Un hombre mayor toma agua fresca en verano

Un hombre mayor toma agua fresca en verano EUROPA PRESS

Vida

El calor y las vacaciones son los principales riesgos en verano para los mayores

El 11,4% de los españoles mayores de 65 años afirma sentirse más triste en esta época, especialmente a causa de la soledad no deseada por los cambios de rutina de sus seres queridos

20 julio, 2024 00:00

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Mientras la gran mayoría de personas espera el verano con ganas para disfrutar de los días más largos, el tiempo libre y el calor, la temporada estival supone un incremento de la tristeza en las personas mayores, que sufren los efectos de las altas temperaturas y una disminución de la interacción con su entorno cercano.

Así lo expresan los datos de un reciente estudio del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso), que revelan que el 11,4% de los jubilados afirman sentirse más tristes en verano, al igual que ocurre en otras fechas señaladas en el calendario como la Navidad. La situación, según la empresa de cuidado de personas mayores y dependientes a domicilio Cuideo, se agrava para los dos millones de españoles con edades superiores a los 65 años que viven solos.

Cambio de rutina

Las rutinas de todo el entorno cambian con la llegada del calor. Si los hijos o los nietos visitan a sus abuelos con determinada asiduidad, es posible que eso cambie en vacaciones y pasen más tiempo sin compañía.

Además, “la sociedad les está diciendo que hay que hacer cosas, pero ellos siguen en casa”, explica a Crónica Global Adrià Buzón, CEO de Cuideo, sobre una de las causas que motivan el incremento de la soledad no deseada en personas mayores durante el verano, y que también se agrava por una nostalgia de la época de juventud.

El efecto del calor

Buzón detalla que las altas temperaturas también propician que, al querer refugiarse de los peligros del calor, los jubilados pasen más horas en casa y restrinjan sus salidas, reduciendo las interacciones sociales al mínimo y, en consecuencia, se sientan más aislados.

En este sentido, desde Cuideo recuerdan que quedarse en casa no es garantía de estar resguardado de la amenaza, y que es necesario asegurarse de que los mayores, como todos, están bien hidratados y que el domicilio está lo suficientemente fresco.

Consecuencias emocionales

Las interacciones sociales de calidad son fundamentales para la salud física y mental y el bienestar de las personas. Sin embargo, la soledad prolongada tiene efectos negativos significativos, como la disminución de la autoestima y estado de ánimo, así como el desinterés por interactuar y relacionarse.

Un grupo de personas mayores se reúnen en verano

Un grupo de personas mayores se reúnen en verano EUROPA PRESS

A la soledad por los cambios de rutina se añade que “muchos vienen de la pérdida de la pareja”, recuerda Buzón, lo que puede generar depresión y propiciar una “espiral negativa” que, poco a poco, aleje a los mayores de sus seres queridos y de la sociedad. “Terminan rechazando el cuidado”, especialmente la atención profesional, lamenta el experto: “Piensan que cuesta mucho dinero y no quieren ser una carga económica, piden que nadie entre en su casa y dicen que no han de ser cuidados, pero, en realidad, lo que necesitan es compañía”.

En estos casos, es posible que la familia no detecte la importancia de la situación y, a veces, “hace falta un input externo que entienda que se está entrando en esa espiral negativa”, una persona con formación que pueda atender todas las necesidades físicas y psicológicas de las personas mayores en situación de soledad no deseada.

La pandemia del siglo XXI

Adrià Buzón apoya la idea de que “la soledad es la pandemia del siglo XXI” e incide en que “lo es todo el año”, no solo en verano. Sin embargo, puntualiza que es en estos momentos cuando hay que prestar más atención a los síntomas. Asegura que desde la compañía perciben este aislamiento social involuntario “con gran preocupación”. Así, recomiendan que si la familia va a dejar de poder visitar a sus mayores durante un determinado periodo de tiempo, se ocupen de que alguien lo haga por ellos, ya sea una persona de confianza o un acompañamiento esporádico por parte de un trabajador social.

De hecho, los datos de Cuideo indican que los servicios de cuidado puntual, para períodos de entre cuatro días y dos meses, a mayores de 65 años incrementan hasta un 20% en verano. En su gran mayoría, se trata de personas que no necesitan un servicio recurrente durante el resto del año, pero este apoyo permite a las familias marcharse de vacaciones con mayor tranquilidad.

Gacias a las conexiones que ofrece internet, cabe también reservar algunos minutos dentro de las vacaciones para escribir y llamar, de modo que, aun en la distancia, los abuelos pueden sentir la compañía de sus hijos y nietos.