La sangría de los embalses de Cataluña no se detiene. Muestra de ello es este mes de febrero, cuyas lluvias tampoco han logrado ni siquiera aliviar la falta de agua en la comunidad, que justo cumple un mes en emergencia por sequía: las reservas de las cuencas internas han caído un punto porcentual y se sitúan en el 14,6%, con 101 hectómetros cúbicos de agua.
Después de un enero extremadamente seco y a pesar de las precipitaciones que han caído sobre las cuencas internas en febrero, las cantidades son tan mínimas que tienen un impacto nulo en las reservas.
A punto de caer por debajo de los 100 hectómetros cúbicos
El mes de febrero arrancó en Cataluña con el president, Pere Aragonès, y el cuestionado conseller de Acción Climática, David Mascort, anunciando la entrada en vigor de las restricciones por la fase de emergencia. Por su parte, los pantanos que abastecen al 80% de la población catalana se situaban en el 15,7%, con 109 hectómetros cúbicos (hm3) de agua.
A día 29 del mismo mes, las reservas han caído al 14,6%, habiendo perdido ocho hm3. En la misma fecha hace un año, las cifras duplicaban a las actuales, cuando las cuencas internas contaban con un 27,7% de reservas y 192 hectómetros cúbicos de agua; la media de la última década se situaba cerca de los 490 hm3, casi cinco veces más.
Cuando las reservas caigan por debajo de los 67 hectómetros cúbicos, se declarará la fase dos de la emergencia y se reducirá a 180 litros el consumo máximo por persona y día; cuando lleguen a los 33, Cataluña entrará en el estadio tres, y la restricción será de 160 litros y los gimnasios deberán cerrar sus duchas, por ejemplo.
La población catalana consume un hectómetro cúbico al día, por lo que si el abastecimiento dependiera completamente de las reservas actuales, quedarían 102 días de agua; sin embargo, en torno a la mitad del agua gastada procede de procesos de regeneración y desalinización y no de las cuencas internas. Además, el Gobierno prepara el envío de agua en barcos desde Valencia en verano.
Emerge el puente medieval de Sau
Unos valores que reflejan la gravedad de la situación, aunque un simple vistazo al agonizante pantano de Sau ya es suficiente para comprobar la regresión del agua, actualmente a un paupérrimo 1,18% de su capacidad.
Si bien la antigua iglesia emergida ya ha suscitado el interés de los curiosos hasta el punto de que la Diputación de Barcelona ha alertado de los riesgos de acercarse demasiado, esta semana ya ha emergido el puente medieval del pueblo inundado por la presa.
A expensas de las nevadas y el deshielo de marzo
A pesar de las precipitaciones que han caído sobre las cuencas internas, las cantidades son mínimas como para aliviarlas, reconocen fuentes del Meteocat, que esperan que las nevadas de marzo en el Pirineo sí sirvan de algo: "Hacia finales de marzo, deberemos ver si el deshielo ayuda a reponer algo de agua en los embalses, pero ha nevado muy poco".
Sea como fuere, debe llover durante mucho tiempo y de forma abundante para revertir la extrema aridez del terreno: la vegetación está tan seca que no filtra el agua hacia las cuencas.
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