las piedras de agua, producto de eventos como un episodio de granizo, se deben guardar en el congelador, cerradas en bolsas de plástico, a fin de que no entren en contacto con alimentos, o el propio congelador.
¿Y dónde se lleva a cabo el estudio? Aunque en este caso se trate de un evento meteorológico, las piedras se someten pruebas como resonancias o radiografías, con el fin de conocer mejor la estructura. Es decir, que se llevarán a los hospitales, ya que estos cuentan con la maquinaria necesaria para el proceso.
La disposición interna de los elementos de estas piedras permitirá conocer con más detalle las condiciones en las que estas se han formado.
Cambio climático
El aumento de las temperaturas a nivel global provoca que eventos como las sequías, los incendios o las tormentas sean más frecuentes y severos. De acuerdo con los últimos datos del satélite Copernicus, recogidos por Carbon Brief, 2024 está en camino de superar otro récord de forma consecutiva, como año más cálido de la historia.
En Cataluña, el Servicio Estatal de Meteorología (AEMET) ha reportado que la temperatura media de julio ha sido de 23,6 grados Celsius, 1,2 grados por encima de la media, a pesar de que no ha sido un incremento térmico tan acusado como sí lo fue en los años 2022 y 2023.
El estudio del cambio climático se adentra en una nueva fase, en la que se investigarán los "productos" de dichos fenómenos, como el que dio lugar en Sant Pere de Torelló, el pasado 2 de agosto. De esta manera, el objetivo es poder determinar con más precisión la forma en la que eventos como los granizos de verano se pueden llegar a producir.
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