Gerard Negrell, abogado de Brian Raimundo C. M., el acusado de violar y dejar al borde de la muerte a una menor de 16 años en Igualada el 1 de noviembre de 2021, solicita su absolución alegando que las pruebas practicadas en el juicio son “insuficientes” como para castigarlo. La única posibilidad de que resultara condenado, ha expresado, sería por prueba indiciaria, que exige que existan indicios suficientes como para llevar inequívocamente a demostrar la autoría de un delito o que estos tengan potencialidad suficiente como para dictar una sentencia condenatoria. En este caso, considera Negrell, “los indicios son mínimos e insuficientes”. “No tenemos ni una sola prueba”.
Sí la hay. Una chaqueta tipo bomber de piel que presentaba hasta 11 manchas de sangre de la víctima y que fue hallada en el domicilio de Brian Raimundo durante la entrada y registro efectuada por los Mossos d'Esquadra seis meses después de la brutal violación. “Podría ser un inicio potente”, ha reconocido Negrell, que ha salido al paso preguntando: “¿No es inverosímil quedarte con la chaqueta con sangre de una chica a la que has hecho una atrocidad?”.
Su versión es que el autor de los hechos se deshizo de ella, “con tan mala suerte” que su defendido se la encontró de manera fortuita tras perder la suya propia, se la puso y siguió usándola en los meses siguientes. Sin embargo, él mismo ha reconocido que las manchas de sangre a simple vista eran imperceptibles y que los Mossos d’Esquadra sólo las detectaron tras analizar la prenda bajo la luz forense. Así las cosas, el procesado podría haberse confiado al no apreciar las salpicaduras.
Sobre el hecho de que Brian Raimundo C. M. aparezca en un vídeo con esta misma bomber unas horas antes de los hechos causando daños a un coche, en unas imágenes “poco nítidas” grabadas por un particular, Negrell sostiene que no se puede garantizar que sea la misma ni que ese sea su defendido.
La declaración de la víctima
La defensa también ha alegado que en el cuerpo de la chica no se halló semen del procesado, que demostraría su autoría, y ha dicho echar en falta la declaración de la víctima, pese a que el tribunal ya aclaró que no podía prestar testimonio por su frágil estado emocional y por un elevado riesgo de revictimización. De hecho, la joven no recuerda nada de la agresión por la severidad de las lesiones que le causó el agresor y que le han dejado secuelas irreversibles. “Tampoco había testigos”, ha dicho Negrell, pese a que en el caso de delitos sexuales lo más habitual es que no los haya.
La defensa se ha centrado en hacer creer al tribunal que el individuo que aparece junto a un grupo de jóvenes destrozando un coche, en un vídeo grabado por un vecino pocas horas antes de la salvaje violación, y el sujeto que aparece persiguiendo a la víctima en las imágenes captadas por las cámaras de las naves son la misma persona, pero que no se trata de su defendido. “Las acusaciones no solicitaron una pericial en la que expertos en la materia puedan deducir que esa persona es mi cliente con las debidas garantías”.
Sobre el hecho de que estas dos figuras llevasen las mismas prendas de ropa localizadas en la casa de Brian Raimundo C. M., “si se hiciese una entrada y registro en casa de cualquier chico joven las encontraríamos en un elevado porcentaje”. Por lo tanto, “¿había alguna característica diferencial en esta ropa?”, ha preguntado Negrell. En efecto, sí: el ADN de la víctima.
Sobre el hecho de que los repetidores de telefonía ubicaran a la joven y al procesado en el mismo lugar y en la misma franja horaria, Negrell sostiene que no se conoce la “ubicación concreta y exacta” ni el área geográfica que abarca cada una de las antenas. “No podemos afirmar con rotundidad dónde estaba en la noche de los hechos. Estaba por la zona, pero es una zona muy amplia”. Y sobre el hecho de que buscase “chica violada Igualada” tres días después, la explicación que ha dado es que “todo el mundo que vive en Igualada lo hizo porque no se hablaba de otra cosa”.
"Unos actos nunca vistos en la historia de los tribunales"
La defensa ha utilizado la declaración de los peritos de parte, que se le volvió en su contra el jueves, para intentar convencer al tribunal de que su cliente es una persona “completamente normal”. Cabe recordar que los peritos declararon que, cuando les encomendaron elaborar el informe, desconocían la gravedad del delito cometido y apostillaron que el procesado tenía las capacidades cognitivas y volitivas “plenamente conservadas”. Ahora, su abogado lo ha usado para hacer creer que Brian Raimundo C. M. no encaja en el perfil de persona violenta y agresiva, pasando por alto que violó a su propia hermana de siete años cuando todavía era menor de edad y agredió sexualmente a una expareja tras propinarle una paliza.
“Estamos acusando a mi defendido de actos nunca vistos en la historia de los tribunales”, un suceso “deplorable”, ha reconocido Negrell. Sin embargo, ha pedido que, en caso de que su defendido sea condenado, se le absuelva del delito de asesinato en grado de tentativa y se aprecie un delito de intento de homicidio. A su juicio, no se puede asegurar que el golpe que le causó una fractura craneal a la chica fuese provocado por el autor, sino que al estar malherida por el resto de lesiones, también muy graves, “se cayera” y se golpeara en la cabeza.
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