Verónica Kuchinow, directora general y fundadora de Simbiosy, lanza un aviso rotundo: “Sólo sobrevivirán las empresas que realmente sean sostenibles”. Tal declaración la lanza en un contexto en el que la descarbonización de las compañías para luchar contra el cambio climático marca “una nueva tendencia mundial”.

Desde Cataluña, Simbiosy es una empresa que actualmente se ubica en el complejo industrial DFactory, en el Consorcio de la Zona Franca de Barcelona, y que se dedica al aprovechamiento de los excedentes de las empresas.

Instalaciones de ICIL Lab en el DFactory Barcelona del Consorcio de la Zona Franca de Barcelona / ICIL ICIL

De hecho, Kuchinow pone encima de la mesa que el contexto actual “es un proceso de cambio que ha empezado. Aunque todavía nos queda camino por recorrer, podemos decir que el barco ya ha zarpado” cuando se trata de cambiar no sólo el método de actuación de las empresas en materia de recursos y de reducción de emisiones, sino que se trata de “un cambio sistémico”, que va más allá de la propia economía circular.

Desde los materiales, hasta la transformación que los polígonos y las zonas industriales van a experimentar, desde Cataluña se lleva a cabo la nueva directriz que las compañías, especialmente del sector industrial, van a aplicar. 

La simbiosis

¿Qué es la simbiosis empresarial? En palabras de Kuchinow, “es algo que va más allá de la economía circular”. La circularidad se basa en la reutilización de materias primas y de excedentes de producción. La simbiosis es la interconexión que se lleva a término entre empresas que tienen excedentes con otras que quieren emprender la manufacturación de un producto, y quieren tener acceso a materiales de una forma más sostenible (y también económica, ya que se trata de excedentes).

Esta técnica, que al final consiste en tender puentes de conexión, tiene varias fases en el proceso. La primera de ellas, es la de identificar todos los excedentes de una compañía. Principalmente agua, energía y residuos. A partir de su catalogación, otras empresas que requieren de estos recursos pueden aprovecharlos. 

Ejemplos prácticos

En el ámbito de Cataluña, la producción de energía renovable es un ejemplo de simbiosis empresarial, en algunos casos. El ejemplo que Kuchinow pone encima de la mesa es la sustitución del gas natural. “Los excrementos de las instalaciones agrícolas se recogen. Cuando hay una empresa interesada en generar energía a partir de gas, esta deja de lado la extracción de metano, para quemar estos residuos y así generar gas natural”. 

Incluso en la producción de materias plásticas, como es el caso del poliuretano: “Una empresa que quiere iniciarse en la manufactura de este material puede ver en un mapa dónde tenemos todas las plantas que han generado excedentes, y así ya no tienen que comprar la materia prima para fabricar todo de nuevo”.

La planta de 'upgrading' en primer plano y un digestor detrás en las instalaciones de producción de biometano en la granja Torre Santamaria de Vallfogona de Balaguer (Lleida) Cedida

Tendencia mundial

El cambio de la mentalidad empresarial es significativo. “En 2014, teníamos tensión muscular de tanto tener que tirar del brazo para que las compañías gestionaran mejor sus residuos y excedentes para descarbonizarse. Diez años después, son las empresas las que vienen pidiendo soluciones y consejos para llevar a cabo buenas prácticas de economía circular”, explica. 

También advierte de que los cambios de mentalidad y de manera de operar en Cataluña “están marcados por una tendencia mundial”. Añade que “los empresarios se han dado cuenta de que se quedan sin recursos, y de que nos estamos ahogando en un contexto de cambio climático. Además, los relevos generacionales que se están dando en las compañías, ponen mucho énfasis en que se lleven a cabo este tipo de prácticas. Cada vez menos, la 'vieja escuela' de directivos se da cuenta de que los términos de sostenibilidad y de economía circular también forman parte del trabajo”.

Supervivencia

Una eficiencia de los recursos que mitiga el impacto de la huella de carbono. Aprovechar excedentes, que también salen más económicos para otras empresas. Nuevas generaciones que piden sostenibilidad. Un cambio climático galopante. Todo ello conforma la lista de ingredientes de una tendencia que ya no se va a detener. 

En esa línea, la experta advierte de que, ante este cambio de paradigma, “sólo van a sobrevivir aquellas empresas que realmente sean sostenibles”. En cuanto al greenwashing, mala praxis que consiste en falsear datos de impacto ambiental, Kuchinow comparte punto de vista con la directora de la Fundación Privada Empresa y Clima, Elvira Carles: los consumidores van a castigar, además de que las normativas europeas, al ser cada vez más restrictivas, constituirán una regulación más exhaustiva. 

Transformación

Más allá del cambio de método y del aprovechamiento de recursos, la simbiosis empresarial también impacta en la cultura empresarial. “Se trata de proyectos colaborativos. De lo contrario, no tiene sentido. Ahora muchas empresas están aprendiendo a trabajar de manera conjunta, ya que esto es un cambio a nivel de sistema”, explica. 

El DFactory, sede de la XXVI edición de la Conferencia de Zonas Francas de Iberoamérica, desde el aire

Además, los espacios industriales también se acabarán transformando. “Se pronostica una reindustrialización de las ciudades, debido a que hay ciertos sectores que emiten menos ruido, o no emiten contaminantes. Además, estas pueden aprovechar recursos de una manera más inmediata, como pueden ser excedentes de energía o agua en recirculación”, explica.

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