Exterior del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona / VALL HEBRON

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Vida

Un niño se abrasa la mano en un colegio de Barcelona y los padres denuncian al centro por negligencia

El menor, de tan solo 8 años, lleva más de 20 días ingresado en la UCI del Hospital Infantil del Vall d'Hebrón, donde ha tenido que ser sometido a varias intervenciones quirúrgicas

14 febrero, 2024 16:01

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El juzgado de instrucción 32 de Barcelona ha ordenado investigar las graves quemaduras que sufrió un niño de 8 años en la Escuela Taiga de Barcelona. El menor, que padece un Trastorno del Espectro Autista (TEA) y una discapacidad del 82%, lleva 20 días ingresado en la UCI del Hospital Infantil del Vall d'Hebrón, donde ha tenido que ser sometido a varias intervenciones quirúrgicas para intentar recuperar la movilidad y el tejido de la mano afectada.

Tras la denuncia interpuesta por los padres, representados por el bufete Vosseler Abogados, la autoridad judicial autorizó la apertura de diligencias, que corren a cargo de la Unidad de Investigación de la comisaría de Mossos d’Esquadra de Sarrià - Sant Gervasi.

La escuela asegura que fue un accidente

Los hechos, según han explicado los abogados de la familia, sucedieron el pasado 15 de enero, cuando el niño se encontraba en las instalaciones de la Escuela Taiga, un centro especializado en la educación de niños con necesidades especiales. Tal como consta en la denuncia, el menor se encontraba en el comedor del centro educativo cuando defecó y se manchó con sus heces.

En ese momento, los dos monitores llevaron al pequeño al aseo del comedor y, tras ponerse guantes de látex, intentaron limpiar al niño, que se resistió. Fue entonces, durante en el forcejeo entre los dos adultos y el niño (de 25 kilos, según apuntan fuentes próximas al caso), que accidentalmente movieron el grifo del baño, que pasó a verter agua ardiendo, abrasando la mano del pequeño.

Los monitores por su parte argumentan que no percibieron el calor porque llevaban los guantes de látex puesto. Crónica Global se ha puesto en contacto con la dirección de la Escuela Taiga, cuya directora, María José Pujol, ha asegurado “que fue un accidente” y que “están totalmente desolados”.

Operado de urgencias

Tras una primera cura en el Hospital de Vall d’Hebrón, los padres volvieron a llevar a su hijo a dicho centro hospitalario – referente, entre otros motivos, por su unidad de quemados – al comprobar que el niño había empeorado. Las heridas le provocaron un gran malestar general, con vómitos y somnolencia.

Imagen de un quirófano del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona

Imagen de un quirófano del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona Cedida

Fue en esta segunda visita, cuando los facultativos de la unidad de quemados comprobaron la gravedad de las heridas. El pequeño, de tan solo 8 años, quedó ingresado entonces en la UCI del hospital, donde sigue estando en la actualidad. Desde que los médicos decidieron dejarlo interno en la unidad de cuidados intensivos, el menor ha tenido que ser intervenido en varias ocasiones para reconstruirle parte de la mano con injertos de piel de otras zonas de su cuerpo.

El hospital prefiera no pronunciarse

Según explican los padres, tanto la doctora como la enfermera que atendieron a su hijo pusieron en duda que las heridas fuesen provocadas solo por escaldarse con agua caliente. Apuntando, además, que el pequeño es sensible a los estímulos externos y siempre, instintivamente, “retira las manos del agua a la que esta sube o baja ligeramente de temperatura”.

 No obstante, el Hospital prefiere no ofrecer declaraciones al respecto. “Como se trata de un caso bajo investigación, preferimos no pronunciarnos”, han trasladado a esta redacción.

 Lejos de ser considerado un accidente

Para Mónica Santiago, directora ejecutiva de Vosseler Abogados, lo que ha ocurrido en la escuela de educación especial Taiga pone de manifiesto “que todavía nos queda muchísimo por estar a la altura de la atención que necesitan las personas con necesidades especiales”. Además, para Santiago “los hechos están muy lejos de considerarse accidente, sino que es un atentado directo a la integridad física de un menor de 8 años con TEA y discapacidad del 82%”.

Tanto los padres como sus abogados pretenden “llegar hasta las últimas consecuencias para depurar todas las responsabilidades necesarias y hacer justicia ante situaciones tan lamentables como estas”.