El pantano de Sau ha tocado mínimos. Es el más seco de Barcelona y está al 5,1% de su capacidad por la extrema sequía que vive Cataluña. Hace meses que ha emergido el antiguo pueblo de Sant Romà de Sau, inundado cuando se construyó la presa en 1962 y que ahora se ha convertido en un punto turístico.
La falta de lluvias y una previsión meteorológica que indica que tampoco llegarán en breves condena a este pantano a quedar prácticamente reducido a lodos. Los expertos recuerdan que no se puede usar toda el agua que se acumula, ya que en la base del embalse se acumulan lodos.
Los fangos, los retos de los pantanos
Los fangares suponen un verdadero reto para los pantanos. De hecho, eliminarlos suele ser la parte más compleja de las limpiezas periódicas que se realizan ya que en las situaciones más extremas limita al 40% su capacidad real.
Ahora, tras meses de ausencia de lluvias en las cabeceras o lugares de captación de la red Ter-Llobregat, en Sau sólo prácticamente sólo quedan los lodazales. Y, tal y como advierten los expertos, lo inutiliza.
Limitar el agua que consumen los privados
Es la cara más extrema de un sistema hídrico, el de las cuencas internas de Cataluña, que ha tocado el punto más bajo de toda la serie histórica. Está al 16,1% de su capacidad total y las restricciones irán a más en una semana, tal y como ha avanzado el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, cuando se entre en el estado de riego extremo.
Cabe recordar que este sistema, el Ter-Llobregat, es el que abastece de agua potable a la inmensa mayoría de la población de Cataluña. Lleva un recurso básico a la ciudad de Barcelona y a un área de influencia que llega hasta la parte sur de la provincia de Girona. Es decir, a unos siete millones de personas.
Susqueda, la mejor cara del sistema Ter-Llobregat
Sau es el pantano más vacío de la red. En contrapartida, el que tiene más agua es el embalse de Susqueda, que está al 21% de su capacidad. Con todo, las previsiones para este pantano tampoco son optimistas. Necesita que lleguen las lluvias para recuperarse, aunque con menos urgencia que el resto de infraestructuras del sistema hídrico.
El Gobierno de la Generalitat espera las precipitaciones para superar el principal reto de gestión actual. El president incide en limitar el consumo como principal medida para evitar el gasto de agua innecesario, aunque esta realidad choca con la denuncia que se hace desde el municipalismo sobre las fugas de agua sin reparar que hay en diversos puntos del área metropolitana de Barcelona.
Una fuga de agua de 20 años en Badalona
Badalona es uno de ellos. El ayuntamiento liderado por Xavier García Albiol (PP) ha instalado en una finca privada una tubería de unos 70 metros para recuperar parte del agua potable que se perdía por una fuga de una tubería de la empresa pública Aigües Ter-Llobregat (ATL, la antigua ATLL).
Por esta fractura se pierden unos 180.000 litros diarios de agua en la Riera de Canyet, y no es una incidencia nueva. Hace 20 años que la Administración Pública tiene constancia de la fuga y se resiste a repararla.
La actuación del consistorio es provisional y sólo busca que el agua no vaya al circuito freático, pero incluso desde el equipo de gobierno local se insiste a los gestores de ATL -la Agencia Catalana del Agua (ACA), ya que es una empresa pública que depende de la Generalitat- que priorice una intervención urgente que lleva años en espera.
Pérdida de agua en Santa Coloma
En la vecina Santa Coloma de Gramenet ocurre algo similar. Hace “más de 40 años” que una tubería que pasa por debajo de tierra tiene fugas, tal y como explican desde el centro cultural del barrio de Les Oliveres a EFE. Sebastián, uno de los responsables de esta entidad, señala que hace años que se busca cuál es el punto por donde sale agua, pero “no dan con ellas”.
Está claro que existe, ya que por esta zona se puede ver agua por la calle “día y noche”. De nuevo, se apunta a una dejadez por parte de la Generalitat en cambiar toda la tubería.
120 millones para reparar fugas antiguas
El actual episodio de sequía propició que el gobierno de Pere Aragonès lanzara una convocatoria de ayudas públicas para reparar fugas. Estaba dotada con 50 millones de euros y los municipios catalanes presentaron un total de 700 solicitudes para reparar los puntos por se tiene constancia de que se pierde agua.
Esta realidad ha obligado al Govern a incrementar en un 140% el total de la partida inicial, que ahora llega a los 120 millones. Y todo ello, para reparar fugas que se conocen. Se remarca que son fondos para revertir puntos de la red que ya están localizados desde hace años, pero no implica que se investigue otros que se sospechan, pero no están acreditadas.
Una década sin inversiones en el ACA
Todo ello, entre las críticas a la Generalitat por la forma en que se hace frente a la sequía. Se afea que sólo se planifique cómo se va a limitar el uso de los recursos hídricos a los privados sin mirar a largo plazo, con la proyección de inversiones para evitar episodios futuros.
La ACA lleva una década sin nuevas iniciativas para reforzar la red y, ahora más que nunca, se exige un plan para evitar un nuevo episodio de carencia de agua en el futuro.
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