Brian Raimundo C. M., acusado de violar y dejar al borde de la muerte a una menor de 16 años durante la madrugada del 1 de noviembre de 2021 en el polígono de Les Comes, en Igualada (Barcelona), no podría enfrentarse a prisión permanente revisable, pese a que su propio abogado ha reconocido que los hechos que se le imputan son “nunca vistos en la historia de los tribunales” por su atrocidad.

Esta condena, que no establece un límite máximo de la pena privativa de libertad, sólo se puede aplicar en delitos de extrema gravedad. Los supuestos que recoge son delitos agravados de asesinato, es decir, aquellos en los que la víctima sea menor de 16 años o especialmente vulnerable, una agresión sexual con resultado de muerte, si el asesinato lo comete una organización criminal o si el procesado perpetra asesinatos múltiples. 

También se castigan con la máxima pena contemplada en el Código Penal los delitos contra la Corona, como el homicidio del Rey, la Reina o la Princesa de Asturias, delitos de terrorismo con resultado de muerte o el homicidio de un jefe del Estado o una persona con protección internacional que se encuentre en España. Y, por último, los delitos de genocidio y de lesa humanidad. 

La víctima afronta su día a día "a duras penas"

En este caso concreto, como la víctima sobrevivió “de milagro”, según los médicos que la asistieron, las acusaciones no pueden solicitar esta condena, pese a que las heridas que le causó el autor eran “mortales de necesidad”. De hecho, los médicos forenses que declararon durante la vista aseguraron que es más habitual ver este tipo de heridas “en la sala de autopsias que en una consulta médica”. Mientras los facultativos desgranaban las brutales lesiones, incluso los periodistas más bregados en tribunales y algunos testigos tuvieron que abandonar la sala por la dureza del relato.

El detenido por la violación de Igualada / CRÓNICA GLOBAL

La joven, que sobrevivió al ataque por la rápida actuación de un camionero que se la encontró por casualidad y la cubrió con su chaqueta, padece a causa de estas heridas un cuadro de estrés postraumático grave que le permite trabajar, estudiar y enfrentarse a su día a día "a duras penas", según el abogado de la familia, Jorge Albertini. Gracias al transportista, que ha calificado de "ángel", la chica, que ya presentaba hipotermia por la pérdida de sangre y las bajas temperaturas a las que fue abandonada desnuda, se libró de la muerte. 

Secuelas irreversibles

Las peritos que hicieron su informe psicológico explicaron que, aunque no recuerda la violación -se desconoce si a causa de la fractura craneal o del dolor que le provocaron las otras lesiones- tiene consciencia de manera “continua” por su memoria corporal, pues sufre secuelas visibles “irreversibles”.

Registro de los Mossos de Esquadra en el domicilio del presunto violador de Igualada / LENA PRIETO

Las peritos explicaron que la chica sufre sintomatología ansiosa y depresiva y padece un trastorno del sueño. También tiene pensamientos autodestructivos. Este cuadro de estrés postraumático condiciona todas las áreas de su vida: no puede hacer deporte, apenas sale de casa, sufre miedo y aislamiento social y ha perdido el interés en tareas que antes disfrutaba. 

Las secuelas durarán "toda la vida"

La joven, que no ha declarado para evitar su revictimización y porque no recuerda casi nada de aquella noche, perdió la memoria porque durante la brutal agresión se quedó inconsciente. Su cerebro no codificó ni la violación ni los momentos previos. Aún así, la salvaje agresión “hablando en términos de probabilidad, le dejará secuelas que perdurarán durante toda la vida”. Mientras las peritos pronunciaban estas duras palabras sobre la joven, que ahora tiene sólo 19 años y cuando sufrió la violación tenía 16, el acusado ha permanecido impertérrito. “Parece que la cosa no vaya con él, no se inmuta”, comentaban con rabia algunos de los presentes en la sala. 

El acusado ha escuchado impasible durante cinco días la descripción de las lesiones, irreproducibles por su dureza, que le causó a la menor y que estuvieron a punto de causarle la muerte. Aún así, en la última sesión del juicio, su abogado, Gerard Negrell, intentó convencer al tribunal que lo juzga en la Audiencia de Barcelona de que es “una persona completamente normal”, rescatando la declaración de las peritos de parte, que apostillaron que el procesado tenía las capacidades cognitivas y volitivas “plenamente conservadas”.

Su abogado lo ha usado para hacer creer que Brian Raimundo C. M. no encaja en el perfil de persona violenta y agresiva descrito por lo Mossos d'Esquadra, que precisaron que, de no haberlo detenido, la violencia empleada seguiría escalando hasta convertirse en un delincuente sexual homicida. "No tuvo una conducta de arrepentimiento ni hizo actos reparadores”, aseguró el agente de la Unidad Central de Agresiones Sexuales (UCAS) encargado de elaborar el informe pericial sobre su perfil criminógeno. 

"Maldad brutal sin finalidad"

Sin embargo, las acusaciones sostienen que utilizó sobre la menor, una víctima vulnerable por su edad, complexión y género, una violencia atroz y gratuita. No lo hizo para vencer la resistencia de la chica, que no pudo defenderse, sino porque buscaba causar el mayor dolor y sufrimiento posible. Por eso, la fiscal, Paola Tejada, ha asegurado que actuó con “una maldad brutal sin finalidad” alguna. 

Las heridas que le causó, además, tienen un carácter degradante y vejatorio hacia la víctima. Con sus acciones, Brian Raimundo C. M. buscaba "vejar, humillar y castigar a la chica" para demostrar una superación y dominación. Los actos a los que la sometió son “sin duda, motivos suficientes para acreditar que no es sólo fue una violación sino una subyugación machista”. 

Por todo ello, las ocho acusaciones piden para él 45 años de prisión -15 por el delito de agresión sexual y 30 más por un asesinato en grado de tentativa- así como una indemnización de 260.000 euros para la víctima por los perjuicios causados. Por su parte, la defensa solicita su libre absolución alegando que no existen pruebas concluyentes en su contra, aunque en su casa se halló una chaqueta con 11 salpicaduras de sangre de la adolescente. Por eso, piden que en caso de una condena más que previsible, lo castiguen por la agresión sexual y, como mucho, por un intento de homicidio y piden que cumpla la pena en España. 

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