Se cumplen 30 años de la liberación de Maria Àngels Feliu, la 'farmacéutica de Olot' secuestrada durante 492 días
- Feliu estuvo casi 17 meses encerrada en condiciones inhumanas, en un diminuto espacio que no le permitiría ni tumbarse, ni ponerse de pie
- La mujer pertenecía a una familia muy rica de la provincia de Girona y sus secuestradores esperaban cobrar un rescate millonario.
Noticias relacionadas
El 27 de marzo de 1994, coincidiendo con un Domingo de Ramos, Maria Àngels Feliu, la popularmente conocida como farmacéutica de Olot (Girona), apareció desnutrida, desaliñada y tapada con una manta en una gasolinera de la entonces N-152 (ahora C-17) en Lliçà de Vall (Barcelona). La mujer, que por entonces tenía 36 años, llevaba 492 días de cautiverio en un húmedo zulo de metro y medio en Sant Pere de Torelló.
Feliu estuvo casi 17 meses encerrada en condiciones inhumanas, en un diminuto espacio que no le permitiría ni tumbarse, ni ponerse de pie. La secuestraron poco sobre las 21.00 horas del 20 de noviembre de 1992, después de que Maria Àngels saliera de la farmacia donde trabajaba y tomara una copa con su hermana y unos amigos. El móvil del secuestro siempre fue económico. Feliu pertenecía a una familia muy rica de la provincia de Girona y sus secuestradores esperaban cobrar un rescate millonario.
Su "carcelero" la liberó
El policía local Toni Guirado, junto con otro agente, Pep Zambrano, –un drogadicto que se suicidó en 1997-, y un amigo suyo de Camprodón (Girona), Josep Lluís Paz, alias 'Pato', fueron los tres hombres que la raptaron y la condujeron al zulo de Sant Pere de Torelló (Barcelona). Una estancia ubicada en el sótano de la casa de otro de los secuestradores, un vigilante municipal, Ramón Ullastre.
En el juicio, que se celebró en entre noviembre de 2002 y febrero de 2003, la farmacéutica explicó tenía que hacer sus necesidades en un cubo, dormía sobre un colchón mojado en el que le picaron todo tipo de insectos, y tuvo de "carcelero" a Sebastià Comas, alias 'Iñaki', a quien llamó "el menos malo de los malos".
Con 'Iñaki' fue con quien tuvo más contacto, porque era quien le daba de comer –sólo le daban algunos días a la semana-, quien la vigilaba y acompañaba bajo tierra; el tiempo fue pasando y el "carcelero" se cansó de su tediosa labor viendo que no cobraban el rescate. "Así que unilateralmente decidió liberarla", recuerda Carles Monguilod, el abogado de la mujer.
"Fue un milagro que sobreviviera"
Maria Ángels Feliu llegó a desarrollar un posible síndrome de Estocolmo con 'Iñaki', asegura el letrado. "Era quien le daba conversación, el que le daba de comer, el que la trataba incluso con cariño; dependía de él, era su conexión con la vida", detalla. Fue él quien, la madrugada del 27 de marzo de 1994 la dejó en la gasolinera de Lliçà.
Aquel día 'Iñaki' vio un partido de fútbol, consumió alcohol, estaba contento y decidió que había llegado el momento. Le dio dos monedas de 100 pesetas y una de 25 y hacia las tres de la madrugada la liberó. Feliu, muy desorientada, le dijo al empleado de la gasolinera que era la farmacéutica secuestrada y tras pedirle ayuda quiso comprarse una bebida.
Inicialmente el trabajador pensó que era una mendiga, pero su trato educado y un anillo de brillantes hicieron que llamara a la policía. La Guardia Civil la llevó al Hospital de Sant Pau de Barcelona y los médicos confirmaron su identidad. Ahí le dijeron que estaba bien física y mentalmente, pero necesitaba reposo. "Fue un milagro que sobreviviera", exclama Monguilod en una entrevista con Efe.
No quiso la indemnización de sus secuestradores
Cinco años después de la liberación, el 10 de marzo de 1999, llegaron las detenciones de los secuestradores Toni Guirado, Ramón Ullastre y su mujer, Montserrat Teixidor, de José Luis Paz 'Pato', Sebastià Comas 'Iñaki' y Juan Manuel Pérez Funes, en aquel momento entrenador de fútbol del primer equipo de la Unió Esportiva Vic, que acabó absuelto.
Antes del juicio Mari Àngels, recuerda su letrado, "sufría por si Iñaki no tenía una buena defensa". Finalmente, la Audiencia de Girona condenó a Guirado y a Ullastre a 22 años y 4 meses de cárcel, a Teixidor a 18 y 3 meses, a 'Iñaki' a 17 años y a 'Pato', a 14 y 7 meses.
Feliu no quiso la indemnización de sus secuestradores. Dijo que "seguro que tenían hijos que necesitarán ese dinero", si bien finalmente sí aceptó algunos miles de pesetas que le encontraron a Ullastre en Andorra, dinero que donó al geriátrico La Caritat de Olot. "Lo que sí cobró, porque le hicieron mucho daño, fue 150 millones de pesetas -unos 93.000 euros- que Antena 3 tuvo que pagar como responsable civil porque sus tertulianos insistían en decir que había fingido su secuestro", recuerda su letrado.
A punto de cumplir 66 años
En la actualidad, 30 años después de su liberación, Mari Àngels Feliu, que en septiembre cumplirá 66 años, sigue regentando la farmacia familiar con su hermana en Olot. Desde la celebración del juicio, no ha vuelto a coincidir con ninguno de sus captores y, a pesar de que cuando salió, según los forenses, padecía las mismas secuelas que los presos de los campos de concentración nazis, hace mucho tiempo que ha conseguido recuperar la normalidad en su vida.
Ahora, asegura su letrado, Maria Àngels Feliu quiere "seguir en el anonimato del que le gustaría no haber salido nunca".