Sant Jordi es uno de los días más bonitos que tiene Cataluña. Eso es así. Las calles se visten con el bullicio de los puestos de libros y las coloridas rosas, mientras que el dulce aroma de la literatura y el romance impregnan el aire. Es una jornada donde la cultura y el amor se entrelazan, en la que tanto catalanes como visitantes se sumergen en la tradición de regalar rosas y libros como muestra de amor y cariño. Es un día para celebrar la esencia de la cultura catalana, donde la historia y la leyenda se encuentran con la tradición y la modernidad.
¿De dónde viene la tradición de Sant Jordi?
Sant Jordi era un militar, nacido en Capadocia durante el siglo III, que sirvió bajo las órdenes del emperador Diocleciano y se alzó como un símbolo de resistencia al rechazar perseguir a los cristianos.
Según algunos relatos, su sufrimiento se extendió durante siete años, enfrentando torturas como ser quemado, cortado en dos por una rueda de espadas e incluso envenenado por un mago, solo para resucitar en tres ocasiones. Esta narrativa extravagante ha sido desautorizada por el papa Gelasio en el año 496, aunque la veneración hacia el caballero continuó inmutable.
La leyenda de Sant Jordi se teje en torno a Montblanc, en Tarragona, donde un feroz dragón aterrorizaba al pueblo. La tradición dictaba que, por sorteo, una persona sería ofrecida como sacrificio al monstruo. Sin embargo, la intervención heroica de un caballero, identificado como Sant Jordi, acabó con la bestia, cuya sangre dio origen a las primeras rosas.
Aunque la leyenda se remonta al siglo X, el vínculo entre Sant Jordi y la celebración actual está, estrechamente, relacionada con los libros y las rosas. De hecho, desde el siglo XIV, su popularidad se ha extendido a regiones como Mallorca, Cataluña y Aragón, donde en el 1984 se declaró el 23 de abril como el 'Día de Aragón'.
Origen de Sant Jordi y fechas
En el siglo XV, en Barcelona, ya se celebraba una feria de rosas en honor a Sant Jordi. Principalmente, acudían parejas de novios o de casados, lo que sugiere que la tradición de regalar rosas se remonta a esta festividad, celebrada en el Palau de la Generalitat.
En cuanto a la festividad vinculada al libro, su origen se remonta a los años 20 del siglo pasado. Vicent Clavel i Andrés, escritor valenciano y director de la editorial Cervantes, propuso a la Cámara Oficial del Libro y al Gremio de Editores y Libreros la organización de una fiesta para promover la lectura en Cataluña. Esta iniciativa se materializó el 7 de octubre de 1927.
Durante la Exposición Internacional de Barcelona en el año 1929, los libreros decidieron unirse y llevar sus actividades a las calles, montando puestos para presentar novedades y así fomentar la lectura. El éxito de esta acción llevó a cambiar la fecha de la celebración, estableciendo el Día del Libro -el 23 de abril-, coincidiendo con la muerte de dos grandes literatos: Cervantes y Shakespeare.
La trascendencia de esta celebración ha sido tal que en el 1995, la Conferencia General de la UNESCO declaró el 23 de abril como Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor en honor a esta tradición catalana.