Los hechos se remontan a la tarde del 28 de abril de 2022, en un chalet de Vilanova i la Geltrú (Barcelona). Alrededor de las 18.50, el acusado, "bajo la influencia del consumo previo de estupefacientes", concretamente heroína, saltó la valla que rodeada una propiedad privada y se coló en el interior del jardín de una vivienda.

Visiblemente perjudicado por la ingesta de droga, y con sus capacidades intelectiva y volitiva gravemente alteradas, el acusado, de por entonces 32 años, no fue consciente de que el patio donde se acababa de colar, previsiblemente para echarse una buena siesta y pasar el mono, estaba ocupado por una pareja. Los inquilinos y propietarios del inmueble.

El acusado amenazó con una jeringa con aguja

Las víctimas, entre sorprendidas y asustadas, le pidieron de forma amable -ante la evidencia de que el acusado estaba totalmente ido- que se marchara de su hogar. Según el escrito del Ministerio Fiscal, a pesar de que la pareja "se lo manifestó educadamente de forma reiterada", el acusado "hizo caso omiso".

Fue entonces cuando el propietario procedió a identificarse con su placa y de viva voz le comunicó que era policía. Sin embargo, el acusado, "debido al estado que presentaba, ni comprendía las instrucciones ni la situación". Por ello, al sentirse amenazado, procedió a extraer de entre sus pertenencias una jeringuilla con aguja y trató de intimidar al dueño en su propia casa.

El inquilino realizó dos disparos al aire

Ante esta reacción, el propietario del inmueble desenfundó su arma y realizó varios disparos al aire con la clara intención de disuadir al acusado. Sin embargo, el intruso guardó la jeringa y echó a correr en dirección al interior de la vivienda. En aquel momento, y constatando que el acusado no iba a comprender las indicaciones del policía, este le inmovilizó contra el suelo. Ante la actitud violenta e impeditiva del investigado, añade el fiscal, el agente procedió a asestarle varios golpes que fueron sanados en una primera asistencia facultativa.

Como consecuencia de los hechos, la mujer del agente e inquilina padeció un ataque de ansiedad severo que tardó tres días en curar.

Fachada de la Audiencia de Barcelona y el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC)

El caso llega a la Audiencia Provincial

Ahora, dos años después del incidente, el caso llega a la Audiencia de Barcelona y como se trata de un presunto delito de allanamiento de morada será labor de un jurado popular decidir sobre la culpabilidad o no del acusado quien, a su vez, reclama una indemnización por los golpes que le profirió el policía e inquilino cuando lo redujo.

Durante el juicio, se prevé que declaren ante los miembros del jurado popular los dos moradores de la vivienda y un amigo del acusado, además de los agentes de los Mossos d’Esquadra que se personaron en el lugar de los hechos y los médicos que atendieron al acusado y a la compañera sentimental del agente.

Lo que pide la fiscalía

Por su lado, Ministerio Fiscal considera que los hechos son constitutivos de los delitos de allanamiento de morada, por el que reclama cinco meses de prisión; otro leve de lesiones, por el que procede a imponer una multa a razón de seis euros diarios; y otro delito leve de falta de respeto y consideración, debido a que se encaró con un agente de la autoridad, y por el que exige otro mes de multa con una cuota idéntica de seis euros diarios.

En paralelo, el fiscal solicita imponer una orden de alejamiento de 1.000 metros del domicilio donde sucedieron los hechos, del trabajo de ambos inquilinos o "de cualquier lugar en el que se hallen las víctimas". Asimismo, otra prohibición de comunicación "por cualquier medio informático, telemático, escrito, verbal o visual". Ambas medidas con una duración de un año.

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