El Mercado de La Boquería de Barcelona ha instalado cámaras de videovigilancia que permiten leer el rostro tras sufrir problemas de seguridad el año pasado. El monumento turístico, que visitan ocho millones de personas al año, ha cambiado de empresa de vigilancia tras varios incidentes, como robos a los turistas y un conato de agresión sexual el año pasado.
Ha ocurrido recientemente, en la última licitación del Instituto Municipal de Mercados de Barcelona (IMMB) para La Boquería fallada hace unos días, que externaliza la vigilancia a Sentry por 1,1 millones de euros para los cuatro próximos años.
Cámaras de alta resolución
¿Cuál es la novedad del contrato? Según explican fuentes consultadas, la principal aportación son las cinco nuevas cámaras de videovigilancia con resoluciones de 500 píxeles por metro, que permiten "identificar a una persona más allá de cualquier género de dudas". Estos dispositivos tienen una resolución de 80 píxeles/rostro, lo que, en efecto, abre la puerta a identificaciones de sospechosos.
Las unidades se colocarán en varios sitios de la instalación, una de ellas en la zona del nuevo Bar Pinotxo, ahora renombrado como Mitic Bar. Dos más vigilarán las plazas --con rotación de 360 grados--, otra la zona de dirección y una última, el montacargas.
Nueva empresa
Las mejoras las deberá implementar la nueva contratista, Sentry, a quien Mercados ha confiado la custodia del icónico mercado, el mayor de Cataluña y también el más visitado.
La firma sustituye a Seguridad Preventiva 4 (SP4), la histórica firma de servicios de prevención del Ayuntamiento de Barcelona que fue a concurso de acreedores y ha terminado absorbida por BMS y perdiendo algunos contratos clave. Uno de ellos, el de La Boquería.
Robos y una agresión sexual
Tenga que ver o no, SP4 también tuvo que lidiar con episodios poco edificantes en la instalación. El más común de ellos tiene que ver con los robos a turistas y, también, a paradistas del Mercado.
El más notorio tuvo lugar en agosto de 2023, cuando hubo una detención por presunta agresión sexual a una trabajadora del equipamiento en la zona de la plaza de La Gardunya cuando ésta se dirigía a abrir su puesto. El hecho provocó una reacción de los comerciantes, que pidieron más seguridad.